Que pico de Oro! 1797 – 1799. Aguafuerte, Escoplo, Aguatinta bruñida sobre papel verjurado, ahuesado, 306 x 201 mm.
La Moncloa, Madrid, sábado 21 de marzo de 2020. Comparecencia del presidente del Gobierno sobre el Coronavirus:
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“España fue el pasado lunes el segundo país de la UE, solo después de Alemania, el mayor país en tráfico de datos, en internet, en cifras absolutas, el quinto a nivel mundial, solo por detrás de Estados Unidos, India, el Reino Unido y Alemania…”.
Dicho de otro modo: palabras limpias y palabras sucias, envenenadas, se confunden en el torrente de los “datos” donde el Verbo / la Palabra, son víctimas de la basura tóxica.
Sin duda, ese torrente de “datos” es una emocionante huella del heroísmo, la solidaridad, el comportamiento cívico, individual y colectivo.
Sería ingenuo olvidar que ese torrente también arrastra riadas de palabras sucias, podridas, venenosas, recordándonos el espectáculo esperpéntico de los españoles apedreándose y envenenándose los unos a los otros.
He tardado más o menos veinticuatro horas para caerme del burro de mi idealismo infantil cuando escribía → Sánchez y Casado unidos (¿?) en tiempos del coronavirus.
La chapuza / esperpento “nacional” despide un tufo negro y sucio:
Cantonalismo sanitario: “Torra ordena als Mossos que facin controls a les entrades de Catalunya davant l’amenaça que Sánchez se’n faci càrrec”. “Catalunya i les Illes anuncien que volen tancar les fronteres”. “El Govern avisa Sánchez que no permetrà una invasió de competències”. “El Gobierno vasco denuncia que las medidas de Sánchez son un 155 encubierto”. “Catalunya, Euskadi y Madrid tomaron decisiones unilaterales que precipitaron la declaración del estado de alarma al que Sánchez se resistía”. “Andalucía activa el plan de emergencias”.
Irresponsabilidad institucional: “Pablo Iglesias, en cuarentena, acude al Consejo de Ministros”. “Ha puesto en riesgo a todo el Consejo de Ministros”. “El Gobierno de Sánchez e Iglesias no da pie con bola”. “¡Dando ejemplo!”.
Fragilidad gubernamental: “Las discusiones entre el PSOE y Podemos retrasan el anuncio de las medidas económicas al martes”. “Discrepancias en el Gobierno”. “Desplome de la confianza”. “Poca eficiencia, escasa rapidez”.
Guerra civilismo ideológico sin cuartel, aventado a toda hora por las redes sociales…
¿Qué hay buena gente que hace lo que puede y se comporta con heroica dignidad? Como dudarlo. Una muestra, que me llega de Barcelona:
ACTIVEM UNA XARXA SEGURA DE SOLIDARITAT A SANT ANTONI PER LA CRISIS DEL CORONAVIRUS.
Horas más tarde, el eco de manifestaciones cívicas al margen de las organizaciones políticas tradicionales:
«Aplausos a la Sanidad en los balcones de toda España». «España sale al balcón para agradecer al personal sanitario su lucha contra el coronavirus». «Un aplauso multitudinario desde las ventanas españolas para dar las gracias al personal sanitario». «Suport dels ciutadans als sanitaris».
Temo que esa buena gente queda bastante eclipsada por el esperpento fiel a si mismo de las clases políticas dirigentes. El último ensayo de Paul Preston, A People Betrayed: A History of Corruption, Political Incompetence and Social Division in Modern Spain 1874-2018 (Un pueblo traicionado, 2020), ilumina las raíces contemporánea de esa tragedia.
Tema central de mi serie España, una temporada en el Infierno.
Amancio says
Porca miseria
JP Quiñonero says
Amancio,
«Por la boca muere el pez”.
“El que tiene boca, se equivoca”.
“En boca cerrada, no entran moscas”.
Qué quieres que te diga…
Q.-