Mataró, carrer Onofre Arnau, 15 mayo 2015. Foto JPQ.
La gestión de los ayuntamientos y comunidades autónomas también deben cumplir con rigor del Pacto Fiscal Europeo.
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Rigor nada lírico, del que España puede aliviarse cuando quiera: será suficiente con que el gobierno de turno decida romper y salir de la UE y la zona euro. Mientras eso no ocurra, ayuntamientos y comunidades autónomas deben someterse a esa disciplina europea.
Los protagonistas de las recientes campañas electorales, municipales y autonómicas -prólogo a las elecciones catalanas y generales, por venir-, no se interesaron en absoluto por la dimensión municipal y autonómica del Pacto fiscal europeo, que impone de manera tan estricta una disciplina presupuestaria más o menos rigurosa, si es que llegan a cumplirse los compromisos del Estado español con la UE.
Inexistente el más mínimo interés por el marco europeo donde municipios, comunidades autónomas y Estado tienen hipotecado su futuro, al día de hoy, han sido más visibles y divertidas muchas otras expresiones de júbilo popular:
-El alcalde de una gran ciudad ha proclamado su admiración intacta por Fermín Salvochea.
-Un concejal ha jurado su cargo rescatando el Manifiesto comunista.
-Otros concejales difundieron -mucho antes de triunfar electoralmente- mensajes sociales de este tipo:
“Yo no puedo aseguraros que por torturar y matar a Gallardón se vaya a cambiar toda esta historia, pero por probar no perderemos nada”.
“Algún día sacaremos a los republicanos de las fosas y las llenaremos con perras voceras como tú, bastarda”.
“¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero”… Madrid y el floreciente mercado del odio criminal.
No sin cierta benevolencia, el profesor Santos Juliá, ha comentado esa última gracieta (¿?) de este modo:
Pero lo que pretende este tuit no es eso; es machacar, pulverizar, destruir las voces que nos llegan de aquel horror para convertirlas en cenizas de cigarrillos depositadas en el cenicero de un coche. Lo de menos es que rebase o no los límites de la libertad de expresión, que su contenido sea o no insultante, o que manifieste un gusto deplorable; todo eso, para el caso, es irrelevante. Lo que importa es que con ese procedimiento narrativo destruye la memoria del mal radical: el exterminio de judíos, así contado, es recibido con una carcajada por el público al que va destinado.
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¿habrían consentido ni por un instante sus compañeros de candidatura la presencia a su lado de alguien que hubiera difundido por las redes un chiste en el que los asesinados por una banda fascista en un despacho de abogados de Atocha hubieran aparecido como ceniza arrojada a un vertedero?, ¿lo habrían votado sus electores? … Destruir el recuerdo del ‘mal radical’, Santos Juliá, El País, 21 junio 2015.
Temo que Santos Juliá solo aborde con mucha cautela -evitando sacar las conclusiones prácticas que pudieran desprenderse de sus palabras- uno de los problemas esenciales de esa y otras manifestaciones políticas de cierto calado.
A mi modo de ver, hay otros aspectos inmediatos de tales manifestaciones de fragmentación cívica profunda:
-El arcaísmo de unas referencias culturales muy alejadas de la más inmediata y apremiante crisis, económica, muy cruda, que no se resolverá con evocaciones líricas del siglo XIX.
-El relativismo y descomposición moral de una sociedad que se ríe o asiste sonámbula a un patético deshilachamiento cívico y espiritual.
-La conversión de la basura y el odio en armas de ocupación de la escena pública, sonámbula y voluntariamente privada de resortes espirituales, morales, jurídicos e institucionales contra la difusión masiva de ese tipo de podredumbre cancerosa para los seres humanos y para la vida cívica… Madrid: “La locura es un pretexto más de control social”.
Tragedia en curso, que tiene bien históricas raíces:
Españoles educados para la pobreza.
Educados con el biberón de la crisis, la corrupción y la deuda.
Financial Times: España comienza a parecerse a Grecia.
Crece la desintegración social de los españoles, 2.
Crece la desintegración social de los españoles.
España y su nueva geografía política municipal, la más fragmentada desde el siglo XIX.
La nueva geografía política municipal de España vista por Goya.
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