Boulevard Voltaire, 12 noviembre 2016. Foto JPQ.
Un año después, Francia no ha salido del hoyo negro y profundo donde cayó tras las matanzas del 13-N 2015. Degradación última: conversión de la tragedia nacional en cita publicitaria de un cantante de gira promocional.
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Le Monde, 12 / 13 noviembre 2016. Marie Foviaux: “Crecí en la certidumbre profunda de que mi país me ofrecería siempre la garantía de vivir en paz y seguridad. Comprendí, a los 17 años, que todo eso era pura ilusión”.
Tras el maquillaje publicitario, ocultando con publicidad musical / audiovisual el triste espectáculo de la ciudad amedrentada, no cicatrizan las heridas políticas, sociales y culturales de año y medio de baños de sangre.
Las matanzas del 7 al 9 de enero 2015 (Charlie Hebdo, Vincennnes, hiper judío) precipitaron una formidable ola de patriotismo nacional: las fuerzas de seguridad del Estado eran ovacionadas por las calles, el himno nacional, La Marsellesa, estuvo de moda un trimestre corto.
Tras las matanzas del 13-N 2015, la unidad nacional apenas duró unas horas cortas. La guerra política sin cuartel estalló antes que fuesen identificadas todas las víctimas.
La matanza de Niza, el 14 de julio pasado, día de la Fiesta Nacional, cayó en un paisaje de grave crisis de identidad cívica.
La “sobriedad” de las conmemoraciones del 13-N son hoy la consecuencia de una grave fragmentación nacional. Las asociaciones de familias de las víctimas no han deseado “grandes manifestaciones”, para evitar la “manipulación política”. Presidencia, gobierno y oposición han sido “invitados” a dar muestras de “sobriedad” y pudor”. Le Monde ha publicado un análisis que presenta de este modo: “El fin de una ilusión política: la unión nacional contra el terrorismo”.
Las celebraciones oficiales se limitarán a lo estricto mínimo. Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y François Hollande, presidente, recorrerán todos los lugares de las matanzas, para depositar coronas de flores e inaugurar placas. Solo la Iglesia ha deseado dar al recuerdo una solemnidad particular: gran misa, esta tarde, en Notre Dame. Y oraciones públicas en un centenar de parroquias.
El recuerdo popular, en el lugar más emblemático, en el Bataclán, se celebró la noche del viernes con un concierto único de Sting, que no comenzó con buen pie. Antes de una hora de concierto, en el Bataclán, Sting consagró dos horas a la promoción de su nuevo disco, en una emisora de radio.
Presentado como una gran celebración de la vida contra la muerte, un recuerdo vital a la memoria de las víctimas, el concierto de Sting tampoco suscitó gran entusiasmo. Muchos heridos decidieron no aceptar la invitación. Muchas de las terrazas del barrio no abrirán durante todo el fin de semana. La lluvia y un impresionante despliegue de seguridad (policía, gendarmería y anti disturbios) daban a las inmediaciones del Bataclan, la tarde del viernes, los tonos de un paisaje oscuro y melancólico. De la ministra de la Cultura a numerosas personalidades políticas, el espectáculo debía ser el “prólogo” a las ceremonias del domingo. Pero los ánimos no estaban para la “fiesta” ni entre las familias de las víctimas ni entre la opinión pública.
Un 85 % de los franceses continúan considerándose afectados en distinta medida. Y un largo rosario de documentos y testimonios recuerdan las incertidumbres de fondo.
Una estudiante de Lyon, Marie Foviaux, escribe en Le Monde: “Crecí en la certidumbre profunda de que mi país me ofrecería siempre la garantía de vivir en paz y seguridad. Comprendí, a los 17 años, que todo eso era pura ilusión”.
Noumouké Sibidé -de origen malí, musulmán, crecido en los suburbios-, era el jefe de la seguridad del Bataclán, la noche del 13-N. No ha podido volver a trabajar. Sigue el tratamiento de un psicólogo militar. Muchos familiares y heridos siguen arrastrando un trauma trágico. Las relaciones de los 5 o 6 millones de musulmanes con el resto de sus compatriotas se han convertido en un problema de inmenso calado. Jérôme Ruillier y Fred Dewilde, dibujantes, han contado la profunda melancolía que viven las familias de las víctimas y todo el barrio del Bataclan.
La presencia de 11.000 soldados patrullando a toda hora por las encrucijadas estratégicas fue concebida para “tranquilizar” a la opinión: también introduce un factor “ansiógeno” permanente. La campaña de las próximas presidenciales todo lo convierte en arma política arromadiza, con un beneficiario único: el Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Marine Le Pen.
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Laura,
Si… la casa de discos de Sting está encantada. En una sola tarde, hizo dos horas de promoción en una cadena de radio privada. Y hora y media de Bataclán… la jornada de duelo nacional, telón de fondo de la promoción discográfica, en inglés, claro,
Q.-