La Porte de Lilas, 24 junio 2019. Foto JPQ.
Entre la banlieue y Belleville, la Porte de Lilas acogió con frecuencia a personajes muy borderline.
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La Porte de Lilas fue inmortalizada por René Clair, en una película interpretada por Pierre Brasseur y Georges Brassens.
Varios personajes de Patrick Modiano recuerdan o terminan en un oscuro e inquietante recinto policial / militar del “barrio”.
Aubrac, en el corazón geográfico de Francia, es célebre por sus quesos y embutidos tradicionales.
París mestizo, work in progress.
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La Porte de Vanves, Georges Brassens, el París de ayer y el París de mañana.
La Porte de Montmartre, Céline y la tierra de nadie de la banlieue.
Ricardo Lanza says
Esta mañana, estimado, viviendo la ilusión que muchos tiempos han creado, y que deseamos aparezca en el San Juan de ese largo día más extenso, inicio del verano de la magia en que todo posible parecía. Ha sido en un lugar casi vacío, rodeado de montañas y de ríos, en medio de gargantas apenas frecuentadas (¡nada menos que cinco en un espacio que se recorre andando si se quiere!, ¿estaré hablando de récord nacional de ese geológico accidente?), tierras agrestes y sombrías en donde el Ebro está naciendo. Y hoy la jornada no me ha dejado ver la luz. Las nubes ocultaban la claridad del sol, dejando un tiempo amable, pero algo alejado de la idea del San Juan, de ese gran mediodía que anhelamos. Menos mal que he escuchado cantar a algunos gallos y he visto acercarse algunos gatos. Luego, ya al dar las diez, solitario paseo en la ermita situada en los altos de unas peñas que destacan del panorama de esos valles angostos que separan Castilla de Cantabria y del país vascón. Curiosamente, en ese yermo se encontraba una escuadra de obreros remendando paramentos y tejados; y alegres parecían al hablar. El clima era generoso con ellos. También el trabajo semejaba duradero. A lo mejor lo hacía hasta las fiestas del Patrón. Después, en horas ya de almuerzo, la Plaza Mayor del pueblo, grande y muy limpio, de largas y enjutas rúas. Frente al templete de la música y el portalón de una iglesia magnífica en que nada cobraban por entrar, dos chicas preciosas, disfrutando de vacaciones, y yo de las imágenes de ambas. Casi me retratraje a la adolescencia, creí pisar esas playas de las costas de Alicante y Murcia en que un romántico amor de guateque y de verbena, cóctel de rock y Julio Iglesias, aparentaba tener asiento y ofrecerse al alcance de uno. Bastaba con llegar desde el colegio a las arenas. Y era el sonido de las olas anuncio de la fiesta, que en eviternidad se te plasmaba; todo buenas noticias, estimado, que septiembre muy lejos se quedara.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Gran estilo, bello poema en prosa, caray.
Gran envidia y alegría de lector encantado, sí.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
El paisaje, sí, y su influjo en los paisanos y en su modo de interpetación de la existencia. Se ha hecho ahora en mi evidente luego de este viaje breve por territorios de rocas y cantiles, profundos cursos de agua, bosques de gran frondosidad, sendas que oculta la maleza, pueblines que recogen a una escuadra de habitantes,a veces solo uno, añoso, claro, estoico ¡qué remedio!, solo a merced de enfermedades, muchos acaban dando sustos cuando su falta alarma a otros vecinos; yertos quedaron sobre el suelo o en la cama, quizás meses atrás. Se me escapa, estimado, esta Iberia -incluyo al entrañable Portugal- que se fuga; solo quedó Miró como reflejo, que Azorín fue más leve, tenía menos alma al describir personajes y maneras, le faltaba la voz de eternidad y esa melancolía de saber imposible la pugna contra el tiempo que distinguieron al gran oriolano. ¡Qué distintas se ven, la raya de Vasconia de los valles menguados, el agua fluyendo en todas partes, y el vasto secarral de las calimas que se anega entre diluvios imprevistos arrasando con las cosas y las vidas, rotos los regadíos y las nayas. Murcia y Levante más allá del Júcar, Roma y Mogreb al mismo tiempo, fiestas de fuegos y de cohetes; a lo lejos, Castilla la naciente, hija de las leyendas, perdidas entre brañas y lagunas, que allí, por las llamadas Merindades, dicen que fue el idioma más antiguo, reflejado en Valpuesta, puede que a cargo de vascos, tal vez foramontanos, de la muga navarra que mira al Pirineo.
Hay, sin embargo, mayor amanecer en las tierras del Segura, que el Norte del Ebro es de crepúsculo; prima el carácter cuando se trata de elegir en eso. El amor, para mi, en las costas levantinas; el retiro, al pie de una montaña cabe un río.
P.S: me quedo con ganas de repetir, ahora me pasa lo mismo quie me acucia con tus fotos: ¡a ver de que hablan hoy!, ¡qué vendrá en ellas…¡
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bellos paisajes del alma, la tuya.
Amén.
Graciasssss…
…
Por mi parte, me dejé arrastrar por la fotografía hace años, a raíz de la escritura de una de mis novelas, Dark Lady. Luego, un libro sobre Goya -para el año que viene- y otras cosas me han «conducido» directamente a la fotografía callejera, que se ha convertido en un «medio de expresión» propio, para mí. Los colegas me dejan libre todo el terreno: la fotografía callejera de París es una suerte de «tierra virgen», por descubrir, un mar sin orillas donde me encanta «perderme»…
Q.-
Fina says
Admirado Don Ricardo,
Qué buen conocedor es Ud. de España y del mundo…
Nos enriquece siempre con su Logos y sus saberes.
Gracias por manifestarse en este Infierno…
Fina says
Sí, Quiño, sí,
Que cada uno se pierda donde más le guste, donde se sienta encantado y escuentre su forma de expresion más genuina.
Tú a la fotografía callejera de París, que es lo tuyo.
¡Adelante! Sigue incansable descubriendo «tierra virgen».
JP Quiñonero says
Fina,
A ver…
Q.-
Fina says
¡Oh, Don Ricardo!
Haga Ud. lo que le venga en gana siempre que pueda. Repita sin cesar estas excursiones y háganos partícipes de ellas. No deje de escribir nunca…es Ud. una fuente de conocimientos y ya sabe de mi debilidad por las fuentes…
Ricardo Lanza says
Es el breviario de la vida, su ola de recuerdos que, al igual que las ondas del mar, golpea y se extingue, continúa hasta que sus memorias se pierden y queda ese papel del cual nos preguntamos: «¿quiénes serían?, parece gente con posibles, seguro que se sentían muy felices cuando les hicieron la foto, ¿y esos niños tan monos?, ¿quedará algún pariente?, las casas se habrán venido abajo, lo menos es de siglo y medio atrás…» Grandeza y menudencia de la foto, estimado, a veces, elucidario prematuro de las muertes. Salvación de las vidas, sus momentos sombríos y jubilosos.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno, la fotografía es como la escritura… un «medio», un «modo de expresión»… donde cabe todo. Cada autor tiene un estilo, una manera de ver o contar. Incluso hay tantos «géneros» como la escritura… sin olvidar que cambiando de objetivo / óptica se cambia de «ojos…» y la misma persona, autor, autora, puede ver el mismo detalle, el mismo instante, desde varios puntos de vista o sensibilidad… oséase, que una maravilla, una manera de ver, incluso de «verse»… muchas fotografías son algo así como autorretratos, que dicen muchas cosas íntimas sobre su autor…
Q.-