Un hombre digno contra una predicadora de odio, aventando miseria y basura tóxica.
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Le Monde, 4 mayo 2017, Dix-neuf intox de Marine Le Pen dans son débat avec Emmanuel Macron.
A cuatro días cortos del voto final, Emmanuel Macron, social reformista, y Marine Le Pen, extrema derecha, se enfrentaron la noche del miércoles en un espectacular duelo audiovisual, que pudiera influir en incierta medida en el voto decisivo, el domingo que viene, si los rivales consiguen el voto de los abstencionistas y dubitativos.
El debate, organizado por France Télévisions (FT, primera cadena pública) y TF1 (primera cadena privada), enfrentó dos visiones radicalmente enfrentadas sobre el futuro de Francia y Europa.
Según el 60 % de los primeros 14.000 votantes en un sondeo de urgencia realizado por el diario conservador Le Figaro, Macron fue el candidato “más convincente”, ante una rival percibida como “demagógica y poco seria”.
Ambos candidatos decidieron dar un tono dramático a sus posiciones.
“Francia está amenazada por un nuevo golpe de estado del gran capital y la política de austeridad del euro”, sentenció Le Pen.
“Lo que usted propone es un proyecto de empobrecimiento y guerra civil para Francia”, le respondió Macron.
Favorito de los sondeos, Macron defendió una Francia abierta al mundo: “Una Francia fuerte y conquistadora en una Europa protectora”. Le Pen defendió una Francia que aspira a “recobrar su soberanía política, militar y económica, en una Europa amenazada por el capitalismo salvaje”.
Le Pen comenzó el duelo con un ataque a la yugular política de su rival: “Macron es el candidato de la mundialización, de la precariedad social. Yo soy la candidata del pueblo que protege a la nación frente a los estragos de la mundialización.”.
Macron le respondió de este modo: “No pienso responder a su logorrea, la demagogia de la extrema derecha racista y ultra nacionalista. Usted encarna el rostro más visible de un espíritu derrotista y derrotado. Usted encarna el repliegue nacionalista, que responde con miedo y angustia a los desafíos de nuestro tiempo. Yo encarno la Francia capaz de conquistar su puesto y su rango internacional a través de la cultura, la economía, su creación y sus libertades”.
Cuando ambos rivales fueron invitados a razonar sus respectivos modelos, Le Pen insistió en su defensa del búnker nacional: “Europa es un desastre. El euro es una amenaza para nuestra soberanía nacional. Yo encarno la restauración de la soberanía del pueblo contra los desastres de la mundialización y la austeridad europea”.
Macron defendió una visión diametralmente opuesta: “Europa es nuestro futuro. Una Europa protectora, una Europa garante de nuestra prosperidad. Todo lo que usted propone es una sarta de mentiras demagógicas. Usted es incapaz de proponer nada concreto. Sus mentiras son una amenaza para nuestra libertad y prosperidad.”
Europa y la zona euro estuvieron en el corazón de los dos proyectos antagónicos.
Le Pen “actualizó” su proyecto “original”, el “Frexit”, sacar a Francia de la UE: “Convocaré un referéndum, para proponer otra Europa. Y negociaré la salida del euro, la restauración de la moneda nacional”.
Macron le respondió de este modo: “Su proyecto de dos monedas, una moneda europea, para las empresas, y una moneda nacional, para los particulares, es una barbaridad desastrosa: una catástrofe que precipitaría el empobrecimiento inmediato de los franceses”.
Hablando de economía, sociedad, cultura, diplomacia, terrorismo, Le Pen esgrimió siempre la misma estrategia: “Restaurar la soberanía nacional para defender nuestra patria amenazada por Europa y la mundialización”.
Macron, por su parte, insistió siempre en el riesgo “mortal” de esa visión ultranacionalista: “Para combatir el terrorismo, para combatir la inmigración ilegal, para crear riqueza, debemos trabajar con nuestros aliados europeos y trasatlánticos”.
Le Pen le replicó defendiendo el “cierre de fronteras” para “protegernos”. Macron estimó que el “búnker” nacionalista sería un desastre histórico: “El nacionalismo es la guerra. El cierre de fronteras que usted propone es el peor nacionalismo que ha provocado muchas guerras”.
A través de un enfrentamiento verbal muy duro, brutal, por momentos, Le Pen y Macron se dirigían a los abstencionistas y dubitativos, intentando confirmar o cambiar de rumbo las intenciones de voto anunciadas por todos los sondeos de la última semana, muy favorables a Macron.
Con 8.7 millones de votos en la primera vuelta del 23 de abril (23,75 % total), Macron aspira a conseguir una parte sustancial del voto conservador (François Fillon) y socialista (Benoît Hamon) de la primera vuelta. Sin desdeñar una parte menor pero significativa de los votos ultranacionalistas (Nicolas Dupont-Aignan) y extremistas de izquierdas (JL Mélenchon).
Teóricamente, Macron pudiera tener una “reserva” de unos 8,5 millones de electores potenciales. Aspira a conseguir de 15 a 17 millones de votos, el domingo.
Con 7,68 millones de votos en la primera vuelta (21,3 % del total) Le Pen aspira a conquistar parte del voto Fillon de la primera ronda, buena parte del voto ultra nacionalista y una parte sustancial del voto anti sistema (Mélenchon). Según los mismos estudios oficiosos, Marine Le Pen “solo” tendría una reserva de 3 a 5 millones de votos. Más que suficiente para conseguir un resultado espectacular, pero quizá insuficiente para ser la primera presidenta de la historia de la V República.
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Q.-