Disparate ridículo.

“Esa amenazada comunidad de seres humanos unidos en la incertidumbre, condenados a cohabitar en la rama de un árbol que tiene enfermas sus raíces, quizá podridas, recuerda con ferocidad las pulsiones cainitas que se cernían sobre el Estado español a principios del siglo XXI…”.

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El PP cree ser el primer y mejor defensor de España, su unidad, etcétera… pero no encuentra aliados que compartan esa visión.

Ciudadanos también se considera defensor de una España más o menos unida, semejante, algo así. Sin saber quienes pudieran compartir su “visión” (¿?), conceptualmente aleatoria.

En tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra, el PSOE decía ser el mejor defensor de la unidad de España, así mismo. Años más tarde, existen varias visiones “socialistas” de la misma y distintas Españas, entre el “federalismo asimétrico” y “versiones” mucho más jacobinas, de contornos institucionales imprecisos.

Podemos dice tener una visión de España más “abierta” a “revisiones” de los “estatutos” y “problemas” de Cataluña y Euskadi. Nadie sabe quién, cómo ni cuándo pudiera compartir tales “proyectos”.

Entre las familias nacionalistas vascas existen dos o tres modelos “propios” y “españoles”, que oscilan entre una “república” (¿?) más o menos “socialista” y una revisión del estatuto vasco de contornos institucionales imprecisos, dejándose por “negociar” (¿?) una relación con España de geometría todavía desconocida.

Entre las familias nacionalistas catalanas, en curso de “metamorfosis”, tras el hundimiento faústico del proyecto que encarnó Jordi Pujol -uno de los más sólidos de la existencia histórica de Cataluña y España-, el “proceso” que dice aspirar a la “independencia” prosigue un rumbo cuyo destino se desconoce. Cuando el Estado controla el 74 % de la deuda catalana, la futura “geometría” de las relaciones Cataluña / Estado es una “pelota” / nebulosa conflictiva a muy largo plazo, agravada por la fragmentación de las clases políticas catalanas, españolas, etcétera.

En la mejor tradición castiza, nadie o casi nadie es capaz de negociar nada esencial con nadie o casi nadie.

En verdad, los problemas de fondo (organización territorial y financiación del Estado) tienen hoy una fisonomía muy semejante a la que tenían en el siglo XVII: “En cierto modo esta España plural puede considerarse como un regreso a la Monarquía compuesta de los Austrias”.

“España unida”… “¿Cuál de ellas?”.

De la inexistencia de España, nueva edición.

El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.

Goya, Quiñonero y las crisis de España, 4.

Goya, Quiñonero y las crisis de España, 3.

Goya, Quiñonero y las crisis de España, 2.

Goya, Quiñonero y las crisis de España.