Un proyecto francamente atractivo y respetable…
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… que Joaquín Ciáurriz Labiano presenta de este modo:
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“Baroja & Yo es una colección numerada de entre 20-25 libros de bolsillo, en formato 11,5 mm / 16,5 mm, en cuidada edición de IPSO Ediciones, en los que cada autor invitado reflexiona, en clave autobiográfica, sobre su relación con el novelista, el recuerdo de sus primeras lecturas, su identificación con el sentimiento barojiano, y realiza un breve ensayo sobre su obra favorita, su técnica literaria o la actualidad de su lectura
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Uno de los aspectos más cuidados de esta colección es su diseño, desarrollado por el diseñador gráfico tadeodeo. Las imágenes que ilustran las portadas y contraportadas de los libros, de estética contemporánea, son obra del fotógrafo Pedro Pegenaute y han sido tomadas en diversos rincones de inspiración barojiana. Un recorrido por la geografía vasco-navarra a través de las ciudades donde Pío Baroja nació y pasó parte de su infancia y juventud: País del Bidasoa, Biriatou, Urrugne, Château d ́Urtubie, Guéthary, puerto de Lúzaro, Cestona, Pamplona y San Sebastián. Lugares que Baroja recorrió o inventó y en los que situó a personajes como Jaun de Alzate, Silvestre Paradox, Shanti Andía, Avinareta, Leonor, Mary, Itchaso, Murguía, y tantos otros…” BAROJA (& YO).
Soledad Puértolas, Luis Antonio de Villena, Ascensión Rivas Hernández, Antonio Castellote, Eduardo Laporte, Sergio de Molino, Daniel Ramírez García-Mina, Jon Jauristi, son los autores de los primeros títulos de la colección, que debe completarse con muchos otros autores, de Andrés Trapiello a Eduardo Mendoza, entre otros.
Los libros, dicho sea con respeto y admiración, están editados con mucho cariño, amor, pulcritud. El diseño es moderno y clásico. Cada ejemplar está acompañado con una fotografía de Pedro Pegenaute. El conjunto tiene el aura entre pasional y romántica que corresponde a don Pío.
Hay muchos grandes escritores. Pero solo los muy grandes pueden “soportar” un proyecto de este tipo. Galdós quizá sea indispensable, como Balzac. Pero quizá no inspiran el entusiasmo y el fervor que Baroja suscita en todos los barojianos de la más diversa condición.
Ese entusiasmo -el entusiasmo que embarga al lector de Proust, Stevenson, Mark Twain o Josep Pla- quizá hable de algo esencial: un amor por la palabra y el arte de la narración que se confunden con las más íntimas pasiones de nuestra iniciación a la vida. De ahí la importancia de esta colección: releyendo a Baroja, contando su experiencia íntima de la lectura de Baroja, los autores pueden ayudarnos a construir otros mundos, que están en este, apenas emboscados en la selva oscura de la alfaguara siempre virgen de la palabra barojiana, con la que fuimos ungidos en el misterio de la literatura.
Baroja, Laura, el amor y otras crisis.
Otra vez en las trincheras, estimado, aunque bien valetudinario de la mente y el espíritu, en pie ante la llamada del entrañable «Monsieur Bagoya», que se merece muchos recuerdos y el mayor de ellos es aquel que le entronca con la actual realidad que a todos nosotros atañe. No puedo por menos que aplaudir la idea, y no estoy solo porque a ti, además, Juan Pedro, sigo debiéndote algo todavía no pagado; y encima se acumulan tus fotos y tus textos que no agradezco cuanto tienen merecido. Abrazos desde Madrid, y arre que arre y erre que erre.
Ricardo,
Cool.
…
Sí, don Pío también tiene esa virtud: es «aditivo» y «solidario»… enganchado a sus cosas, siempre te ayuda no solo a ir tirando: te descubre que no estás solo, siempre hay un barojiano / barojiana a la vuelta de la esquina, con quien es muy fácil ponerse a discutir y hablar mal de todos los ausentes, encantados de la vida, oye.
Avanti..!
Q.-
Estimado: Y ya el «senor Bagoya» vuelve contigo, y en el renovado café del Ateneo o en el Nuria de las Ramblas, cuando apenas se ven parroquianos y acaece la hora del lubricán (de invierno, claro, que el solitario y entrañable gruñón es hombre del fresco, de las campanas de los Santos que anuncian la nieve en los altos), dialoga pero no pontifica, charla pero no abruma, y ya, al sonar la voz del cierre, invita la casa y todos nos vamos a las nuestras, fijándonos mejor en las eras de los balaustres y en el desgaste de los viejos cantones roídos por el viento. Nace la madrugada. Fue la tertulia intemporal. Vimos a J.B etílico y solo, anclado en las adolescentes en flor que solo permanecían en su mente.
Los perros difuntos de las Halles pugnaban por arrebatar los desechos a esos gatos maullones y chuletas del Raval. No era abundante el bodrio, estimado, tampoco había estraperlo.
Ah… de la mejor prosa poética de Ricardo Lanza, siempre tan precisa, casi diría que implacable… alusión, la mía, a ese «JB etílico y solo, anclado en las adolescentes en flor que solo permanecían en su mente…».
Malgré tout, su palabra, tu palabra, la palabra, lo redimen y lo preservan intacto e invicto, sí,
Q.-
Quiño y Don Ricardo Lanza,
Es para mí un verdadero placer leer sus escritos…
Gracias por compartir aquí parte de sus «Tertulias intemporales».
Fina
La magia, claro, que no el milagro, Juan Pedro, ya que no resulta posible romper las leyes físicas, sí aprovechar sus límites, transustanciarlos, extender las barreras de la edad, avanzando lo menos valetudinario que se pueda (y que se quiera, que es mucho del deseo el mantenerse) pues, en mi caso, ni siquiera el pescado se ha vendido y lo poco restante ya no hiede ni tampoco se pudre, se amojama, queda en grotesco espantapájaros, no pasa el «altamar» del fondo de la tina; a ver si vos, el estimado, fuente que mana abiertamente, y el mesié Bagoya, aceptáis el café con leche y la tostada en la tasca del Rastro. La hora será siempre la vuestra, imagino que al romper la madrugada o en el fin de una tarde que no cesa; paga la casa, no es necesario que sea una ONG, parva es la cuenta, pertenece al acervo de esa magia a diario muñida por la mente. La queremos cual rayo que no cesa, ¿de dónde saldrá el brillo? aseguran que sea indefinido. ¡Las ganas que me vienen desde el patio del hogar, dulce que lo he enfoscado a pesar del turbión que ya cae y anega Europa, estropajo de seda en la riña a garrotazos¡, ¡los ilesos ponen también el cuello en el garrote!, van con Landrú y con Ravachol; no es acracia divina, «craso error judicial», diremos tras la autopsia. ¿Quién es el albacea?, ¿quién rememora los anónimos cadáveres?
Don Ricardo,
Me he quedado anonadada…
Pero, siga, por favor, siga contando…
Gracias, Fina. He elegido una realidad distorsionada aunque precisa, llegando cerca de su límite posible en lo que se aproxima ya a espejismo de nosocomio, pero deliberado, intenso: lo anima el deseo de acercarme al oasis: recoleto, encogido, pieza que sobresale de un desierto de nieblas y evita acercarse a la horizontal reposada del polvo. Puede que en esa hermosa posada haya nadie. Habrá que proseguir la caminata, en aquello consiste la experiencia.
Una miqueta melancólico te leo, Ricardo…
¡Animo..!
¡Avanti..!
… quizá sea cierto todo eso que dices, sin duda: lo es… tu escritura lo convierte en realidad visionaria.
Dicho eso, y respetado, tengo tendencia a contemplar esas realidades desde una óptica menos… menos, sí… la misma realidad, contemplada con otra óptica, iluminada de otro modo, es una realidad otra: se trata de una «enseñanza» que me viene de la fotografía.
No se trata de maquillar nada, bien al contrario, se trata de contemplar el mismo paso del tiempo de manera menos intimista, diría, más presta a tirarse a la calle a seguir dando guerra, a la manera del tono épico que tienen los relatos fotográficos de la Revolución mexicana… LA ADELITA…
Avanti..!
Q.-
Si Adelita se fuera con otro… Tu, Juan Pedro, la seguirías… en un crucero o en el Orient Express, escuchando, aprendiendo, narrando lo que vieres, aplicándote a describir la realidad tras haber ¿depurado-sublimado? cuanto tiene -y en eso se eviterniza- de fotográfica. Yo puede que eligiera residir en un amable pozo contemplando las imágenes gráficas de Adelita, claro, la de la canción, no la de carne y hueso, siendo esa Patricia, Silvia, Corina… un etcétera indefinido de fantasmas y fantasías adorables, ya ignorándose si pertenecen al pretérito, se trata de visiones a lo Dante cuando hallara a Beatriz o se refieren a un futuro biónico, ciborgiano, más allá de la vida de la vida.
Ricardo,
Ayayay… Adelita está ahí, esperándote: basta con salir a la calle, a comerte el mundo… ¡te está esperando..! ¡A por ella..!
Q.-
Aquí estamos en el Día del Trabajo, fecha en que, paradójicamente, me corresponde laborar, algo tedioso ahora, articulillos que son centones, ni siquiera los hubiera reconocido como míos; pero todo tiene un valor, si es que a alguno le sirve, empezando por el menda (no es el caso, aunque «Dios está en los pucheros», no en la Pompa y Circunstancia. Veo tus fotos. Leo tus palabras. Aún me falta la salida a Salamanca para hacerme con tu libro. Quiero que sea desde allí.
Ricardo,
Sí… Dios y el Logos están en los pucheros, las cocinas, la piel, los perfumes, qué se yo, por todas partes: los budistas y Spinoza pensaban que Dios es la totalidad de las cosas creadas y por crear… de ahí la naturaleza divina del albo de la luz del nuevo día, que todo lo viste con sus gracias… perdón por copiar a quien copio, con intacta pasión y fe en el Logos, sí,
Q.-
A mi me gustaría saber si luego la llevará a bailar…😃
Fina,
¿A bailar..? ¿Corridos de la Revolución mexicana? Pero Fina… esas canciones solo invitan a tirarse al monte a cambiar el mundo… con Adelita, Emiliano, o quien se tercie, vaya,
Q.-
Bueno, Quiño,
Sí, ya sé que tengo mucha imaginación y adoro el baile, pero no ha sido una invención mía.
Si escuchas la canción de Adelita verás que dice textualmente dos veces: «…para. llevarla a bailar al cuartel».
Por lo visto estas canciones invitan a lo que cada uno más desea…Unos a cambiar el mundo, otros a que los lloren y algunos a bailar…
En fin, las lilas…preciosas!!!
Fina,
No se te puede decir nada… ¡estás en todo! ¡lo miras y lees todo! ¡eres un «peligro» público…!
Encantado, oye.
Cada cual a su ritmo, incluso musical, claro está,
Q.-
¡Pero qué dices, Quiño!
Con tu ritmo de trabajo, ni en siglos podría verlo y leerlo todo…
Tranquilo, soy de lo más inofensiva…
Bona nit!
Fina,
Vale, vale… quería decir que… te tomas muy en serio y en detalle la lectura de este moderno cuaderno de notas. Detalle que debo agradecerte, vaya.
Avanti..!
Q.-
Don Ricardo,
Encontrar en esta hermosa posada a un Maestro del logos como Ud. es una experiencia memorable para mí. No sé lo que pensará Adelita…imagino que lo mismo.
Muchas gracias.
El logos, Fina, y la Sabia Sofía Iniciadora, como su aspecto femenino a modo de eón supremo y único lado accesible de la divinidad. Adelita pertenecía (hablo en pasado, que es la estación -Borges dixit- en que se han producido las muertes) al reino de la carne viva, esplendorosa, adobada, en este caso, con una miaja de la melancolía del adiós.
¡Oh, Don Ricardo!
Es superior a mis fuerzas. Quedó rendida ante su Logos y su Sabía Sofía Iniciadora.
Me pregunto si ha alcanzado la divinidad…
Don Ricardo,
Quería decir…»Sabia Sofía Iniciadora», (sin tilde). Disculpe, no sé cómo puedo corregirlo.
Quiño,
Aunque soy de espíritu alegre, me tomo muy en serio todo lo que hago…
Oye, es un verdadero placer y privilegio para mí el hecho de estar aquí.
Gracias perfecto anfitrión.
Fina,
Te leo ruborizado, oye.
¡Viva los Misterios habidos y por haber..!
Q.-
Quiño,
¡Que vivan! Por los siglos de los siglos…
Amén.
Bona nit, macu!
P. D. ¿Te puedo llamar «macu», o te haré ruborizar otra vez?
Fina,
Mujer, lo de macu queda francamente potable…
Prefiere ese tono al de las barbas del «don»… que imponen una miqueta.
Q.-
Quiño,
Recuerdo que mi padre decía que los extremos no son buenos. Quizás ni el «Don» ni el «macu», sean acertados. Habrá que encontrar un término medio, un tono en el que te sientas cómodo…o simplemente, Quiño. Tú dirás…
Sabes que en Cataluña usamos el «macu/a», no sólo en referencia a la belleza física, sino también a la amabilidad o la bondad…
Bona dia!