François Fillon. Chez Françoise, 21 mayo 2014. Foto JPQ.

Le Monde y Liberation perciben el proyecto de este modo:

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Le Monde, 21 / 22 noviembre 2016.

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Liberation, 22 noviembre 2016.

ANGUSTIA SOCIAL CAPITALIZADA POR LA EXTREMA DERECHA

La victoria de François Fillon en la primera vuelta de las primeras elecciones primarias de la historia de la derecha anuncian una reorientación del pensamiento conservador francés: una ruptura con la “gesticulación” de Nicolas Sarkozy y el “inmovilismo” de Jacques Chirac.

La victoria masiva de Fillon en toda Francia anuncia una ola de fondo, enterrando a Sarkozy en un legado poco glorioso, dejando muy mermadas las esperanzas de Alain Juppé, alcalde de Burdeos, percibido como un conservador tradicionalista, con un programa poco “rupturista”, presentado con un “ecumenismo” que no afronta con claridad los grandes problemas nacionales: declive económico (deuda, déficit, bajo crecimiento, desindustrialización), pérdida de influencia en la escena internacional, inmigración y multiculturalismo rampante.

Ese arco iris de problemas provocan en la Francia profunda una angustia social sin precedentes, capitalizada, hasta ahora, por el Frente Nacional (FN, extrema derecha), el partido más votado por los obreros de Francia desde hace más de veinte años.

RECORTES NACIONALISTAS

El programa electoral de Fillon, hasta ahora, propone una revolución conservadora a la francesa, muy alejada de la revolución conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, durante los años 80 del siglo XX.

La pareja Thatcher / Reagan consumó una ruptura histórica contra el Estado providencia de su época, en nombre del liberalismo económico más puro. François Fillon propone recortar en unos 100.000 millones de euros el gasto público del Estado francés, para mejor defender los intereses nacionales, insensible a las sirenas liberales cosmopolitas.

François Fillon propone recortar en varias decenas de millares el número de los funcionarios franceses. Se trata de “recentrar” y “recentralizar” el poder del Estado, contra las administraciones autonómicas, devolviendo al Estado competencias e influencias nacionales, europeas e internacionales.

DEL “IMPERIO DEL MAL” AL DIÁLOGO PRIVILEGIADO CON MOSCÚ

Históricamente, Fillon fue hostil al Tratado de Maastricht, enarbolando una bandera de euro escepticismo moderado. Nada de romper con la UE y la zona euro. Defender los intereses nacionales, ante la UE y la Organización Mundial del Comercio. Esa “renacionalización” de la diplomacia francesa, propuesta por Fillon se completa con un re equilibrio de alianzas internacionales.

La revolución conservadora de la pareja Reagan / Thatcher tuvo una dimensión estratégica y militar de enfrentamiento y “respuesta” permanente contra la difunta URSS, el difunto “imperio del Mal”. Fillon propone exactamente lo contrario, volviendo a las fuentes de la diplomacia nacional del general de Gaulle: “restaurar” las relaciones privilegiadas con Moscú.

Sus adversarios intentan difamar a Fillon sugiriendo que el candidato conservador “está vendido” a Putin. La realidad quizá sea más prosaica: Fillon considera indispensable negociar con la Rusia de Putin unas relaciones privilegiadas para combatir la amenaza totalitaria islámica. Se trata de un punto capital de la posible diplomacia de Fillon.

CATÓLICO CULTURAL

Mientras Sarkozy y Alain Juppé no han ocultado una cierta tentación “acomodaticia” con el islam internacional, Fillon considera que la amenaza islamista es la gran amenaza totalitaria del siglo XXI. Y considera indispensable trabar nuevas alianzas (con Rusia, en particular) para combatir esa “amenaza global”.

La matriz última de todo el pensamiento político de Fillon es de naturaleza cultural. Católico practicante, sin estridencias, el candidato conservador aspira a restaurar las relaciones entre la derecha política y los católicos de Francia, muy deterioradas durante el liderazgo conservador de Nicolas Sarkozy.

Fillon es muy sensible a las llamadas de la Conferencia episcopal francesa, pidiendo un “diálogo franco” con musulmanes y judíos franceses. Pero considera indispensable la defensa más sustancial de los principios cardinales del conservadurismo nacional. Sin estridencias verbales, como Sarkozy, pero con diplomática “energía”.

Fillon no se considera un candidato demócrata cristiano, pero, a su modo de ver, su programa es el que está más próximo de los católicos franceses, en du diversidad.

JUPPÉ, UNA DERECHA MENOS “RUPTURISTA”

¿Podrá aplicar François Fillon ese programa “rupturista” si es finalmente elegido candidato conservador a la presidencia de la República?

Ante la segunda vuelta, Alain Juppé, minoritario en la primera ronda, ha insistido en que debe consumarse un “gran debate” entre dos “alternativas diferentes”. Juppé propone un programa bastante semejante en lo económico y menos rupturista en lo diplomático y lo cultural.

A juicio de Juppé, la revolución conservadora de Fillon es muy “maximalista” y “poco realista” en lo económico. Y más o menos “dudosa” en lo diplomático y cultural.

Ante la segunda vuelta, la ruptura propuesta por Fillon ha recibido el apoyo de Valery Giscard d’Estaing (viejo enemigo de Chirac y sus sucesores) y de Nicolas Sarkozy. Juppé no ha recibido apoyos de mucho peso. El voto de la primera vuelta sugiere un deseo popular de “cambio profundo”, que Fillon parece encarnar de manera mucho más tangible.

Ante la segunda vuelta y la campaña presidencial de los próximos meses, el nuevo líder emergente de la derecha francesa no podrá “romper” completamente con la sensibilidad del resto de las derechas nacionales.

¿CUÁNTAS DERECHAS CONTRA LA EXTREMA DERECHA?

¿Deberá negociar Fillon con Juppé para evitar una peligrosa guerra fratricida de programas conservadores de distinta sensibilidad? Es la gran esperanza de Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN, extrema derecha).

Hundidas las izquierdas, al día de hoy, a la espera de un “hombre providencial” (¿Manuel Valls?), Fillon es el candidato conservador más peligroso para la extrema derecha. Su pedigrí euroescéptico, su nacionalismo sin tacha, su simpatía por Rusia, su hostilidad al cosmopolitismo librecambista, su realismo europeo, su conservadurismo de raíz cristiana devalúan de manera espectacular la retórica anti europea de la extrema derecha.

A cinco días de la segunda vuelta de las primarias conservadoras, a cinco meses de la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales, Fillon propone un cambio sustancial del pensamiento y orientaciones políticas de la derecha nacional. Se trata de una revolución conservadora a la francesa, sin duda. Sentados los cimientos del proyecto global, queda por resolver la primera gran incógnita: ¿ganará Fillon la segunda vuelta, el domingo 27?

Todos los sondeos lo “proclaman” anticipadamente una victoria sólida. Pero la relación de fuerzas entre Fillon y Juppé puede matizar o alterar varios capítulos sustanciales de la “ruptura” prometida. Realistas, Fillon y Juppé no pueden prescindir el uno del otro con “brutalidad”. Y la negociación de alguna forma de “modus vivendi” entre ambos proyectos permitirá conocer el rumbo definitivo que tome la nueva derecha francesa.

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Francia.