Salon du Livre, 24 marzo 2017. Foto JPQ
“Le 15 mai 1796, le général Bonaparte fit son entrée dans Milan à la tête de cette jeune armée qui venait de passer le pont de Lodi, et d’apprendre au monde qu’après tant de siècles César et Alexandre avaient un successeur…” La Chartreuse de Parme.
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Emmanuel Macron se ha instalado en el Elíseo a paso de carga, al frente del comando de élite que “limpia” el terreno a las tropas de “ocupación” con las que, tras hundir al PS, espera hundir o recortar la influencia de Los Republicanos (derecha), anunciando que el más joven general, desde Bonaparte, ha comenzando a “refundar” el modelo político nacional, aspirando a influir más allá, en Europa.
Primeras decisiones, a las veinticuatro horas de su llegada a la residencia oficial del jefe del Estado: Brigitte Macron, primera dama, y Alexis Kohle, secretario general del Elíseo, asumen el mando de la gestión política y audiovisual de las operaciones de control muy férreo del poder, en la cúspide del Estado.
Instalada en unos despachos de modesta apariencia, con ventanas al patio arenoso del Elíseo, Brigitte Macron controla la imagen política y “glamour” de su esposo, íntimamente ligadas. La más poderosa de las agencias de paparazzi parisinas tendrá todas las exclusivas “rosa”, montadas al ritmo político oportuno. La cobertura visual del presidente estará bajo control muy estricto.
Desde la secretaria general del Elíseo, Kohle, director de gabinete de Macron, cuando fue ministro de finanzas, ex director financiero de la segunda empresa mundial de flete marítimo, controlará toda la comunicación política con el gobierno, las administraciones públicas y el futuro grupo parlamentario.
Primera reunión de trabajo, en el secreto más estricto: con el comité de campaña electoral de su partido, ¡En Marcha!. Una docena de ex ministros y diputados conservadores, y otra docena de ex ministros socialistas, serán veladamente apoyados, para facilitar su elección como diputados en las elecciones del 11 y el 18 de junio próximo.
Nathalie Kosciusko-Morizet (NKM), ex ministra de Sarkozy, Christian Estrosi, alcalde de Niza (próximo a Sarkozy), Bruno Le Maire (ex ministro de Sarkozy, primer ministro de economía de Macron), entre otra docena de candidatos conservadores, podrán beneficiarse de la ausencia de rivales de ¡En Marcha!.
Manuel Valls, ex primer ministro de Hollande, Stéphane Le Foll y Myriam El Khomri, ex ministros de Hollande, así mismo, también podrán beneficiarse de la misma “gracia” presidencial.
Sin rivales de ¡En Marcha! en las próximas elecciones, una quincena de personalidades conservadoras y otra quincena de personalidades socialistas, podrían “colaborar” o “integrarse” más tarde en el partido del presidente y / o en su previsible mayoría parlamentaria.
En marcha la nueva operación de desestabilización del PS y Los Republicanos (LR), el presidente Macron lanzó el viernes su primera ofensiva internacional. Viaje a Mali, para confirmar la “determinación militar” de Francia en la guerra mundial contra el terrorismo. Y “gestos marciales” dirigidos a quienes dudaban de su “energía”: Macron aspira a ser un presidente capaz de tomar decisiones “con rapidez”, evitando el escaqueo de la presidencia fofa de François Hollande. Ya es célebre la primera bronca, enérgica y expeditiva a la guardia pretoriana de su comunicación personal: “¡Quiero profesionales! ¡Hay que dar la cara! ¡No me ocultaré nunca! Si un presidente intenta escurrir el bulto, siguiendo los consejos de su servicio de seguridad, acaba como Hollande: ¡Muerto!”.
Segunda operación, en marcha: Europa. Bruno Le Maire, ministro de economía, germanista, se entrevistará en Berlin, a primera hora de la mañana de este lunes, con Wolfgang Schäuble, ministro federal de finanzas, el más firme defensor de la política de austeridad y el Pacto fiscal europeo. Schüble y Le Maire viajarán juntos de Berlín a Bruselas, con un objetivo de la más alta política audiovisual: mostrar con imágenes la “complicidad” franco – alemana en el terreno capital de la zona euro.
Tras su primer encuentro con Angela Merkel, tras su elección, el presidente francés aspira a poder negociar con Berlín un proyecto de “refundación” de la UE. Si Macron no desentierra el viejo proyecto francés de un “gobierno político” de la zona euro, Berlin quizá sea sensible a otro tipo de reformas de imprevisible calado.
Juan Pedro, en Francia son muy dados a los paralelismos históricos. Macron es Julien Sorel, Bonaparte, De Gaulle, Giscard… No se si también Clemenceau. Me imagino que Baverez le da todavía una oportunidad. Ha devuelto la ilusión a la política francesa. Pero todo depende de un solo hombre. Se me dirá que así es la historia de Francia. ¿Como lo ves? Gracias.
Antonio,
A los pocos días de su instalación en el Elíseo, Macron tiene rasgos…
-Del joven Bonaparte y su jeune armée, atravesando el Puente Lodi.
-Del Rastignac del Por Goriot… “À nous deux maintenant..!”
Dicho eso, a corto plazo, un mes corto, caben estas alternativas:
-Tiene mayoría parlamentaria sólida o absoluta; y podrá gobernar sin tropiezos excepcionales.
-Tiene mayoría relativa; y tendrá que componer con una parte de la derecha, dispuesta.
-No tiene mayoría absoluta, conseguida por la derecha, anunciándose algo inédito para un presidente recién elegido: gobernar en cohabitación con la derecha. Sin ser descartable, no me parece muy probable.
A seis meses / doce meses vista… sus proyectos de reforma del mercado del trabajo y esas cosas pueden caer relativamente mal o muy mal.
Más allá… vaya usted a saber,
Q.-
¿Y su «invierno ruso»?
Tal vez como el español, una subida de los tipos de interés que vuelva a descuadrar las cuentas públicas junto a una subida del gasto militar comprometido años ha con la OTAN y que ahora USA quiere que se cumpla de una vez.
Maty,
A mi modo de ver, toco madera, el invierno que viene pudieran comenzar a proliferar las protestas contra sus proyectos de reforma. Quizá sea un poco prematuro avanzarse en un ningún terreno.
Raymond Aron hizo sobre Giscard una referencia que parece encajar con Macron: «Su problema es que no sabe que la historia es una tragedia. Y siempre acaba mal».
Veremos,
Q.-