Quai Saint-Michel, 17 mayo 2020. Foto JPQ.
Emmylou Harris – C’est La Vie (You Never Can Tell).
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Francia, en general, y en París, en particular, “celebró” el primer fin de semana de desconfinamiento parcial con una suerte de “fiebre” colectiva de contenida alegría callejera, en la capital y las ciudades, incluso con los primeros baños de la temporada en las playas.
Emmanuel Macron abrió la jornada en dos pequeños pueblos, Ville-aux-Bois-lès-Dizy y Clermont-les-Fermes, en el departamento del Aisne, con una ceremonia de homenaje a la memoria del General de Gaulle, patriarca de la Nación, con el fin de recordar y apelar al “espíritu de resistencia nacional”. Contra el invasor nazi, ayer; contra el coronavirus, hoy.
En las playas de la Costa Azul y Bretaña, los primeros bañistas de la temporada se daban los primeros chapuzones. Aquí y allá, algunos avispados comerciantes habían propuesto la venta de comida y bebida para llevar.
En las carreteras y autopistas, en las calles de París y las grandes ciudades, brigadas de policías y gendarmes vigilaban el respeto estricto de las normas sanitarias básicas, sin encontrar resistencia ni problemas de ningún tipo. Bien al contrario, jóvenes, padres de familia, abuelos, eran muy numerosos haciendo silenciosas pero sonrientes señales de “victoria” con una o dos manos.
En París, en particular, la celebración del primer fin de semana de desconfinamiento se transformó a primeras horas de la tarde del domingo en una suerte de “sinfonía pastoral”.
En los alrededores de la iglesia de Saint-Jacques, donde comenzaba, hace siglos, el primer Camino de Santiago, numerosos grupos de jóvenes y familias, organizaban juntos pequeñas carreras por el barrio y más allá.
Los alrededores de la catedral de Notre Dame se transformaron en una suerte de circuito de ciclistas aficionados, donde se cruzaban padres, ancianos, chicas, jóvenes, niños, pertrechados con cascos y máscaras, pedaleando bajo un sol casi veraniego.
Los muelles del Sena se transformaron anticipadamente en “playas” improvisadas, donde una multitud tomaba el sol en paños más o menos menores, ante la indiferencia cómplice de millares de paseantes, jóvenes y menos jóvenes, gozando de una jornada gloriosamente primaveral.
El uso masivo de mascarillas, el respeto de las distancias de rigor, la llamativa evidencia de los bares y restaurantes cerrados, recordaba, a todo momento, que la crisis y la pandemia siguen estando ahí, vivas, amenazantes, inquietantes, quizá. La tranquila responsabilidad parecía alentar la esperanza de un proceso de incipiente normalidad anhelada, mañana, quizá.
París en tiempos del coronavirus … primer fin de semana de desconfinamiento, en libertad vigilada.
París en tiempos del coronavirus … jóvenes parisinos desconfinando Place de la Sorbonne.
París en tiempos del coronavirus … joven parisina tomando el sol en el Pont Neuf frente al Louvre.
Francia en tiempos del coronavirus … Asamblea Nacional aprueba nueva fase confinamiento.
Casi tres meses de confinamiento y el mundo de las ciudades abren las puertas de sus viviendas para pisar las calles en plan festivo. Cuánto durara. Nadie sabe casi nada. Un enemigo que nadie acaba de conocer. Algunos quieren ver que sera el que volvera a unir la nacion con sus dirigentes y hara desaparecer todas las diferencias en un ejército disciplinado obediente y voluntarioso para acabar con cualquier chispa de guerra civil
Una guerra que las princiales victimas son viejos pobres y dirigentes profesionales de la salud. Antes el patriotismo llevaba a la muerte generaciones jovenes
ahora son muchos de los que dirigen la guerra y aquellos que dejan de ser productivos y solo dan gastos. Todo raro. Y como casi siempre epidemias y enfermedades en plena guerra hoy economica mundial. Como dice un amigo esto es tan raro que cierran los bares algo que nunca habia ocurrido ni en la guerra civil española. La primera guerra que se hace en las casas y en los hospitales. Bueno y los que no tienen techo y viven en la intemperie. Celebremos el dia de la victoria del desconfinamiento aunque los problemas estan aqui y ahora y la guerra continua.
José,
Bastante Amén en todo, sí.
Quizá lo único que tengo claro es el «vaya usted a saber…».
De entrada, pudiera parecer estimulante el clima de «alegría» que se generaliza… «abren» el Partenón de Atenas y la Basílica de San Pedro, Notre Dame sigue reconstruyéndose … y la gente se tira a la calle, esperando respirar aire fresco…
… si esa esperanza no se truncase con un «repunte» de la epidemia… estaríamos a punto para comenzar a mal vivir la crisis económica que viene… pero, vaya usted a saber…
A ver…
Q.-