Esquina Rennes / St.Germain, 18 y 23 julio 2013. Foto JPQ.
Picasso desbrozó y abrió el camino que hoy siguen Armani, Ralph Lauren, Céline, Gucci, Moncler, Fendi, Givenchy, Dior, etcétera.
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St.-Germain, 19 mayo 2010. Foto JPQ.
Lujo, alta costura, moda y artes de vivir se exponen en grandes mansiones aristocráticas, para mejor vender a precio de oro las chucherías que embellecen (¿?) la vida del dinero nuevo cosmopolita.
Cuando Francia decidió exponer la más fabulosa colección pública y privada de obras de Picasso, donadas para pagar una herencia descomunal, se decidió construir un museo de nuevo cuño, instalado en una residencia aristocrática del siglo XVIII, el Hôtel Salé, antigua propiedad de un afortunado recaudador de impuestos: Picasso, reinstalado en el museo clásico. Ese modelo -utilización de la gran arquitectura urbana de los siglos XVI al XVIII para exponer arte y moda contemporánea- se ha transformado en un filón excepcional para grandes modistos y creadores de estilos de vida para las nuevas aristocracias (¿?) del dinero cosmopolita.
Céline, por ejemplo, decidió abrir sus nuevos salones en otra legendaria residencia aristocrática, el Hôtel Colbert de Torcy. El gran lujo y arte de vivir aristocrático del siglo XVII al servicio del prêt-à-porter de lujo del siglo XXI. Ralph Lauren ya se instaló hace años en la antigua residencia aristocrática de un intendente de la corte de Luis XV, en un bulevar Saint-Germain que ya era vía de hoteles aristocráticos mucho antes que llegasen los nuevos ricos proustianos, a finales del XIX y principios del XX. Armani y Ralph Laurent han conquistado ese barrio para sus escaparates.
Siguiendo esa nueva vía de exposición del lujo, Fendi, Moncler, Gucci y Givenchy, se han insalado en la rue / calle des Archives, que ya fue una calle donde solo vivía la más alta aristocracia del siglo XVII, en el corazón del barrio del Marais. Hace años, los gestores urbanos de ese barrio imaginaron una suerte de Soho parisino, especializado en nuevos estilos de vida. La evolución del Museo Picasso, en el corazón del Marais, y el precio del metro cuadrado, han aconsejado un nuevo salto cualitativo. El gran lujo tradicionalista queda para la Avenida Montaigne y el Faubourg Saint-Honoré (la calle del palacio del Elíseo), donde están todas las direcciones más indicadas para señoras respetables que pasan de los cincuenta, con un poder adquisitivo de grandes señoronas clásicas. El Marais y el nuevo Saint-Germain (donde “reinan” Armani y Ralph Lauren) se dirigen a un público con el mismo poder adquisitivo, pero un poco más joven.
En la esquina Rennes / Saint-Germain, Armani tiene una de las vitrinas más cotizadas de París: sus escaparates reflejan la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde comenzaron las relaciones España / Francia, la encrucijada urbana más cara de París: Saint-Germain-des-Prés y el origen de las relaciones España / Francia. Una esquina inmortalizada por los directores de la Nouvelle Vague, la esquina donde el joven Jean-Luc Godard imaginó las locuras de su primera película, À bout de souffle (Sin aliento). Cosas de la historia del cine y la marcha de la historia de la moda.
A doscientos metros cortos, no lejos del hotel donde don Antonio Machado vivió su íntima tragedia con Leonor, el gran amor de su vida, Ralph Lauren ha “vestido” sus trapos, corbatas y ropa de andar por casa con un restaurante donde los señores que pagan las chucherías de las señoras y señoritas pueden tomar una copa y / o un bocata, esperando. “¿Qué se come aquí?” le pregunto a un señorín con librea de negro de una vieja mansión del Este americano de antes de la guerra civil inmortalizada por Lo que el viento se llevó. “La especialidad de la casa -me responde- son las hamburguesas. La que tiene más éxito es la Ralph double bourguer. 38 euros. Le encantará”. “¿No hay nada más ligero?”. “Entre las turistas japonesas tienen mucho éxito nuestra ensalada de melones de Long Island. 22 euros”. “¿No hay nada con melones de Almería?” “¿Almería?… Nooo… También tenemos una ensalada con gambas de Madagascar. O, si lo prefiere, los cangrejos de Maryland”.
Carta y precios a la altura de la sensibilidad y bolsillo de un corresponsal diplomático o un intrépido reportero cosmopolita como Dios manda, claro está.
Saint-Germain.
Metamorfosis de Saint-Germain-des-Prés.
Picasso, reinstalado en el museo clásico.
Quiñonero, inmortalizado en el nuevo Museo Picasso.
Retour à l’ordre de Picasso, en su museo.
Saint-Germain-des-Prés y el origen de las relaciones España / Francia.
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