Jordi Amat, Barcelona, 15 mayo 2015. Foto JPQ.
Quienes estén interesados por el futuro de Cataluña, el futuro de España y el futuro de las relaciones Cataluña / España deben leer con urgencia este libro:
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El llarg procés. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937 – 2014) (Tusquets Editors) de Jordi Amat.
Por varias razones, básicas:
-Es la mejor si no la única historia completa y ecuménica del largo proceso del catalanismo político, entre 1937 y 2014, entre el Cambó que colaboró con Franco (hay muchos otros Cambó, claro está), Artur Mas y la ruptura de relaciones entre Artur Mas y Mariano Rajoy.
-Esa historia recuerda lo esencial: el inconcluso Proceso iniciado entre el 2011 y el 2012 tuvo muchos antecedentes y raíces; en verdad, el Proceso en curso es el fruto de otros, anteriores y distintos procesos, que es imprescindible conocer para intentar comprender algo, hoy.
-El nuevo rumbo (¿?) del Proceso, tras las elecciones municipales de día 24 de este mismo mes de mayo, ilustra de manera espectacular la diversidad de los procesos en curso. Procesos quizá complementarios, no siempre compatibles.
-Si Madrid (por resumir con una sola palabra muchos otros puntos de vista, no catalanes), si Madrid, digo, tuviese la tentación de creer que las elecciones municipales “entierran” el Proceso en curso, se equivocaría de trágica manera. Y debiera leer la historia de los distintos procesos. En verdad, sospecho que las próximas elecciones catalanas (¿el mes de septiembre que viene?) tampoco zanjarán de ninguna manera ningún proceso: quizá abran una nueva e imprevisible página de una historia que tiene milenarias raíces.
En definitiva, el catalanismo político historiado por Jordi Amat solo es el fruto, histórico, provisional, de una historia muy larga y compleja. Solo recordaré algunos jalones básicos: Aribau, la Renaixença, Maragall, Verdaguer, el Noucentisme, d’Ors, Pla, Prat de la Riba, Cambó, la Mancomunitat, la II República, Macià, Companys…
Jordi Amat ha escrito con una precisión ejemplar la historia de la lenta reconstrucción del catalanismo político del “interior” (la historia del catalanismo político en el exilio es otra historia, paralela, cómo olvidarlo), a partir del corazón mismo de la guerra civil y la inmediata posguerra, con nombres y capítulos igualmente esenciales: Cambó, Carrasco i Formiguera, Carles Riba, el semanario Destino, Vergés, Pla, Espriu, Serrahima, Benet, Solé Tura, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, Artur Mas…
Cataluña es incomprensible sin esa diversidad de sensibilidades políticas y culturales catalanas, antagónicas, con frecuencia. España es igualmente incomprensible sin el tortuoso diálogo ¿de sordos? entre esas sensibilidades y “Madrid”.
Ante la complejidad del Proceso histórico (los procesos, diría yo: comenzaron, en verdad, mucho antes, quizá con Boscán, que era catalán de Barcelona y escribía en el español de su época, para seguir con Pau Claris y la rebelión de los catalanes historiada de manera canónica por John Elliott, etcétera), grandes políticos catalanes (Cambó y Pujol, muy en particular) intentaron comprar amanuenses que escribiesen la historia de Cataluña a mayor gloria de sus respectivas personas y partidos. Tarea fallida y pasablemente policial: la cultura catalana (las culturas catalanas, diría yo) es / son hoy víctima / s de esa ingrata herencia del pujolismo cultural, parcialmente comprado con dinero público. Herencia que el presidente Mas ha enturbiado de muy mala manera, con el apoyo de una casta intelectual parcialmente sumisa al dictado del poder político, en detrimento de su independencia.
De la inexistencia de España.
Pla, Rodoreda, Porcel y la construcción de Cataluña.
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