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El INFORME SOBRE MODIFICACIONES DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA al que hace referencia el presidente Rajoy se hizo público el 2006.
Han pasado once años.
Once años de oportunidades fallidas.
La financiación del Estado autonómico siempre fue motivo de incontables diferencias, que las sucesivas versiones de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA, en sus distintas versiones modificadas, de 1980 a 2009) no ha conseguido nunca asentar con un modelo vagamente perdurable: Un Frankenstein sonámbulo propaga el mal de todos los males de España.
El INFORME SOBRE MODIFICACIONES DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA del Consejo de Estado respondía a una “demanda” incipiente, que no ha dejado de crecer.
Entre el 2010 y el 2012, hubo varias oportunidades para intentar negociar una reforma de la Constitución y una reforma del modelo de financiación del Estado autonómico.
La ausencia de diálogo y visiones de futuro, entre los dos grandes partidos mayoritarios, PP y PSOE, solo contribuyó a consolidar un modelo político castizo: El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
La crisis económica y el inmovilismo político e institucional provocaron los estallidos de angustia social del Movimiento 15-M.
Han seguido pasado los años.
El Movimiento 15-M ha terminado dando los frutos que eran previsibles: El 15-M, en efecto, ha sembrado una realidad, nueva, futura, cuyos frutos vendrán más tarde, Del 15-M a los desahucios, El 15-M a las puertas de Barcelona.
Las elecciones municipales del 24 de mayo han confirmado de manera espectacular los frutos previstos hace cuatro años: Victoria del 15-M.
Y, repentinamente, con una década larga de retraso, PP y PSOE descubren una realidad que ellos mismos llevan muchos años intentando tapar con las alfombras sucias de la basura ideológica.
Unos y otros consideran ahora “posible” reformar la Constitución y reformar la financiación del Estado autonómico.
Reformas que llevan una larga década empantanadas y será mucho más difícil realizar, mañana.
Históricamente, PP y PSOE llevan poco menos de cuarenta años sosteniendo un interminable duelo a garrotazos. La aparición de Podemos y Ciudadanos los condena a ambos a nuevas formas de diálogo (¿?). El triunfo de una coalición PP – Ciudadanos o PSOE – Podemos no resolverá, mañana, ninguno de los problemas institucionales y económicos pendientes. Todas las partes parecen preferir el diálogo a garrotazos, maquillado con odio e ignorancia cainita.
“Diálogo” que atiza la incertidumbre y la angustia social donde han proliferado los movimientos asociativos / municipales que se han impuesto electoralmente en Barcelona y Madrid.
Reducir ese arco iris de incertidumbres a la logomaquia ideológica quizá sea la forma más castiza de la miopía y la ignorancia cainitas.
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