La Pedrera, 7 agosto 06. Foto by JPQ
Felices vacaciones, 11
Tenía cinco o seis años (no había nacido mi hermano Javier) cuando mi madre me llevó por vez primera al Park Güell, cuyas salamandras, serpientes, chimeneas, soles, medusas y columnas dóricas siguen siendo para mí el talismán precioso que me permite entrar en el mundo de hadas, dragones, gnomos, brujas, princesas e ilusiones del que, en verdad, quizá no haya salido nunca.
Las cosas del tiempo y la vida no han podido abolir el maravillado pavor infantil del primer descubrimiento. El Park Güell y la Pedrera –en otra medida- quizá sean la encarnación ideal del encantamiento hecho realidad material, en piedra. El misterio posee una arquitectura, cuya geometría posee la lógica de un conjuro mágico.
Cada año, ¿desde hace 10 u 11? fotografío a Carmen, JF y PJ delante de la Pedrera. Este año, también. Las barandillas (Gaudí / Jujol) de los balcones en piedra de esa casa poseen la gracia perenne de las esculturas en hierro forjado: ilusiones vegetales construidas con voluntad visionaria.
- Barcelona en este Infierno.
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