Le Monde y Les Echos cuentan la cosa con paños calientes:
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Les Echos, 5 junio 2017. Impuestos y reformas: se impone la prudencia.
Le Monde, 5 / 6 junio 2017. Reformas fiscales aplazadas. Inversiones por financiar. Cóctel liberal, con una dosis social.
Temo ver la cosa un poco más crudas:
“¡FRANCIA ESTÁ CRISIS!” “¡ASPIRINA CON SIFÓN..!”
Edouard Philippe, primer ministro de Emmanuel Macron, hizo el martes un balance cruel del estado económico de Francia; pero presentó ante la Asamblea Nacional (AN) un programa modesto e impreciso para afrontar una situación de crisis “sobre un volcán que ruge amenazante”.
El lunes, en Versalles, el presidente Macron esbozó el panorama mesiánico de una “Francia conquistadora”.
El martes, ante la Asamblea Nacional que debía votar su confianza, Philippe resumió de este modo el estado económico y social de la nación:
“Francia está contra las cuerdas. Debemos actuar con rapidez y energía. La deuda asciende a los 2.147 millardos de euros: estamos sentados sobre ese volcán que ruge cada día más fuerte, amenazante. Nuestro crecimiento económico es muy modesto, por debajo de la media europea. La desindustrialización ha crecido de manera angustiosa…”.
Insistiendo en la “gravedad” de la situación y la “dureza” de las medias que “será necesario tomar”, Philippe recordó la “herencia» presupuestaria de François Hollande: un “pufo” sin financiación de más de 8.000 millones de euros.
Esbozada esa situación de crisis nacional, Philippe recordó los grandes principios presupuestarios, sin concretar el contenido concreto de los recortes necesarios.
El candidato Macron había prometido reducir al 2,8 % el déficit público, este año. Su primer ministro recortó tal ambición, comprometiéndose a situar el déficit “por debajo” del 3 %. ¿Cómo? Nadie lo sabe.
Si Francia cumpliese tal promesa tendría que realizar, este año, entre 15.000 y 20.000 millones de euros de recortes del gasto público, comenzando por la “masa salarial” de los funcionarios, primera partida de los presupuestos del Estado. El candidato Macron había prometido la supresión de 120.000 puestos de funcionarios. Promesa aparentemente aplazada sine die.
Philippe utiliza una retórica conservadora para hacer un diagnóstico de la crisis nacional: “Debemos desengancharnos a la droga del gasto público”. Pero su programa de gobierno no ofrece respuestas tangibles a tal drogadicción nacional.
La “revolución” prometida por Macron, en Versalles, queda aplazada para más adelante. A corto plazo, su primer ministro anuncia: reforma del mercado del trabajo, rebaja de la presión fiscal sobre las empresas, reforma de la fiscalidad inmobiliaria, reforma aplazada del impuesto sobre la renta, convergencia de la fiscalidad del diesel y la gasolina, subida a 10 euros del paquete de cigarrillos, “gran reforma” de la justicia y el bachillerato, revalorización del mínimo vejez y las ayudas a los discapacitados.
Macron, de Luis XIV a Giscard, pasando por Napoleón y de Gaulle.
Macron, presidente hiperpotente, monarca absoluto.
Macron, absolutismo posmoderno.
Macron y el macronismo comenzaron siendo un producto glamour chic.
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