Cuento de hadas endemoniadas: Juana de Arco condena a la hoguera a su padre.
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El duelo a primera sangre política entre Jean-Marie y Marie Le Pen se ha transformado en un intercambio de públicos navajazos verbales que puede terminar en parricidio político.
Presidente fundador y líder histórico del Frente Nacional (FN, extrema derecha), Jean-Marie Le Pen anunció a última hora de la mañana del jueves su candidatura a la elección presidencial de 2017. Era una manera de abofetear políticamente a su hija y heredera.
Apenas seis horas más tarde, Marine Le Pen anunció el lanzamiento de un “procedimiento disciplinario” contra su padre, acusado de “violar” las normas políticas de su propio partido. Tras el anuncio, la hija del presidente fundador del FN pidió a su padre que “abandonase la vida pública”.
Esas escaramuzas verbales solo son la parte visible de una marea negra, o parda, según se mire, de inmenso calado personal, familiar y político.
Jean-Marie Le Pen (87 años) estima que su hija Marine (47 años) ha traicionado el proyecto histórico de la extrema derecha francesa. Y ha dejado decir a sus amigos de la revista Rivarol que “Marine ha convertido el FN en un club gay”.
Marine Le Pen, por su parte, intenta recentrar el partido fundado por su padre, para convertirlo en un partido populista y de extrema derecha, sin duda, pero alejado de los temas “históricos” que hicieron famoso a su padre, de un tufo neonazi bastante explícito.
La llegada de varios homosexuales notorios a la cúpula dirigente del FN fue la “gota” que hizo desbordar el “vaso” de la escasa paciencia de Jean-Marie Le Pen, que decidió anunciar por su cuenta y riesgo su candidatura a la presidencia de la región PACA (Provenza, Alpes y Costa Azul). Su hija lo desmintió inmediatamente, comenzando el duelo en curso, a navajazos verbales.
A juicio de Marie Le Pen, lo “sensato” sería que su padre abandonase “dignamente” la vida política para tomarse “un merecido descanso”. El padre, por el contrario se considera traicionado por una hija que parece dispuesta a consumar una ejecución pública.
Padre e hija son personajes con mucho color y un “verbo” muy colorista, crudo y brutal, por momentos. Martine confirmó a Le Figaro la “ruptura definitiva” con su padre, que se ha embarcado en una peligrosa carrera hacia ninguna parte.
Si Jean-Marie Le Pen no se “desdice” y “renuncia” a la vida política, su hija ha pedido someterlo a un “castigo disciplinario”. Curtido en la tortura y la guerra sucia, durante la guerra de Argelia, Jean-Marie Le Pen no es hombre de “renuncias”. Su duelo a navajazos verbales con su hija predilecta parece dirigirse hacia la ejecución sumaria, en público.
Hace años, Jean-Marie Le Pen comparó a su hija con Juana de Arco, heroína y mártir condenada a la hoguera. Marine Le Pen deberá recurrir a un castigo muy similar para intentar callar a su propio padre. Hoguera virtual, sin duda, en la escena pública, con derramamiento de la sangre audiovisual de un padre que se considera apuñalado por la espalda por su propia hija.
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