Intentando comprender la eventual metamorfosis de los paisajes políticos español / catalán, leo con interés los análisis de los profesores Eva Anduiza, Oriol Bartomeus y Joan Botella (UAB), Astrid Barrio (UV), Josep Colomer (Georgetown), Lluís Orriols y Pablo Simón (UC3M), y Gemma Ubasart (UdG)… Radiografía de un cambio de ciclo en el mapa político.
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Barcelona, 20 septiembre 2017. Foto Félix Riera.
Y descubro que, en verdad, el fondo de sus análisis y perspectivas coinciden con bastante precisión con los esbozados en el prólogo de mi libro De la inexistencia de España.
¿El Estado..? Encerrado en el castillo de su inmovilismo.
¿Las fuerzas políticas dominantes en el Estado y las no sé cuantas autonomías? Entre la balcanización y el puzzle inestable.
¿La financiación del Estado y las autonomías? Está paralizada desde hace muchos años. Incluso negociar los presupuestos anuales es un equilibrio inestable entre fuerzas que solo negocian a cara de perro, en el mejor de los casos.
¿La reforma del modelo territorial? Vamos anda…
¿La reforma de la Constitución? ¿Cuál de ellas…? ¿Alguien es capaz de negociar algo con alguien..?
¿Cataluña? ¿Cuál de ellas?
Conclusión: algo se “mueve” en el “mapa político”. Pero no es nada descartable que el eventual “movimiento” (¿?) empeore y complique todos los problemas de fondo.
Temo que tal “paisaje” pasado, presente y futuro, confirme la tesis central de mi ensayo: El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas → Tras el 21-D, nueva versión catalana del duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
En el terreno político, nadie vislumbra la más mínima eventualidad de algún vago y lejano acuerdo sobre algo esencial (Cataluña, reforma del Estado y la Constitución, etcétera). De ahí mi insistencia tradicional en la dimensión cultural e histórica, secular, del problema: Quiñonero: “España no aguantará sin un diálogo cultural de fondo”.
Este es un tema que no se comprende desde el aquí y el ahora. El problema del continente Euro asiático empieza en el siglo XIX la industrialización del mundo implica que las naciones entran en una decadencia cultural que llegara a la cúspide en el siglo XXI. El mundo anglosajón sabe que las guerras las hace en la periferia pero no en la metrópoli. La lucha es la base del nuevo mundo comercial y tecnológico. Hay que competir para ganar mercados. En el exterior guerras entre naciones. En el interior entre individuos. En el occidente de principios del XX se empieza a hablar de la incomunicabilidad entre las naciones y en el XXI la incomunicabilidad entre los individuos. La ONU ha perdido o esta perdiendo la fuerza de convencer y los parlamentos ven la imposibilidad de los parlamentarios de llegar a acuerdos. Individuos y naciones funcionan sin el cemento cultural son ingenieros de sus propias maquinas que les roban el alma o la mente. Las maquinas no dialogan pues no tienen cultura. Cataluña-España-Europa-Mundo. Un problema inconmensurable para la mente humana. Lo desconocido nos mantiene vivos. En Barcelona o en Pekín. Nueva cultura para nuevos problemas. Los archipiélagos están unidos a los continentes el resto es agua salada.
Ciertamente un panorama desolador…y a pesar de todo, la primavera se esfuerza en regalarnos flores cada año. ¿Hasta cuándo resistirá?
«Lo desconocido nos mantiene vivos» No lo había pensado, Josep…ya tengo una frase para reflexionar. Aunque lo conocido nos proporciona una cierta seguridad, también necesaria.
Puede que todo sea una alternancia entre la vida y la muerte, entre lo apolíneo y lo dionisíaco…
Jose,
Te leo ya frente al Mediterráneo, tras doce largas horas de autopista…
«Lo desconocido nos mantiene vivos..» No está mal visto: lo «desconocido»… un mundo nuevo, un mundo por descubrir, nuevos mundos por descubrir… la ilusión de otros mundos por descubrir, si…
Q.-
Fina,
Lo apolíneo y lo dionisíaco… ah, el Nietzsche del Origen de la tragedia… venía a decir que, en verdad, la vida solo tiene sentido como «fenómeno» estético… menudo programa, tan esencial, si…
Q.-