Place de la Concorde, 11 noviembre 2012. Foto JPQ.
Valery Giscard d’Estaing teme que una de las grandes joyas del patrimonio histórico nacional se convierta en un zoco turístico “multicultural”.
[ .. ]
El presidente Hollande ha decidido que el legendario edificio del Hotel de la Marina, en la no menos histórica plaza de la Concorde, deberá convertirse en “faro museístico” nacional. La primera planta estará consagrada a presentar lo más selecto del gran patrimonio histórico, artístico y cultural. La planta baja debiera convertirse en “vitrina” de gastronomía y el “arte de vivir” francés.
Se trata de una metamorfosis radical de uno de los monumentos más emblemáticos del patrimonio urbanístico nacional. El Hotel de la Marina, construido a finales del XVIII, ya sirvió de museo de las armaduras reales y el gran mobiliario del Antiguo Régimen.
Ese majestuoso inmueble se encuentra frente al lugar exacto donde se instaló la guillotina durante el Terror de la Revolución de 1789-93. Incontables grabados han inmortalizado la decapitación de Luis XVI y su esposa, entre otros millares de hombres y mujeres condenados a la guillotina. Siempre aparece al fondo, en ese grabado, el mismo e inmortal Hotel de la Marina, que ha sido, desde hace medio siglo corto, una dependencia de la marina francesa.
Tras la decisión (Sarkozy) de crear un “Pentágono a la francesa”, integrando en un solo edificio todos los ministerios de la defensa y la seguridad nacional, Valery Giscard d’Estaing presidió una comisión que propuso la consagración del Hotel de la Marina en “faro” museístico nacional. Hollande ha confirmado tal propuesta, aportando un matiz conflictivo: siguiendo los consejos de varios grupos influyentes (cocineros ilustres, distribuidores), Hollande ha prometido que los bajos de ese inmueble neoclásico estará consagrados a la “promoción” del “arte de vivir”, la gastronomía y la viticultura francesa. Es una manera grandilocuente de anunciar la conversión de los bajos del Hotel de la Marina en híper de gran lujo publicitario.
Giscard ha puesto el grito en el cielo, dejando caer: “Un proyecto de ese tipo es ofensivo para la dignidad nacional. Sería poner de manifiesto, de manera espectacular, la decadencia de Francia. Algo sencillamente aterrador: convertir un edificio histórico en un mercadillo de productos agrícolas y regionales, algo espantoso. La gente no viene a París a comer “perritos calientes” ni bocatas con fritanga”.
Casi todo está dicho. Giscard teme que una de las plazas más emblemáticas de la historia de Francia termine convirtiéndose en un mercadillo “cosmopolita”. En verdad, esa metamorfosis ya está en marcha. En la Concorde han comenzado a proliferar los “velo taxis” y los puestos de bebidas refrescantes, alejados del majestuoso Hotel de la Marina. Por ahora.
Pop alimenticio, esquina Concorde / Tuileries – Tullerías.
Metamorfosis de la Concorde, París.
París by night… Anocher, en la Concorde.
El Terror, la guillotina, Luis XVI, Tarradellas y los inmigrantes, en la Concorde.
La Concorde, París, el Terror y la sinfonía de la gran ciudad.
Ella tenía cita en la plaza de la Concorde.
París, Proust. Charlus en la Concorde, antesala del Infierno.
Señor con perro en la plaza de la Concorde / guillotina.
Una modelo, plaza de la Concorde.
Laura says
Ácido e intelligente. La alcaldía de París no le comprara ni una foto.
txema says
Si parece que el actual presidente es mas glotón y le gustan los placeres de la vida cuando lo comparas con la cara de asceta y grecoriana del antiguo presidente. Todo sea por el pueblo.
salud
JP Quiñonero says
Laura, Txema…
Laura,
Sutil e inteligente observación. Efectivamente, tampoco en Barcelona me comeré una rosca.
Txema,
Está bien vista la cosa, si. Quizá ese fue uno de los secretos de la victoria de Hollande: una normalidad que parecía más próxima al resto de los mortales, si,
Q.-
luis says
El olvido del que usted nos hace partícipe con sus series fotográficas. Habrá que buscarles otros usos.
http://www.cambio16.com/actualidad/los-lugares-abandonados-mas-sorprendentes/
JP Quiñonero says
Luis,
Bello reportaje, oye. Se agradece,
Q.-