Emmanuel Macron. Rue de l’Abbé Groult, 28 marzo 2017. Foto JPQ.
Maniobras bizantinas, intrigas palaciegas, sable en ristre, a paso de carga.
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Emmanuel Macron, presidente de la República, espera conquistar una mayoría parlamentaria absoluta en la futura Asamblea Nacional (AN), tras las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio próximo, utilizando un procedimiento “revolucionario”: eligiendo a través de internet a la gran mayoría de sus candidatos, y utilizando a los “amigos” de Manuel Valls, a la izquierda, y Alain Juppé, a la derecha, para intentar “dinamitar” al socialismo y la derecha tradicionales.
Richard Ferrand, el hombre orquesta de la victoriosa campaña presidencial, ex diputado socialista rosa pálido, posible primer ministro o director general del Elíseo, a partir del domingo, presentó el jueves la lista de los primeros 428 candidatos y candidatas de En Marcha de este modo:
“El primer acto de la refundación del nuevo orden político de Francia se consumó el domingo, con la elección de Emmanuel Macron como presidente de la República. El segundo acto culminará con la secuencia que hoy comienza, presentando un proyecto de renovación global de la clase política nacional, siempre fieles a los compromisos de la campaña presidencial: refundar el orden político tradicional, al servicio de la transformación de Francia”.
Durante tres meses cortos, una comisión presidida por Jean-Paul Delevoye, ex ministro de Jacques Chirac, conservador histórico, estudió más de 19.000 candidaturas presentadas a través de internet. Tras una primera selección, la comisión Delevoye realizó más de 1.500 entrevistas personales, siguiendo las normas que siguen muchas empresas multinacionales para seleccionar a sus directivos. Hasta elegir a unos primeros 700 candidatos potenciales.
Según Richard Ferrand, todos ellos respondían a los principios capitales avanzados por el presidente Macron, en su proyecto de renovación del modelo político francés: probidad, ningún antecedente judicial, pluralidad de las sensibilidades políticas “tradicionales”, firma de un contrato de compromiso personal con el proyecto presidencial, culminando con una suerte de “examen” oral, para terminar confirmando que el candidato o candidata conocen el proyecto presidencial de Macron, y son capaces de defenderlo cara a cara con cualquier interlocutor.
Se trata de un modelo de selección de los candidatos de un partido que no tiene el más mínimo precedente en la historia política de Francia. Quizá tampoco existan muchos ejemplos en otros mercados políticos europeos.
Tras ese “trabajo de titanes” (Richard Ferrand dixit), En Marcha presentó ayer los primeros 428 candidatos a diputados del partido presidencial, creado hace apenas un año. 214 mujeres y 214 hombres. Un 93 % ejercen alguna actividad profesional. El 95 % no son diputados salientes. Tienen una edad media de 46 años. El más joven tiene 24 años. La candidata menos joven tiene 72 años. El 52 % pertenecen a la sociedad civil y no han ejercido jamás ningún mandato político.
Advertencia, “no haber ejercido nunca ningún mandato político” no significa la “ausencia de compromiso”. Todo lo contrario. Richard Ferrand precisa: “En esta primera selección estuvieron representadas todas las sensibilidades políticas nacionales, del centro, la izquierda y la derecha”.
Presentados los primeros 428 candidatos a diputados, En Marcha se reserva la presentación de los 149 diputados restantes los próximos días. El presidente Macron ha dicho y dirá la última palabra en muchos casos.
Los primeros 428 diputados serán el “núcleo central” de los “batallones” con los que Macron aspira a conseguir como mínimo los 289 escaños imprescindibles para tener la mayoría en una Asamblea Nacional con 577 escaños.
El presidente Macron y su guardia pretoriana se “reservan” el nombramiento de otros 149 candidatos con el fin de “tentar” a diputados o personalidades de izquierda y derecha, con dos objetivos estratégicos “asesinos”: “Robar peones” al PS y a Los Republicanos (LR, el partido de Nicolas Sarkozy y François Fillon); y acelerar la “recomposición” y fundación del “nuevo orden político nacional”, intentando hundir o debilitar al máximo a los partidos políticos tradicionales.
El “caso” de Manuel Valls será tratado directamente por el presidente Macron, los próximos días: forma parte de su estrategia de “voladura controlada” de los despojos de un PS caído en la crisis más grave y profunda de su historia: Manuel Valls cava su tumba entre los despojos del socialismo francés.
El caso de los amigos de Alain Juppé, ex primer ministro conservador, candidato derrotado por François Fillon en las primarias del centro y la derecha, el mes de noviembre pasado, reclama un tratamiento de la más alta orfebrería, a varios niveles.
De entrada, En Marcha ha dejado provisionalmente “libres” una veintena larga de circunscripciones que ya tienen candidatos conservadores. Bruno Le Maire, ex ministro de Sarkozy, candidato eliminado en la primaria conservadora, candidato de Los Republicanos (LR, derecha) a las elecciones legislativas de junio, no tiene rival de En Marcha. Thierry Solère, diputado conservador, “tentado” por el “macronismo”, como Le Maire, tampoco tendrá rival presidencial. Le Maire y Solère podrán seguir “militando” con LR, o integrarse más adelante en el equipo presidencial.
Se presta a Emmanuel Macron la “guinda” de una penúltima tentativa de seducción del electorado conservador: nombrar primer ministro a Édouard Philippe, que fue portavoz de Alain Juppé durante la campaña de las primarias de la derecha. Se trata de una especulación, entre otras muchas. Nombrando jefe de gobierno a una personalidad conservadora, joven y brillante, el presidente Macron ofrecería “garantías” de conservadurismo o centrismo moderado al electorado de centro derecha. Ofreciendo algunos ministerios a personalidades próximas a Juppé o Bruno Le Maire, Macron confirmaría su doble ambición: “robar” peones a la derecha; y acelerar su “nuevo orden político”.
Triunfe o fracase la fundación de un “nuevo orden político nacional”, el presidente Macron está acelerando una “recomposición política” que no tiene precedentes desde la fundación de la V República, entre 1958 y 1964. Se trata un “terremoto” que, de entrada, está consumando una renovación espectacular de la oferta política nacional, a la izquierda y la derecha.
El PS está hundido. LR debe acelerar la renovación que entierre piadosamente a Nicolas Sarkozy y François Fillon. Jean-Luc Mélenchon, a la extrema izquierda, y Marine Le Pen, a la extrema derecha, esperan una entrada llamativa en la nueva Asamblea Nacional (AN).
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