Jorge Guillén decía que la guerra civil perfecta es el fratricidio.
El ara lo cuenta así:
[ .. ]
ara, 1 febrero portada con la confesión de Carles Puigdemont: “Suposo que tens clar que això s’ha acabat. Els nostres ens han sacrificat, almenys a mi.”
Guerra civil fría: “La guerra civil independentista que estava soterrada i que, com passa periòdicament en el Procés, va emergir ahir.”
Esquizofrenia: “Pienso una cosa, digo otra y hago una tercera”: “La mala salut de ferro del Procés.”
Estacazos: los del 155, pasados, presentes y por venir.
Jorge Guillén decía que la guerra civil perfecta es el fratricidio.
Nou Pollastre: guerra civil fría entre indepes.
Como en 1640, 1714, 1914-1925, 1934… la crisis del Procés y del Pollastre durará años.
De la mandecidad política occidental a la mendicidad mundial. Pues si…parece que las promesas se están cumpliendo. La esquizofrenia y el capitalismo van de la mano. Los viejos nos compramos el Anti Edipo años ha…Ahora nos toca vivirlo cuando ya no se conoce al padre ni a los hermanos. La lucha fratricida local sera multicultural. El progreso es repetir los mantras de la propaganda y llenar el mundo de mentiras anónimas. Los pensadores son los ingenieros sociales pagados por rentistas des capitalizadores de los trabajadores. El boomerang llega de las antípodas. La pobreza es el progreso para evitar la miseria del planeta y de los nuevos primates tecnológicos. Platón dixit: el lujo produce la envidia de los vecinos y conduce a la guerra. Saqueo, tortura, muerte…reparto de riqueza por los medios de siempre. Nadie puede desprenderse de la historia que le precede. Las primeras criticas al capitalismo llegaron de la literatura rusa y alemana del XIX. Ahora llegan de Africa y Asia mano barata en los siglos XIX-XX. Hoy cultura del futuro o capitalismo mundial con guerra civil total.
Jose,
Si… «La lucha fratricida local sera multicultural..»
En esas estamos…
… detrás de la gesticulación «política», una suerte de Torre de Babel liliputiense: cada cual pone lo que quiere o le interesa en las palabras básicas («pueblo», «libertad», «democracia», «justicia», etcétera), que cada cual utiliza como cachiporra para apalear o intentar apalear al vecino disidente, díscolo o incapaz de comprender nuestras razones (que son las buenas claro), metiéndose en la taberna de la gente de su cuerda, para provocar a los de la aldea vecina que han llegado con sus garrotes propios…
El capitalismo y todos esos líos igual tienen una miqueta de culpa, claro. Pero, de entrada, no nos engañemos: toda esa maraña cainita es cosa muy nuestra, oye,
Q.-