Campos Elíseos, 24 noviembre 2018. Foto JPQ.
Hay quienes piensan que la fronda social de los chalecos amarillos es la matriz de un movimiento social de nuevo cuño, de carácter ¿popular? ¿populista?
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Sindicatos y partidos políticos tradicionales han dejado de representar a la Francia periférica (suburbios de grandes ciudades, pequeñas ciudades, territorios víctimas del centralismo ineficaz y la precariedad de los servicios públicos), una Francia que sufre en sus carnes y bolsillo unos fines de mes difíciles.
Con una miopía ignorante y turbia, los más fieles portavoces de Emmanuel Macron comenzaron por denunciar a la extrema derecha. Christophe Castaner -ministro del Interior, miembro de la guardia pretoriana de Macron- afirmó que Marine Le Pen había sido la “instigadora” de la batalla campal de los Campos Elíseos, el sábado día 24. Gérald Darmanin, ex portavoz de Nicolas Sarkozy, ministro de los presupuestos del Estado de Macron, denunció la “peste parda” de la extrema derecha. El mismo presidente denunció “escenas de guerra” en los Campos Elíseos…
Dos días más tarde, el mismo Macron cambió de registro vocal, e intentó seducir a los chalecos amarillos, invitándolos a participar en la negociación de un “nuevo pacto social”, sin ceder en ninguna cuestión esencial (precio de los carburantes, recortes del poder adquisitivo en la Francia periférica).
La respuesta de Macron no ha convencido a nadie. Y la fronda social recibe apoyos de muy diversa naturaleza: extrema izquierda (Mélenchon) y extrema derecha (Le Pen) intentan “apropiarse” del movimiento. Celebridades de diversa sensibilidad (de Brigitte Bardot a raperos de rompe y rasga) se fotografían en las redes sociales con chalecos amarillos.
Creyendo “hacer bien” la guardia pretoriana presidencial comenzó por denunciar la “agitación” de la extrema derecha. Pocos días más tarde, Macron descubre que la Francia periférica de los chalecos amarillos quizá esté anunciando la emergencia de un movimiento social de nuevo cuño, con muchos flecos populares, populistas, de extrema izquierda, de extrema derecha, tercera edad inquieta por su futuro familiar, jóvenes angustiados, muy alejados de los sindicatos y partidos políticos tradicionales.
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