Rue Caulaincourt, 30 septiembre 2017. Foto JPQ.
Madre, hija y abuela camino del nuevo vientre de París, Les Halles.
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Rue Caulaincourt, 30 septiembre 2017. Foto JPQ.
Madre, hija y abuela camino del nuevo vientre de París, Les Halles.
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Hieren las horas, aún más si se desaprovechan (no es tu caso, gracias). Hoy recuerdo tu aniversario. Me acude leyendo a Miró, y lo hago durante estos graves, inciertos momentos, del país y la riada que se le/nos viene encima. Bien lo describiría Benet hablando de torrenteras y morrenas, complejos kársticos y lapiaces, ¡qué se yo, que el Cosmos y el mismo Don del Águila me acogotan dentro de mi pobre pegujal de cemento!, y con ellos me caen la Cataluña de los siete condados, las aceifas de Abd-el-Malik por la Cerdaña, las trovas occitanas del amor cortés, los abades Oliva y Arnulfo, Carlomagno y Wifredo, ¡Ataulfo y Agila II también! ¡Qué peso, y aquí, yo con la casa sin barrer, Juan Pedro, Murciano! Ya siento el retraso. Menos mal que te leo, te siento, escucho tu sonido casi de exilio, ¡dulce París de tu morada!
Ricardo,
Ah… mi aniversario, ¡gracias…! También fue ayer el aniversario del nacimiento de Juan Benet, si.
Gabriel Miró… también merece recordarlo cada día. También estuvo entre varias tierras. Como la suya era una tierra más o menos rica -comparada con la mía, con un río sin agua: historia que solo ha contado literariamente Rodoreda-, pudo encontrar refugio. Y llegar a redimirla a través de la palabra. En mi caso, nacido en una tierra sin agua y sin frutos, por los años de mi infancia, la única solución de los lugareños era salir huyendo. En mi caso, terminé en París. Un destierro francamente llevadero, si. Sin dejar de ser un destierro…
¡Ponte a escribir…!
Q.-
Si, buen amigo…¡decíamos ayer, porque el tiempo se escurre y no hay quien lo apriete (a lo peor, te ahoga). Tienes razón del todo, y es que ya quedando la hora del lubricán, declina abruptamente el crepúsculo, penetra la noche, arrasa tus artificios posesivos, no vale ya el neón, se apagan las candelas, ¿quedan, tal vez, los ojos para verlo?
Estoy en la letra, a ver si termino el obrote (lo digo por el tamaño de millón), que llevo con él más años que los del Canalillo pasando por Madrid. Tanto como de amor por la palabra, ya es cuestión del deber, de que hay que hacerlo, concluirlo, aunque puede que, un día, ya próximo, vean los mezquinos peculios del difunto, y vaya todo el papel al quincallero.
Abrazos, esperando a….¿Godot? ¿Quién es? ¿Tu le conoces? Agradecería me aceptase un café, que al menú la invitación se va acabando, y ahora no hay cafetines del Rastro, barojianos, ¡claro! ¿El VIPS? No, gracias.
Ricardo,
Biennnnnnnn… «amor por la palabra». Quizá sea lo esencial. Seguir hablando, hablando, hablando… escribiendo, escribiendo… Godot quizá no llegue nunca, como los Bárbaros de Cavafis. Como los griegos de la diáspora, nos toca seguir repitiendo viejas plegarias, canciones, letras, palabras… mientras alguien las utilice, seguirán, seguiremos vivos, resistiendo, si,
Q.-
Menos mal, amigo, que tu tienes voz, vigias y escuchas; siempre es mejor que ser el silenciario de uno mismo y refugiarse en el cuarto de los trastos al sentir que viene el coco. Aunque…no sé…no sé, quien se acopla mejor en el Hades o en el Empíreo. ¡A mi, que me lleve esa Daena de los zoroastrianos que, cuando el Puente Cinvat se hace más fino que una cuchilla, te agarra en sus brazos y te salva de irte con Pedro Botero! En el propio principio y en su ineludible fin era el Verbo. ¿Verbum dimissum, la palabra perdida (y hallada, ¿dónde?) o la palabra desvanecida sin que la arrastre el río de Heráclito y la deje en la mente de Kavafis; que no, que no caerá esa breva, que se queda en la confluencia del Jarama entre légamo y cascote y cimacios de detergente? Menos mal que tu verbo lo tengo cercano, ahora que todo tiembla en España.
Ricardo,
Ay… en mi caso, tirarme a la calle, caminar sin rumbo, mirar, intercambiar diálogos con desconocidos, suele serme útil, para diluir las nubes tóxicas del coco.
Cada cual lo hace como puede.
Ánimooooooooooo
Leer, escribir, no hacen daño a nadie: pero dejan huellas inmateriales, profundas.
Avanti..!
Q.-
Estimado: Voy como barco a la deriva, falto de velas y timón; pero lucho y emerjo entre cantiles porque llevo conmigo sirenas pubescentes… (Los prodigios de la imaginación, qué te voy a decir de eso) Estamos en la obra, sí; tú, no cesas, y espero que claves en la historia tu recuerdo: lo tienes merecido: esa Murcia del secarral y de la vega, detrás siempre de lo tuyo, avala tus artificios de la letra. ¡ha de venir muy pronto la riada, ya veo tus aguas!
Ricardo,
Ah, si… «esa Murcia del secarral y de la vega, detrás siempre de lo tuyo..» Si, ay.
En mi pueblo, no llovía, no llueve nunca. Tenemos un río, pero es un río sin agua. Cuando llueve, la lluvia dura poco, pero puede causar muchos destrozos…
Q.-
Si, por desgracia, la rogativa a los santos no aplacaba la sed; y luego venía la riada; precisamente se las recuerda por el día del santoral (paradoja: el cielo trayendo al infierno); eran terribles, hasta Guistavo Doré llegó a representarlas como modelo de trágica catástrofe natural.
Ricardo,
Si… lo recuerdo bien… ayayay… Esperemos que las catástrofes del día sean lo más llevaderas posible. Evitar la catástrofe me parece poco o nada pero que nada probable, ay…
Q.-
Todavía, estimado, y eso que «hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad»; pero, nada de nada: terremotos, volcanes, inundaciones… Lejos estamos de poderlos prevenir con suficiente anticipo ¿paliarlos?, algo mejor, claro; y esperemos que vaya creciendo. Si estuviera Benet, bien que lo sabría explicar, y a lo mejor hasta nos daba plazos gozosos.
Ricardo,
Juan Benet sigue ayudándonos: está ahí, su ángel de la guarda nos acompaña.
Si.
Q.-
A ver si entre Benet y Miró pueden hacer algo. Ya les pediré yo, dirigiéndome al Campo Astral, y habrá que preguntarles también por lo de Cataluña. Largo tiempo sin pasar yo por Barcelona, ¡lástima de no verla!
Ricardo,
Seguro que volviendo a Miró y Benet se encuentran aquí o allá pasajes que hablan de nosotros, ahora, si.
Avanti..!
Q.-
Una pena, estimado, absurda por imposible, necia por desafiar a las coordenadas de la humanidad, porque ya no estén con nosotros, y los libros (me los devuelvan: platico con ellos, creo que voy a visitarles, que voy a preguntarles, que dialogo; y, al final les digo: que va a venir Juan Pedro y vamos a tomar café al viejo Miami alicantino o al Universal madrileño. ¡Cosas de orate, digo yo!
Ricardo,
«… que va a venir…» me recuerdas el viejo poema alejandrino «que vienen los bárbaros…» y los bárbaros haciéndose esperar, ay,
Q.-
Mientras que fueren educados, trajesen sólidos tesoros de palabras, facundia del corazón y adviento rápido…¡se les espera en la puerta del café!… siempre que no sea Godot el que no llegue; aunque también podemos mutarnos en un zoo de cristal, ¡y que no rompan las figuritas o sean de hielo y se disuelvan, ahora que el verano se prolonga, y algún sediento de esperanza las caliente y busque su piedra filosofala costa nuestra!
Ricardo,
Si… todos esperamos que llegue un nuevo día y nos traiga palabras que nos ayuden a vivir, amueblando nuestras vidas, tocándonos con su gracia,
Q.-
Siempre alumbrando, estimado, acción que se agradece; nunca es bastante la luz. Ayer, visita a Toledo…¡en olor de multitud, cubriendo el aforo de las calles, cataratas de chinos y japoneses despeñados y perplejos entre adarves y callejas, europeos germánicos y nórdicos atisbando los sellados y casi incógnitos patios toledanos, «totum revolutum» que pregunta por las iglesias, los palacios, los caserones, los edificios historicistas, asombrándose de que haya tantos en un espacioi reducido que aún retiene y preserva el trazado arábigo y bajo medieval! Pero, estimado: ¡bancos y tiendas de la moda en cada plaza y esquinazo!, ¡los cafés que antaño fueron ya se ignora que los sustituye!, uno que solicita información sobre ¡Hemingway y Dos Passos visitantes del asedio del Alcázar!, observando caer las bombas desde el viejo y actual Miradero durante el verano del treinta y seis, para volver a Madrid (hotel Florida, claro) a la caída de la tarde. ¡Muchas pero que muchas, muchachas en flor, destacando sus efímeras corolas entre el bullicio y el gentío! Veo la sombra de Proust al cruzar el cantón de ese café Español, que se ha llevado una Caja. Atisbo tras los cristales, susurro, ingenuo, como si desde el corredor del tiempo me contestara. He sentido a Miró leyendo las loas dedicadas a Bécquer en ese recinto (siempre solitario ¡menos mal!) de Santo Domingo y los dos conventos sellados. Benet paseaba por la Ronda, dicotomizando las eras de los peñones y la obra de ese acueducto cuyo ingente vano pretendía reivindicar imponiendo una ciencia impecable envuelta en poesía… Me habría quedado una noche, ¡cuántos gatos no iban a salirme al paso exigiendo comida!, ¡a lo mejor, algún alquimista caritativo, epígono de Don Illán, me regalaba unas gotas de Medicina Universal para cicatrizar mis muchos alifafes! Adelante, París
Ricardo,
En tu mejor forma, vaya.
Avanti..!
Q.-
La rueda de los días, estimado, y hoy me toca de estudio. Luce afuera el sol, azulea (por lo intenso) el cielo, alarga el verano la temperatura, restan en las ventanas y balcones banderas nacionales….; nada de aquí recuerda lo que ahora quisiera contemplar, parte de mi sentido del momento: monotonía machadiana de lluvia tras los cristales, el maestro viejo, enjuto, casi desharrapado, expresa con timbre hueco y sonoro el creerse imprescindible (¿Sería krausista o devoto de un dios prestidigitador?), nota cromática anacrónica en el desierto de Caína. Baeza y sus inviernos fríos, nivosos unas veces, cayendo copos encima de la acrópolis de iglesias y casonas jalbegadas, Andalucía que es Castilla. Un saludo cabe el aeropuerto de Madrid.
Ricardo,
Ramón escribía Cartas a las golondrinas, desde su Buenos Aires más o menos querido. Son una pequeña obra maestra, sepultada en el abismo de la incultura creciente. Así leo yo tus anotaciones, desde Madrid, Toledo o donde te encuentres, hasta donde yo te envío un saludo cordial.
Avanti..!
Q.-
Ánimo que me das. Gracias. El problema es que, a veces, estimado, uno se siente no del todo solidario, no ayudando lo que puede (y debe); más embebido en sus cosas y, encima, sacando nada a la luz. Me quedan por hacer las Cartas a los Gatos. Acabo de enterarme de que el Gato de Man (La isla Mona de los romanos, jamás conquistada por ellos, y eso que está pegada a la costa occidental britana) entiende y atiende bastantes palabras, órdenes, sentidos. ¿Será verdad?… y acabo entre el desvaído y eviterno verde de esa zona lluviosa de Albión en que el sol pocas veces luce espléndido y coruscante, dentro de albergue recoleto en que guardan a un anciano extranjero que se perdió allí y no sabe ni comprende idiomas, pero sí se deja seguir por una hilera de gatos que mayan y ronronean en derredor, y vuelven loco al cómitre del asilo porque ha de buscarles comida extra, ¡a cargo del Ejército de Salvación, claro!… de los mininos.
Ricardo,
Si… yo nací en las inmediaciones de un río sin agua, el Guadalentím, o Sangonera. Tuvieron que pasar muchos años, antes de descubrir el cuento de Rodoreda que habla de un río sin agua. Río redimido a través de la palabra… otro cuento de Yourcenar habla de una lucha muy semejante, la del samurai solitario, ante la página en blanco. Recuerdo, también el poema de Borges: la soledad del poeta que triunfa, cuyas armas de trabajo son la desesperación y la angustia. Tormento y gloria de las / los letraheridos, a solas con el enemigo más temible, que es uno mismo.
Avanti..!
Q.-
El agua y Murcia, ¿ecuación o contradicción? Necesidad, en cualquier caso, siempre exiguo, siempre contestado; y su milagro en los pegujales de la Vega. ¿Cuántas murcias tenemos, estimado?, que no es lo mismo la seca montaña de Yecla, las boscosas de Espuña, Totana, Calasparra, Mula, aquella Lorca que fuera de las ciudades grandes españolas solamente cien años atrás. La Vega y el Segura, benéfico, pero ¡cuantas veces feroz, arrasando pueblos y vidas!, marcando las riadas con el nombre de los santos. Esa costa de Águilas y Mazarrón, cercanas pero distintas. Y punto y aparte: MURCIA, la taifa enriquecida, la nueva Catedral de la alta torre, un pináculo de misterio en Monteagudo, uvas y ñoras, melones y naranjos; CARTAGENA ¿esta o aquella?, ¿Ibn Hud o el cantón de tus ancestros? Hay donde elegir, bueno y bonito; pero no barato, que la vida en tu tierra dura ha sido para el minero y el labrantín, ya la historia lo recuerda desde Roma. Mis abrazos, amigo
Ricardo,
Uauuuuuuu… que bien describes aquella mi tierra natal. País natal. Heimat. El más íntimo de los hogares. A todas luces perdido, desaparecido, desterrado. De ahí la importancia de Gabriel Miró… dio una cierta inmortalidad a algunos paisajes de otras tierras próximas, no tan alejadas. Aunque… no se me escapan las diferencias que van de Orihuela a Totana. Quizá todo cambia hacia Librilla / Alcantarilla, tierras de limoneros. Más allá, a partir de Alhama, la misma Murcia ya es muy otra, de un secano desesperante, y unos paisajes que tanto tienen de pedregal. Lorca y sus altas torres (es un decir) es la encrucijada última. Más allá, hacia el Puerto Lumbreras y Águilas, son tierras de frontera, como Aledo, claro está.
Avanti..!
Q.-
Y ya tiempos sin ir por esa tierra, tuya y también mía, descubierta en mi infancia final y primera adolescencia; romana y mora, ¿verdad?, asimismo de Castilla y Cataluña y Aragón; por supuesto, claro, de esa diáspora africana del diecinueve e inicios del veinte, cuyos afortunados especimenes (pocos, por desgracia, mas suficientes para extender el mito de la triunfante emigración) fueron llamados «ricos argelinos», constructores de casonas, torres y palacetes que aún señalan la bonanza de los retornados de éxito. Cartagena, aunque gredosa, tierra de humedad caliginosa en verano, es la murciana que más llama mi atención, recuerdos del cantón increíble, del espantoso naufragio del Sirio y el aún más trágico del Castillo de Olite, en la misma bocana, olvidados sus muertos injustamente porque a los nacionales no les convenía airear ese fracaso culpable, el peor de la historia de la navegación hispánica. Y dando marcha atrás: buceo en la Cartagena bajo medieval, recién reconquistada de la taifa, desciendo a la casi perdida e ignorada Cartagonova bizantina, retrocedo, salen al aire ese teatro y esos muros del romano; debajo queda la fundación de los Barca y el castigo del trabajo minero en que tantos millares perecían o quedaban inválidos… Mucho habría que hablar, de continuar con el tema, estropeando tu página, sería ya de orate: habla solo y declama a voces frases de tragedias, mira y piropea a las chicas, lleva una gata a cuestas cargada de michinos, solicita limosna a la puerta de un burdel, aduciendo en abultado cartel, impresao en cuerpo 50: «Yo no trabajo porque no me da la gana». Saludos que vuelan a París
Ricardo,
Te leo en tu mejor forma, encantado, vaya, esperando, siempre, que compiles todas tus cosas, para volver tus palabras, encantado, sin cesar comenzando, really.
Avanti..!
Q.-
Se adelantaron la trilla y la vendimia: las trajo la sequía; ahora nos viene la guadaña del otoño, actúa con retraso. Mediado octubre, ya espero a la cigüeña. ¿No llega hasta San Blas? Ayer, en Alcalá, cabe Madrid, son ya lo mismo, me acordaba de ellas. Las tienen gran respeto, cuidan sus nidos y las aprecian. Emociona verlas (y sentirlas) sobre los chapiteles de iglesias, colegios y conventos, a vuelo raso junto al largo soportal de Mayor, en la antigua judería, encima de la techumbre de la Magistral y el palacio del arzobispo. Me detengo en chaflanes, miro hacia las finas patas, las alas amplias, espero que crotoren para mi, creo escucharlas, ser presentado a los cigoñinos… ¡más orate que nunca!, y menos mal que, como tantos son los turistas, y se agarran al Sancho y al Quijote de Bronce, preguntan a voces que cuando abren el patio de Antezana, que si son de la misma época las casas de Azaña y de Cervantes, que si les puedo descubrir si hay todavía allí curas de teja y roquete, paso por exiliado arquetipo y no me llevan al nosocomio. Al final, desayuno en el Gato Verde (ya podrían traer uno azul, ruso, auñando y miando por allí, que tienen patio, cornisas y dinteles) y le digo a la graciosa camarera que se da un aire de modelo de Romero de Torres (cierto, no era para ligar; a mi altura del camino de la vida bien podría recibir un esputo, una injuria, un sonoro bofetón), y me contesta que si vive por allí, y la cosa termina en comentarme que va a mirar en Internet para ver si se entera, y su nescencia me permitirá retornar otro día al mismo café, ilusionado por saber si continúa la del pelo de azabache, labios de grana, perfil gitano. Saludos, amigo
Ricardo,
Ah… cómo envidio tu vocabulario y tu sintaxis, poniendo orden y luz en la niebla de mis recuerdos…
Avanti..!
Q.-
Si en algo te sirvo y no molesto, me felicito (sí, aumenta tambièn mi ración de felicidad). ¡Lástima que no baje a Murcia desde antaño, que se me van a perder esos paisajes!, quedando solo en un recuerdo que, mientras pase el tiempo, ya no reconozca como mío. ¡Ah, y perdón por no comentar nada de Cataluña/España, asunto de importancia capital,decide la continuidad de un/unos pueblo/s! ¡Y es que estoy como los frailes de Bizancio, y a los turcos ya los tengo encima, y no oigo, no veo, no huelo, menos saboreo el aire de la guerra! Sub specie aeternitates, claro, así me va, que, por lo uno y por lo otro, ¡la casa sin barrer!, y eso que te tengo como ejemplo de lo que hay que hacer cuando uno debe enfrentarse con variables, ¡a diario y por siempre! Gracaas, estimado.
Ricardo,
Te agradezco y comprendo, oye.
Yo mismo me pregunto qué hago yo envuelto en ese esperpento. He consagrado tantas cosas y tantos años a esa historia… que me resulta imposible cortar. Seguiré en ello, hasta el fin. Genio y figura.
Para colo, mi libro comienza a llegar a las librerías. Temo que nunca haya sido tan actual como hoy, y mañana: De la inexistencia de España,
Q.-
De reinos y condados, de taifas y algaradas, de matanzas y conquistas, de buenos y de malos, ¡cómo no! ¿Más de lo mismo, mañana? De no acoplar la transvaloración de las esencias (¿siguiendo a Nietzsche, o a quién?) para que la existencia se desarrolle sobre ¿un mundo feliz?… Dejo los puntos suspensivos… ignoro como terminar. Voy a leerte, no lo dudes. Gracias por seguir a lo espartano; ¡pero vuelve con el escudo, no encima de él!
Ricardo,
«Largo me lo fiáis..»
Dicho eso, lo mío no es el toreo de salón y los escudos. Genio y figura. Corresponsal de guerra, en el frente una miqueta esperpéntico de la Cuarta Guerra Carlista…
Avanti..!
Q.-
¿Estará esa cuarta guerra animada por curas trabucaires, irmandiños y monjas soldaderas? ¿tendremos por los Ancares a ese sacristán de Valle del que las viejas decían: «Si lo cogen, lo afusilan»?, ¿habrá carlistonas mandilonas en los conventos de sores montaraces del país, que se casaron con Dios porque no hubo dios que se casara con ellas?, ¿vuelven Cucala y Santés, el Cura Santa Cruz y ese Apañadico de Ujué, que los mataba por ser guapos?, ¿será riña de garrotes y de dalles, de pistolas de avancarga y Máuser de Belle Epoque?, ¿conflicto de hackers y anonimous?, ¿batalla de bombas fétidas y matasuegras? Dios dirá, que estamos hablando del carlismo.
Ricardo,
Pues si, así lo veo.
Esos personajes esperpénticos, entre Galdós y Valle Inclán, creo que siguen vivos y coleando.
Si… la cosa catalana tiene muchos flecos callistas, adaptados a los tiempos que corren, claro está.
Mientras la crisis / conflicto se quede en esperpento… se evitará la tragedia.
Toco madera,
Q.-
En cierto modo, esto es el «Viva Pelayo» de la Feria de los Discretos barojiana. Espero, claro, que no pase de reflejarse en los espejos del Callejón del Gato. Porque ninguno queremos ver al Conde España ni a Don Juan de Serrallonga; nos quedamos con Roque Guinart (Rocaguinarda) y Perot lo LLadre, paseando por la Rambla del Mar y por la Boquería. ¡Ganas que tengo ya de bajar a pata desde el cenobio de Pedralbesb hasta Santa María del Mar!
Ricardo,
Si, claro… Baroja es otra referencia capital de las catástrofes en curso. Pero temo que Valle Inclán sea un rostro relativamente amable. Desde la óptica barojina, el esperpento nuestro de cada día, correría el riesgo de ser cosa de juzgado de guardia: «Los pueblos de España están entregados al odio»,
Q.-
Ayer, en Guadalajara. Solo a 55 kilómetros de Madrid, pero injustamente olvidada en las visitas, únicamente se pasa por la N2. Vale la pena verla. Comienzas en Infantado, gran palacio que ardió en la Guerra y lo dejaron muy bien reconstruido. Subes las calles Mayor y Miguel Fluiters (allí, todo va en cuesta, poca llanada queda); a la izquierda, Santiago, enfrente, el más antiguo instituto de España (Brianda de Mendoza, desde 1837 alojado en ese viejo convento, con breves interrupciones), pasos arriba, el Ayuntamiento, donoso pastel décimononico que nos alegra con su relamida blancura, San Ginés, hospiciana entrada que oculta un magnífico retablo; más lejos, remate de la acrópolis, San Ginés, roído su interior por las guerras. Continuando la escalada, ese Panteón de la Duquesa de Sevillano del que mucho habría que hablar por lo insólito y lo grande, la promotora Creso y el autor. Dos puertas fortificadas en estado impecable; el Alcázar, de magnas dimensiones, inmenso rectángulo ruinoso, su suelo es ya subsuelo, Benet lo definiría mejor, su palabra telúrica resultaría idónea, seguro estoy que el sitio le gustaría. Un saludo, estimado
Ricardo,
Juan Benet siempre está presente, cómo olvidarlo. En ese caso, acompañado de Larra, que, camino de Mérida, ¿pasando por la Guadalajara, de tu viaje?, también recuerda las cosas del paisaje no siempre atormentado de una España tan atribulada en su tiempo como en el nuestro: Tras las crisis de España, la desertización geográfica y moral contada por Larra,
Q.-
Larra, estimado, a sus 25 años, y se va para Mérida como puede (en las primeras diligencias, parte, quizás, en calesa o en simpole carreta) y, casi 200 años atrás, nos habla de sus antigúedades. Creo hablar con él, las pocas, muy escasas veces, en que pateo el centro antiguo de Madrid; y más debiera recorrerlo, al menos para ver elenco de chicas guapas; me parece que ya voy camino del nosocomio, andando por la calle del olvido; ¿sabes que me voy creyendo gato y me enfado cuando hablo a esos pequeños felinos y no me contestan? ¿Me responderán mejor los gatos de Cataluña? Veré si los encuentro en las montañas del Carmelo, y entonces les llevaré rico paté y gallinejas. Lo malo es que la Monyos se nos ha muerto, y tampoco me queda el Facerías. ¿Con quién entonces parlaré en las sillas de las Ramblas o en el renovado els quatre cats?
Ricardo,
Qué decir… con mucha frecuencia, es mucho más fácil hablar con los muertos que con los vivos. Los muertos están callados. Y es muy fácil pensar que piensan como nosotros. Hablar con alguien en las Ramblas… vamos anda: ni se te ocurra. Corres el riesgo de que te linchen, o te condenen al ostracismo, culpable del delito de incomprensión o cualquier delito de opinión punible de manera expeditiva por cualquiera de las policías que vigilan por el orden y las cosas dominantes… si te lo tomas en plan heroico, mejor callarte y poner cara de póker; si estás hasta el gorro, mejor coger tu moto y poner rumbo a cualquier parte,
Q.-
¿Hablar en las Ramblas? Tienes razón, estimado, será para pedir chocolate con churros en el Nuria, comprar unas rosas en un quiosco o chismotear con el artista que te hace un retrato a 10 euros. Hoy me acordé especialmente de ti. Acabo de llegar de Salamanca. No ceso de emocionarme cuando subo la cuesta de Tentenecio y la doble catedral se me va acercando. No he entrado en ella: muchas veces la vi; ahora, cuesta (me parece bien). Y luego, en ese día de hoy, de verano prolongado, las Conchas y la Clerecía y el dédalo de calles y plazuelas hasta llegar a la Plaza Mayor, demasiado turismo pero muy bonita. Y es para mi Salamanca una ciudad de las mujeres, se me van las miradas, únicamente veo estudiantas, me interpreto cual si fuera un reprimido profesor en busca de las piernas perdidas durante el tiempo del desarrollismo, Landa o José Luis Vázquez en ucronía de un ayer que es ahora. Por cierto, aún no había llegado a la Librería Universitaria del cantón de Anaya, frente a la misma seo, tu De la inexistencia de España. ¡Ya me veía con él entre las manos!
Ricardo,
Me hace gran ilusión tu recuerdo, claro… ¡en Salamanca..! Inexistente España, me tomé la libertad de presentar tal evidencia con una larguísima parrafada / prólogo, donde recuerdo viejas historias de un Madrid difunto. Nada de chismes -esos, incluido Juan Benet, lo dejé para otro libro, Retrato del artista en el destierro-, más bien crónica de la cultureta, como Castellet & Co. decían por aquellos años, con una cierta ironía de rigor, claro está. Imposible la secesión de la República Independiente del Valle del Guadalentín, tomé la ruta del destierro, no diré que dorado, pero francamente llevadero, a qué negarlo.
Graciassss
Q.-
Proceso, sí, que dices, cuya sentencia condena al ciudadano. El capital es muy medroso, escapa, se exilia, se avecina en otros lugares donde crea que puede (y se le permite) prosperar. Ardua elección entre capitalista y proletario ya que se pierde (o se elimina) ese término medio de la renta que debiera englobar a casi todos. Claro que estamos ante la novísima (¿definitiva?) revolución industrial en que el trabajo se trastroca y los futurólogos agoran sorpresas imprevistas, nocivas, de compleja asunción por los casi ocho mil millones que somos: fin del empleo como lo conocimos, agonía del estado protector, símiles (puede que corregidos a la baja y aumentados en lo malo) de la orden de Aureliano «restitutor orbis», sin embargo, de que las ciudades se amurallasan por su cuenta porque ya el gobierno era incapaz de cumplir esa misión. Y no debemos decir «después de mí: ¡el diluvio!»; no habría un mañana. Nos anega a todos el turbión. Es un Guadalentín furioso, alimentado por dioses vengativos. Tampoco habría un Homero que lo cante. La palabra se va con la riada. Saludos, imponiendo ánimos de que aquello no suceda, quede el incordio en aguacero.
Ricardo,
Una maqueta severo, te leo.
Debo decir que a estas alturas del día de hoy, sin saber si el President se baja o se sube los pantalones, vivo unos instantes de euforia… ¡qué maravilloso esperpento…!
Hace siglos, hablando con Jorge Lavelli, me decía que, a su modo de ver, la tv suplantaba al teatro… si… si los hombres de tv tuviesen talento (algunos hay), sería imaginable montar un relato audiovisual esperpéntico a la manera del Buñuel de Tierra sin pan, con el numerito de Puigdemont, hoy, en la antigua Plaza de la Constitución, que Franco y la tropa indepe prefirieron llamar de San Jaime / Sant Jaume… temo que el santo no proteja al payasesco inquilino de turno,
Q.-
Como San Jaime, Jaume, Iaco, Yago…, es Santiago, pues fíjate tú que pasaría con el «Santiago y cierra España» a cargo del capitán Trueno, ¡que se abría sola la llave del sepulcro del Cid!, y él y el Fernando llamado el Santo se quedarían viendo la escena del Pim pam pum y se apuntaban a su continuidad como Títeres de Cachiporra y el guiñol de Polichinela y Pantalón. Esperemos que no haya garrotes ni navajas, estimado, que no está la economía para mucho sobresalto.
Ricardo,
Si… «Santiago y cierra España», «¡A mi la Legión..!», «casa nostra», «poble català», entre otras muchas y podridas palabras maleta iluminan la naturaleza esperpéntica de los sucesos en curso. Garrotes y navajas verbales ya se usan con una eficacia devastadora. El uso de garrotes menos verbales dará al espectáculo un tono más duro, áspero, feroz, me temo,
Q.-
¿Y ahora, estimado? Como me acaba de decir un chico: «El Girona-Real Madrid y el Atlético-Barcelona este finde. Me parece que va a haber muchos golpes». Del Bululú y el Guiñol del Maestro del Retiro, espero. Y un saludo de sábado.
Gracias, Ricardo, si… bueno, se ha pasado página; se ha «resuelto» el problema inmediato, queda el problema de fondo, ay… España / Cataluña… el Proceso / Procés termina en gatillazo, queda sin resolver la crisis de fondo,
Q.-
Sí, estimado, son muchos los que están en contra y tantos quienes están a favor. Hay detrás una vieja cultura catalana, dueña de muchos ejemplos: Cerverí de Girona, Ramon Llul, Jordi de Sant Jordi, Ausías March, Maragall, Verdaguer… Y esta el reino de Aragón y Cataluña y detrás, Córcega, Cerdeña, Nápoles, Sicilia, el ducado de Atenas y el cronista Ramón Muntaner, Roger de Lauria y Roger de Flor. Pesan, y mucho. A nuestra vista y a la de nuestros abuelos, Francisco Ferrer, Gaudí, La Patronal y el Sindicato, la Expo Universal, Marténez Anido, Durruti y Ascaso, la FAI, la CNT, el POUM y Andreu Nin, los hermanos Sabaté, Massana, Caraquemada y Facerías, la Gran Barcelona, Perla del Mediterráneo: mucho peso detrás, mucha densidad histórica y humana. ¿La Europa de las patrias?, ¿la Gran Patria Europa?, ¿el Virgencita, que me quede como estoy?
Ricardo,
Mejor que pongas velas a distintos santos / santas. A la virgencita del pueblo, sin duda. Sin olvidar los santorales budistas y… qué se yo, los que se te ocurran. Enterrado (¿?) el lío en curso, comienza a paso de carga el nuevo lío que nadie sabe como se llamará, todavía… «¡Más madera…!»
Q.-
Retraso «mea culpa». Parada en Aranjuez, luengo tiempo en que no la veía; ya sabes: los extensos y frondosos bosques de árboles añosos, el rectilíneo caserío dieciochesco, la estación en que ya se detienen menos trenes; también, sequía de turistas al circundar el pueblo la autovía. En cualquier caso, estimado, refugio melancólico, pero no tan oneroso como para tener cabida el «·Libro del desasosiego», que allí el concierto se derrama en mansas tristezas crepusculares que no matan pero tampoco engordan. Un saludo, esperando el avatar de Cataluña.
Ricardo,
Ah… que maravilla de prosa, la tuya. Mis respetos…
Q.-
PS. ¿Catalonia county? Un desastre.
Mañana, Día de Difuntos, no es precisamente mi fecha preferida. Sin embargo, me avengo a acompañar a un homenaje personal que un familiar hace a quien fue Maharaní de Kapurtala, Anita Delgado, malagueña, musa de Valle y de Baroja, de Cansinos Assens, del Caballero Audaz, durante la época de Fornos, Platerías, café de Levante, el Apolo, y ese largo etcétera de los templos de la noche del Madrid finisecular que mejor se grabó en nuestra memoria, mezcolanza agraz de suburbios de la literatura, acracia vengativa, porca miseria de los más y un crepusculario de marchitas luces de noche de ánimas, astillados quinqués de los faroles, ronda de putas de arrabal y una llorosa abuelita de mantón y zapatillas que implora limosna para adornar con flores el mezquino ataúd del nieto muerto. ¡Qué lejos del alzarse el sol sobre la fina arena de la playa que es siempre primavera! Volvemos, estimado, a la Españeta, Caína del hermano suicida que asesinó a Santa Isabel de Ceres luego de haberla visto cual musa de Solana y amante de Noel. Saludos en una de las mágicas jornadas del año, en que el recuerdo de los mayores se hace presente. Nosotros debemos de ser sus albaceas. Tu ya ejercitas ese papel con gloria y donosura.
Ricardo,
Anita Delgado… qué bien evocas esos mundos de ayer, que son los nuestros, incluso cuando los ignoramos. Quizá sean nuestros ángeles guardianes, tan perdidos ellos y nosotros en la tierra de nadie y de todos, de todas nuestras catástrofes.
«Albaceas», «gloria y donosura..» «Que Dios te lo pague», diría mi Madrid.
Te leo y escribo con el pie en el estribo. Dentro de un rato tomo la autopista, rumbo hacia el Mediterránea.
Avanti..!
Q.-
Me alegro. El Mediterráneo será una buena vitamina. ¡Aprovéchala, amigo! Hoy, de sacramentales. Visitantes allí de mayoría burguesa. Viejos y niños. Familias completas. «Sold out» de vehículos y personas. Largo elucidario de difuntos en la iglesia, nueve meses de nombres de fallecidos. El sacerdote rogaba por ellos . Mezcla de tedio y de tristeza en los oyentes. Clanes gitanos que expresan un sentimiento trágico de opereta, (orlas de flores, recuas de velas en las tumbas) serio, no obstante, muy fisiológico, brote de un alma que a la víscera se aduna. No era corral de muertos, parecía (con perdón, que la vida es muy grave) parque temático modernista y obsoleto, lágrima de guardarropía. De repente, una anciana enfermiza, muy débil, llega en compaña de hija minusválida ya en la madurez. Trae la señora un gran ramo de flores correctamente envuelto; pregunta por alguien fallecido, da su nombre; averiguo que era su padre «Murió hace muchos, muchos años; más de veinte; y mi madre también está aquí. Les traigo flores». Y el nicho del progenitor queda muy arriba, en la última fila, bajo el matacán; y ella no sabe precisar el sitio. Y yo agarro una gran escalera, puesta allí para dejar los ramos en las altos; pero es inútil, no me saben especificar. Pena de aquella soledad de la familia roída , de no poder solucionar su problema. Y uno (más tonto que pichote), se arrepiente de no poder hacer lo que otros requieren o precisan.
Ricardo,
No… lo tuyo es contar, con mucho brío. Incluso con unas briznas de envidiable ironía, que tanto aprecio. Déjalos perderse en sus historietas de esperpento de pueblo. Queda tu prosa noble… El resto es silencio, si,
Q.-
Las viejecitas ¿recuerdas, estimado? de Miró y los noventayochistas: salgo con ellas, las acompaño a veces, escucho sus cuitas, soporto sus quejas de alifafes y retales; todavía no sé si lo hago por cuestión de afecto o por deber, que lo mío (¡Ay, suave tristeza!) son las muchachas en flor, suaves corolas de venustos cuerpos que recorren la playa desde el Corpus hasta el Pilar y, luego, cuando las olas injurian las arenas del equinoccio de otoño, hibernan para traernos a las hijas de esas madres que tanto amamos; efímera explosión de unos sentidos satisfechos concluídos en la reposada horizontal del polvo. Playa de invierno, amigo, se bambolea en la rasa del Cantábrico la cruz de una suicida adolescente que no he llegado a tiempo de salvar.
P.S: Y aquí, a ratos, que los deseo cada vez más largos, mirando a ver si termino el novelón de las miríadas de páginas, dentro de un proceso impreciso que a veces ya no reconozco como mío, inane si no inútil que lo siento, asunto del deber más que de amor.
Ya nos contarás de tus héjiras mediterráneas, suele ser lo primero que miro en Internet.
Ricardo,
Qué maravilla, tus palabras y adjetivos…
…
Moi… envuelto en los líos catalufos: miro el mar, cuando levanta el día, respiro el aire puro de la mañana, y todo parece más limpio y mejor. Puro espejismo: todo está endemoniado como nunca.
Avanti..!
Q.-
Gracias, estimado, por esos comentarios que nos regalas para definir la realidad que te rodea; ahora, más turbia y enmarañada debido a ese proceso catalán de divergencia, cuyo final no se prevé inmediato ni satisfactorio. (El capital es medroso, huye de la incertidumbre, también del control). ¿Se renueva la acracia?, ¿tiene resurrección?, ¿hja muerto para siempre?, ¿carece ahora en absoluto de valor? Me ha venido el recuerdo de tus padres.
Ricardo,
Ay… Lo que veo y escucho por las calles del Maresme lo temo más emparentado de la locura colectiva de muy distinto signo. Lo que veo en el comportamiento de la tropa más joven y «radical» se me antoja más próximo de algo arcaico… las cosas subterráneas dicen cosas de algo que está vivo por todas partes, pero es una miqueta invisible, como Dios, oye…
–«Aquí no hay quien viva». “Solo la anarquía nos salvará de este caos”.
–Amor y anarquía en París, la primavera de 2016.
Q.-
Dando yo vueltas al corral, repitiendo visitas al alfoz madrileño. Tendilla, minúscula ciudad que fue y hoy ha menguado la nueva carretera. Larga, larguísima fila de soportales de columnas viejas, aguantando a unas casas desoladas y vacías, sus habitantes las dejaron hace tiempo. Le llamó la atención a CJC en su viaje a pata sobre las tierras altas de Guadalajara. También había entonces un olivar cuyo dueño era ¡Pío Baroja! Queda una gran iglesiota, manca y mocha, desearían haberla convertido en misma catedral de la Alcarria (¡Ay, la de Guada!, pobre recinto de ladrillo y puertas de casona; Sigüenza, la sede verdadera, no es así: fortaleza de obispos guerreros venidos de allende de Pirene, vírgenes rubias, sepulcro del Doncel, fantasmales girolas, torreones heridos del año treinta y seis). Restan paredes de cenobios arruinados trepando por un otero que corona esa imagen repetida del Corazñon de Jesús; otro, recientemente limpio y rehecho, cabe la orilla de un arroyo (hontanar de mosquitos y hierbajos) que pudiera saltar en busca de franquía el ciego del Lazarillo, dos abacerías en que mercan rosquillas y sabroso cordero del lugar, una farmacia que parece la misma del Paular, familias de gatos arañando las bolsas de los cubos, moteros que buscan las muy jodidas Curvas de Tendilla, en el antiguo camino de Pastrana, asimismo entrañable pueblón que guarda sorpresas de arte y de paisaje, muchas y buenas.
Ricardo,
Por momentos, pienso que oficias de guardián del templo de viejas, nobles y imprescindibles palabras. Imprescindibles para intentar comprender quienes somos y de dónde venimos.
Esas peregrinaciones, no sé si físicas o imaginarias también hablan de rutas canónicas por tierras, paisajes, personajes… estrellas de una tierra de nadie y de todos, por donde vagamos, sin saberlo, quizá, camino de algún lugar que mañana descubriremos, para advertir que no salimos nunca de la habitación vacía y esquilmada donde hablamos y nadie nos escucha,
Q.-
¡Qué precisa tu síntesis! Me la aplico. Creo que malcumplo el papel de albacea de un pretérito que agoniza y del que no se escribe, y me veo más bien quijote de falla a la grupa de un caballo de cartón, blandiendo una espada de hojalata para saltar del rucio y meterme bajo las faldas de los gigantones, revistiéndome así del sanbenito de mi inepcia, que nadie advierte porque todo sucede en el cuarto oscuro, sin coco ni brujas ni pesanta, si acaso un gato de postal antigua que lleva entre las zarpas una bacina. Saludos.
Ricardo,
No… tu tarea esencial es la de usar, preservar, pulir, abrillantar… viejas palabras nobles, tan indispensables, hoy como ayer, para salvar lo esencial de nuestras vidas solitarias o más o menos en común. Lo de defender causas perdidas, cosas de un gentlemen (Borges dixit), está muy bien, pero me parece menos esencial…
Avanti..!
Q.-
Gracias, porque siempre resultan positivas, más satisfactorias cuando vienen de alguien como tú. Ten en cuenta que mi papel es poco valioso y menos vistoso: se representa desde un teatro revejido y oscuro, del todo silencioso; es gratis pero no acuden los espectadores; ¿sirven a alguno los textos, la sorda declamación?, ¿se derrama únicamente dentro del corredor del tiempo que ya ha periclitado?, ¿ayuda a ese campo de eternidad en que muchos deseamos creer, bien como «opio del pueblo» o a modo de esperanza vaga aunque perentoria? Ten en cuenta, estimado, que mi natural tiende a arcaizante y obsoleto; tal vez lo revista de candelas de Noche de las Ánimas un herbecer acrático que no sé si reconozco como mío o lo leí en los libros, un poco me contaron los amigos.
Ricardo,
Anda, anda… pura coquetería estilística, en este caso. La verdad es que escribes muy bien. Y, para los creyentes en el Logos, la palabra, el verbo, y todas esas puñeterías, eso es mucho más importante que todo lo demás…
Q.-
Retraso, ¿pereza, acedia, larvada enfermedad, nuevas recidivas de otras? Hoy me parece que entierro a una mascota, y la vendo con su mantita, la coloco en la cesta que en que dormía; va el animal cadáver dentro de una cajita de cartón, hago una fosa breve bajo un árbol, pongo los restos junto a flores y hierbas olorosas, tapo la huesa con piedras y guijarros para que no la huellen las fieras montaraces. Durante algunas mañanas de domingo (las más, en primavera) subo hacia el bosquecillo, creyendo que un buen dios ha refugiado a Pollito, Botitas o Caruso en un doméstico paraíso en que espera, ilusionado mi llegada (creo) para recibirme, saltando, con cantos o maullidos. Melancolía escolar de tarde oscura de nieve o lluvia casi helada, cuando quedan muchas jornadas de colegio antes de que vengan las vacaciones, faltan incluso varias semanas para la Navidad. Pues esto me vino al magín, estimado, y visualicé un campo frío, de color muy verde, cielo cubierto, mascota vulnerada, yerta, casi rígida ya; un valetudinario de sexo masculino, mozo viejo, endeudado, era su compañía. No sé si está en la realidad u oficia de literatura.
P:S. Estoy esperando tu De la inexistencia de España. Quiero comprarlo en Salamanca. Me da sentido.
Ricardo,
«… Hoy me parece que entierro a una mascota, y la vendo con su mantita, la coloco en la cesta que en que dormía; va el animal cadáver dentro de una cajita de cartón, hago una fosa breve bajo un árbol, pongo los restos junto a flores y hierbas olorosas, tapo la huesa con piedras y guijarros para que no la huellen las fieras montaraces..» Algo así hace con su cámara -la cámara de Éli Lotar, para ser precisos- Luis Buñuel, en Tierra sin pan: poniendo en un cestito a un recién nacido, al que abandona a la incierta fortuna de una corriente de agua que se pierde en la oscuridad. Tu prefieres ofrecer a tu mascota los honores que la redimirán por los siglos de los siglos, a través de la palabra… biennn…
Q.-
PS. Recuerdo a Borges… «De joven creía ser el hombre invisible. Y lo era».
¡Ay, tus dichos y tus fotos!: las espero, gozoso, a veces me levanto antes del alba y miro el Internet por si hubiesen llegado las próximas, repaso anteriores, me introduzco en los textos, busco referencias. Ayer, eran mis espejismos/realidades memoria del colegio, como si fuera un Machado de aquellas tardes frías de la Baeza penibética en que el maestro desterrado recita monótonamente la lección. Ciudad perdida en que Don Antonio pasó los años de la Gran Guerra, hermosa acrópolis de casas jalbegadas, palacios ruinosos, una curiosa catedral que allí no te imaginas. Y Don Antonio, más que melancólico, pensando a ratos en Leonor, quedo y remiso ante el humano panorama de la llamada «Salamanca andaluza», entonces parva reunión de apenas alfabetos, señoritos tronados, viajes a Úbeda en ese tranvía, entonces novedoso, que también te llevaba a esa estación de tren de abajo de Linares, andaluza y minera, refugio de algaras anarquistas, pobre ringlero de casuchas entre las que destaca un caserón de ricachones. ¿Las mascotas, estimado? No son las mías, no sé si por desgracia o propia decisión. ¿Será entonces esa mascota universal que dicen los místicos no poseer espíritu diferenciado si no de grupo, que reencarna y transmigra al gatito, pollito, conejito o pajarito que hemos elegido y es siempre el mismo? Luce el sol en Madrid y…¡no llueve, borra la imagen de la Baeza invernal, para nosotros fría, escasa de esperanzas!
Ricardo,
Ah, qué ilusión y responsabilidad…
La sombra de don Antonio me persigue desde siempre. Siempre me ha parecido patético y trágico que siga enterrado en tierra extranjera, sin que a nadie le extrañe ni moleste ese destierro atroz.
Paso.
Un detalle… El hospital de Leonor y Antonio Machado en París.
..
En otro plano… ¡una de vanidoscopio..! Una profe murciana ha escrito un estudio sobre mis locuras: ¡termina hablando de mis fotos..! Dice que todo el mundo sale guapísimo..!!
Graciassss
Q.-
Locuras artísticas, estimado. Y la locura se merece un elogio. Si le añadimos las fotos, estoy con la profe murciana…¡y contigo, claro!
¿Don Antonio o Don Juan Ramón? ¿Prima más lo social o lo estilístico, las vidas personales? Ambos egregios.
Ricardo,
Menudo dilema, oye.
Octavio Paz decía que el poema Espacio de Juan Ramón era el más importante escrito en castellano en el siglo XX. Hace siglos, hablando del tema con Andrés Sánchez Pascual, nos preguntábamos quien era más importante, si JR o Rilke… tu añades a la lista a don Antonio… tenía sobre todos ellos el don y la gracia del hombre bueno, en el buen sentido de la palabra. Quizá sea la virtud más alta,
Q.-
Sí, Don Antonio parece ser (casi todos lo afirman) un hombre bueno. En mi caso, me quedo con Juan Ramón, me hallo más próximo, se encuentra dentro de los espacios que corresponden al sacrificio en el altar de la belleza, ¿Prerrafaelita, grecolatina, mistérica? Más bien esta última, creyente que fue Don Juan Ramón en una magia de la palabra, convertida al final en salvadora. Un saludo de finde.
Ricardo,
Te comprendo… en términos estéticos, JR quizá sea más grande. Dicho eso, al final, siempre prefiero a don Antonio: su claridad luminosa siembra toda la prosa poética que vendría… prosa poética que JR también siembra a su manera, claro está… ¡y como..! Hay una suerte de grandilocuencia juanramoniana que puede irritarme con su genio jupiterino. Me siento más próximo de don Antonio, qué quieres…
Q.-
La tristeza, estimado, «bien común» de Don Antonio y Don Juan Ramón; aquel, solidario; este, egocéntrico aunque aferrado a un espíritu grupal a través del que dimanaban sus versos y sus prosas, casi místicas pero en nada consecuentes con su vida privada, distinguida por un exacerbado yoísmo cuya expresión permitieron los buenos oficios de una «sometida» Zenobia, sin cuyo concurso poco hubiera sido el genio de Moguer. Machado, también soñador, menos dependiente, quizás, del duermevela, tomando conciencia de ese entorno en que debió de sentirse bondadoso reformador de aquella Españeta, afín a lo terrible, casi estéril, horra de sangres derramadas y de la mucha que habría de brotar. Los dos poetas vulnerados por la guerra, muriendo en el exilio, dramático el final de Don Antonio, agonía pareja con la madre; patético el de Don Juan Ramón, arrebatada la esposa por la muerte dos años atrás.
Ricardo,
Si… resumes Muy Bien la personalidad y circunstancias de los dos grandísimos patriarcas. Quizá sea una miqueta absurdo «elegir» entre ellos. Ambos son igualmente imprescindibles y esenciales. Unidos, si, en el destierro final… inmensa tragedia. Quizá recordándola, recordándolos, algo salvamos, para ellos, para nosotros, para nuestra triste historia, que siempre acaba mal, como decía otro maestro, que en gloria está, también, el tío Jaime, si,
Q.-