Ha muerto en Shanghaï Pa Kin, al cumplir los cien años.
Desde hacía años, el último de los grandes gigantes de la literatura china contemporánea, reclamaba en vano el derecho a la eutanasia.
La suya fue una historia trágica. Anarquista de la vieja escuela, pacifista revolucionario, sostuvo una correspondencia legendaria con Sacco y Vanzetti. Célebre desde mucho antes del triunfo de la tiranía maoísta, fue perseguido con crueldad durante el Terror de la Revolución cultural. Y sus libros fueron “reescritos” de manera pavorosa.
Estuve escuchándolo durante su última visita a París, hace ¿cuántos años? Es uno de los recueros más puros de mi vida intelectual. Descanse en paz. Amén.
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En Caína prefieren hablar del premio Filibusteros. Comercio y asesinatos de masas.