Moviendo los peones de sus guerras comerciales, amenazando con represalias fiscales contra Francia, Alemania y España, jaleando un Brexit duro contra la línea de flotación de la construcción política de Europa:
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Financial Times, 25 agosto 2019, UK will refuse to pay 39bn divorce bill in no deal Brexit.
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Donald Trump, Emmanuel Macron, Angela Merkel y el resto de los miembros del G7, consagraron lo esencial de sus encuentros, bilaterales y colectivos, durante todo el santo día del domingo, a trabajar de “bomberos”, intentando desactivar o diluir los más inflamables incendios y campos de minas: efectos “cataclismáticos” de un posible Brexit duro, ambiciones nucleares de Irán, las ambiciones internacionales de Rusia, alcance planetario de la crisis ecológica en Amazonia.
Como es tradicional y corresponde a su personalidad, Trump fue un protagonista privilegiado, matizando, puntualizando y “corrigiendo” todas las ocurrencias de sus colegas y los medios de comunicación y / o incomunicación de masas.
Angela Merkel, Emmanuel Macron y Donald Tusk, presidente saliente del Consejo Europeo (CE), fueron los primeros en entrevistarse con el primer ministro británico, Boris Johnson, para insistir y repetir, con diplomática firmeza, que no es posible negociar ningún nuevo acuerdo entre el Reino Unido y la UE.
“Aliado enemigo”, como lo califica el último informe de la Brookings Institution consagrado a las relaciones trasatlánticas, Donald Trump no dudó en sacar los pies del plato diplomático, para recordar su apoyo entusiasta a un Brexit duro, a finales de octubre: “Tras el Brexit, negociaremos un gran acuerdo comercial, el más importante de la historia del Reino Unido y los EE. UU.”. Johnson reaccionó encantado ante tales propósitos, diciendo, en voz baja, que bien le gustaría que las exportaciones ingleses fuesen “mejor tratadas” en el mercado norteamericano.
La declaración del presidente de los EE. UU. es un torpedo dirigido contra la línea de floración de los aliados europeos, apoyando una ruptura histórica y previsiblemente catastrófica para todas las partes. El resto de los miembros del G7 prefirieron responder con un silencio intachable.
En ese marco, volátil e inflamable, las fuentes diplomáticas inglesas filtraron, en Biarritz y Londres, horas más tarde, otro proyecto inflamable de Johnson: consumar un Brexit duro y negarse a pagar 39.000 millones de libras, 43.000 millones de euros, de indemnizaciones a los aliados europeos, tras un posible Brexit duro.
Se trata de un punto tan grave como temible. Si el primer ministro británico llegase a consumar su doble amenaza, romper con la UE y no pagar las “facturas” pendientes y debidas, estallaría una guerra comercial, institucional y judicial entre el Reino Unido y los aliados europeos.
Las filtraciones inglesas fueron recibidas en los medios diplomáticos más diversos desde dos puntos de vista.
Los “optimistas” estiman que Boris Johnson estaría “gesticulando” para terminar convocando elecciones generales anticipadas, a mediados de octubre, a la espera de conseguir un nuevo mandato negociador. Los “pesimistas” temen que el apoyo de Donald Trump sea un “espaldarazo” a una ruptura amenazante para el proyecto histórico de la construcción política de Europa.
Encantado y siempre sonriente con sus propias “gracietas”, el presidente de los EE. UU. no dudó en “poner en su sitio” a sus renuentes aliados en dos terreno sensibles de la actualidad internacional. Emmanuel Macron había decidido invitar oficiosamente al ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif. Un portavoz oficial de Trump se apresuró a confirmar que “no era el momento” de recibir ni entrevistarse con un enviado especial de Teherán.
Por el contrario, Trump defendió con aparente “vigor” la “vuelta” de Vladimir Putin al G7, del que fue expulsado, el 2014, tras las intervenciones militares del ejercito ruso en Crimea y el este de Europa. Macron también “milita” por alguna forma de “reintegración” de la Rusia de Putin en el “concierto” europeo. Sin embargo, el presidente saliente del Consejo Europeo recordó que “todavía es pronto” para esa “vuelta” no deseada por muchos aliados europeos.
Durante la tarde y noche del domingo, los siete grandes celebraron una reunión de trabajo y una cena de “hermandad” con los representantes de países de varios continentes, Europa incluida: España, Australia, Chile, la India, Burkina Faso, Egipto, Senegal, Rwanda y África del Sur.
A juicio de Emmanuel Macron, siempre “creativo” y voluntarista, el diálogo entre Europa y África es esencial. Y es más urgente que nunca trabar relaciones, iniciar diálogos, promover proyectos… retórica diplomática convencional, que los distintos participantes pueden interpretar libremente. Sin que sea posible olvidar la ruda competencia de los EE. UU., China, y Europa en un continente demográficamente en “explosión”.
Preparando la jornada de trabajo de este lunes, consagrada al cambio climático, esencialmente, Emmanuel Macron siguió intentando coordinar, pactar, negociar, alguna fórmula de “acción común” ante la gran crisis ecológica de la cuenca del Amazonas, Amazonia. Angela Merkel comenzó por “enfriar” los proyectos originales del presidente francés: “romper” el acuerdo entre la UE y Mercosur, para “protestar” contra la política del gobierno del Brasil. Macron no ha encontrado aliados de peso en ese terreno.
JEFES DE ESTADO Y GOBIERNO TRABAJANDO DE BOMBEROS CONTRA LOS INCENDIOS ATIZADOS POR TRUMP
A juicio del presidente francés, por el contrario, quizá sea posible esperar alguna declaración y proyecto de acción común, en forma de ayuda a todos los países afectados… “El G7 está de acuerdo en ayudar con rapidez a los países más afectados”, llegó a declarar Macron. Está por ver qué proyectos serán aceptables para Donald Trump y la UE. Quedaría por negociar el costo financiero preciso de las posibles ayudas.
Emmanuel Macron hizo a media tarde del domingo un primer balance oficioso de los trabajos. Reconoció las diferencias de fondo en casi todos los terrenos esenciales. Pero afirmó que también son “manifiestas”, a su modo de ver, “algunas convergencias” y el deseo colectivo de intentar “desactivar” y “apagar” los “fuegos” y crisis a repetición. “Trabajamos de bomberos en una situación de urgencia”, comentó riendo una fuente diplomática a título “privado” y “oficioso”.
ABC, 26 agosto 2019, Trump alienta a Londres a un Brexit sin acuerdo. Johnson avisa que no pagará la factura de 43.000 millones de euros a la UE.
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Trump y el ocaso de Europa, en Normandía.
José says
Los bomberos piromanos anglosajones en America Canada Australia Sudáfrica Inglaterra y por el mundo todo estan preparando dosciento años mas de imperio con su lengua franca sueñan con un poder de mil años un milenio anglosajon. Pero en los estertores el moribundo sueña que esta fuerte y sano con poder suficiente para acabar con todos aquellos que le lleven la contraria
con o sin tiempo de apretar el boton
Como el deseo del moribundo que queria y quería que lo acompañase toda la humanidad. Pero como decia uno de los padres del capitalismo no podemos estar seguros que mañana vaya a salir el sol y menos aun que decisiones vayan a tomar las mazorcas de maiz transgenico.
JP Quiñonero says
José,
«Los bomberos pirómanos…» creo que es una definición bastante exacta…
Tengo menos claro que estén «unidos»… Trump y Johnson quizá estén rematadamente locos, o algo así. Peligrosos. Pero no tengo claro que esa locura los «una» más allá de los esperpentos que se montan a su imagen y semejanza.
Queda claro que todos esos desórdenes son una amenaza grave. Sobre todo para los más débiles…
Veremos,
Q.-