Arenys, 6 diciembre 2014. Foto JPQ.
Entre los clásicos, quizá solo Josep Pla hace un análisis político que nos permite comprender la dimensión histórica de las crisis de España y Cataluña, hoy, tras las elecciones autonómicas y municipales del domingo 24 de mayo.
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Hago referencia, claro está, al ensayo La crisi de l’autoritat a Catalunya (Anàlisi d’un estat d’esperit), publicado originalmente en la Revista de Catalunya, volumen I, año I, nº 1, del mes de julio de 1924; recogido posteriormente en el volumen 32 de las obras completas de Pla, Prosperitat i rauxa de Catalunya (1977).
El análisis político del joven Pla de 1924 no tiene literalmente nada que ver con el conservadurismo que le prestan sus exégetas conservadores, o quienes lo han condenado al más dramático ostracismo político.
En verdad, la baja explotación del pensamiento político de Pla forma parte de la incultura cainita que está en la matriz última de todos los problemas españoles y catalanes.
En su ensayo, de una actualidad vertiginosa -incluso a pesar de la ganga histórica de un escrito político y periodístico de circunstancias-, Pla subraya lo esencial y bien actual: los pueblos pueden ser víctimas del mal funcionamiento, el mal entendimiento y el equilibrio inestable entre sus autoridades administrativas, sus autoridades políticas y sus autoridades sociales, cuando las hay, si es que llega a haberlas.
En esas estamos.
El concepto esencial de autoridad social, en la teoría política de Pla, es muy semejante al de arquitectura espiritual acuñado por Juan Ramón Jiménez. Mi libro De la inexistencia de España analiza esa carencia cultural sencillamente determinante, para comprender el vacío político de ayer y de hoy.
En el caso de Pla, la incomprensión y falta de entendimiento entre la autoridad administrativa, la autoridad política (cambiante y pasablemente sonámbula) y la autoridad social (cuando existe, si es que existe: y Pla denuncia, en ese terreno, el trágico vacío que nosotros seguimos sufriendo), crea sonámbulos archipiélagos de ciudades y pueblos huérfanos de una arquitectura política estable y eficaz, donde vivir en sociedad de manera menos rústica, atados nuestros pies a la tumba de un siempre inconcluso duelo a garrotazos.
¿Cómo no reconocer en ese análisis el rostro más torvo e inmediato de nuestras crisis paralelas, en España, en Cataluña, y en los incontables baldíos donde se repiten hasta la saciedad distintos y semejantes duelos a garrotazos, entre un rosario interminable de minifundios administrativos, políticos e ideológicos?
Pla, Rodoreda, Porcel y la construcción de Cataluña.
Josep Pla, la redención de la tierra y la construcción de un hogar.
El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
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