Café de Flore, 26 febrero 2018. Foto JPQ.
¿El alma de un café..?
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Los genios del lugar, su fidelidad a una historia, una tradición, su clientela, los hombres y mujeres que se reconocen en un ambiente, un lugar, una sala de pasos perdidos.
¿El alma de la sala..?
Parisino, alma de la sala… rue Bonaparte.
Parisina camarera muy simpática… rue de Buci / Seine.
Las chicas parisinas del bar de Patti Smith en Ménilmontant.
Parisina de adopción… de Saint-Paul a Chinatown-sur-Seine.
Ella y su tarta de fresas, en el país parisino del Marais.
Recuerdo los primeros retratos de Antonio López: Fashion, Art, Sex & Disco.
Camarera parisina, simpática, simpática.
Joven camarera, en Montmartre.
Camareros en el vientre de París, les Halles.
Metamorfosis pop del café parisino.
Desde otra óptica, George Steiner estima, cómo olvidarlo, que el café es una de las matrices de Europa, el arte de vivir europeo, durante ¿dos siglos..?
“Europa está compuesta de cafés. Éstos se extienden desde el café favorito de Pessoa en Lisboa hasta los cafés de Odesa frecuentados por los gangsters de Isaak Bábel. Van desde los cafés de Copenhague ante los cuales pasaba Kierkegaard en sus concentrados paseos hasta los mostradores de Palermo. No hay cafés primeros ni determinantes en Moscú, que es ya un suburbio de Asia. Muy pocos en Inglaterra después de una moda pasajera en el siglo XVIII. Ninguno en Norteamérica fuera del puesto avanzado galo de Nueva Orleans. Si trazamos el mapa de los cafés, tendremos uno de los indicadores esenciales de la “idea de Europa”. El café es un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flaneur y para el poeta o el metafísico con su cuaderno. Está abierto a todos; sin embargo, es también un club, una masonería de reconocimiento político o artístico- literario y de presencia programática. Una taza de café, una copa de vino, un té con ron proporcionan un local en el que trabajar, soñar, jugar al ajedrez o simplemente mantenerse caliente todo el día. Es el club del espíritu y la poste-restante [apartado de correos] de los homeless. En el Milán de Stendhal, en la Venecia de Casanova, en el París de Baudelaire, el café albergó a la oposición política que existía, al liberalismo clandestino. Tres cafés principales de la Viena imperial y de entreguerras ofrecieron el ágora, el centro de la elocuencia y la rivalidad a escuelas contrapuestas de estética y economía política, de psicoanálisis y filosofía. Quienes quisieran conocer a Freud o a Karl Kraus, a Musil o a Carnap, sabían exactamente en qué café buscarlos, a qué Stammtisch [mesa] se sentaban. Danton y Robespierre se reunieron por última vez en el Procope. Cuando las luces se apagaron en Europa, en agosto de 1914. Jaures fue asesinado en un café…”. George Steiner, The Idea of Europe, (2004).
George Steiner, el ocaso de Europa y el desarraigo de los jóvenes europeos.
Quiño,
Estos cafés con tanta historia me enamoran.
Lo leo por la noche con más calma.
Gracias.
Fina,
Steiner merece una pausa, sin duda…
Q.-
Quiño,
Leí con calma lo referente a Steiner, en esta publicación y en comentarios anteriores…Fue una pausa agradable y didáctica. Gracias.
Y dices que hablaste con él por teléfono…Qué bien poder conversar con seres a los que admiras.
Bona nit!
Fina,
Steiner… el más grande de los críticos literarios de nuestro tiempo, sí.
Cuando le dieron un premio en Asturias, quiero recordar, pude hablar con él quince o veinte minutos, por teléfono. Un sabio, qué decir,
Q.-
Sí, Quiño, sí,
Cuando se habla con sabios, merece la pena enmudecer y escuchar…Es todo un privilegio.
Hoy me pasé con las calorías… ¡qué le vamos a hacer!…era una paella irresistible. 🙂
Bona nit!
Fina,
Las tentaciones están para eso: descubrir sus encantos,
Q.-
Sí, Quiño, sí,
En muchos de estos cafés con tanta historia, todavía se siente y se respire esa alma europea…
Gracias por hacerla presente.
Fina,
Ah… viejas tertulias de café… en mi caso, me aburren un poco, la verdad, prefiero la calle, pero, bueno es cierto que tenían y deben tener su encanto…
Q.-
Quiño,
Que cada uno haga lo que prefiera…¡faltaría más!
¡Ay! Pues a mí me gustaría permanecer en el interior del café, en alguna mesa situada en un rincón con encanto, disfrutando de la calidez del ambiente, escuchando la tertulia de los intelectuales, hojeando algún periódico y frente a un aromático café o chocolate, acompañado de churros o croissants… 🙂
Fina,
Te comprendo perfectamente…
En teoría, la cosa me parece igualmente atractiva… en la práctica… termino pagando para tirarme a la calle, que es lo mío, ay…
Q.-