William Klein ha contado en muchas ocasiones que su fotografía más célebre es la de un adolescente, empuñando un revolver contra el objetivo (50 mm.) que lo enfoca en primer plano.
Munich, la nueva película de Steven Spielberg, es una reflexión sobre la venganza entre judios y palestinos, tras una matanza célebre.
Bernard Stiegler, nuevo director de desarrollo cultural del Centro Pompidou, habla con cierta nostalgia de su época de atracador a mano armada, siempre fiel a una concepción marcial de la cultura.
El rencor bíblico / faulkneriano de «La otra casa de Mazón», de Juan Benet es una de las semillas fundacionales de Caína. Las herrumbrosas lanzas guerracivilistas y el desentierro / profanación de cadáveres forman parte de la mitología más pavorosamente actual de Región.
Grandes artistas, como Ramón Gaya, han intentado combatir tan inquietantes sombras,
a través de una fe y una confianza ciega en su arte. Poetas de hoy, como Eloy Sánchez
Rosillo, también tienen una visión olímpica del mundo y la Luz, el Verano. Pero los
sospecho minoritarios.
Esa ¿dinámica?, ¿conflicto?, entre las sombras y la luz, entre la esperanza y el
odio me da escalofrios. A sabiendas que el mesianismo del Odio data cuando menos
de la escritura de la Biblia, que Steiner considera con razón el Libro de los libros.
En definitiva, Shakesperare o Faulkner, Cormac Mc Carthy o Juan Benet, hablan
de nuestra actualidad inmediata.
Sin embargo, todo se nutre de «pares.» El par es necesario incluso para Gaya que opone la imagen a su reflejo en el espejo, su cuadro, al cuadro admirado.
No hay nada luminoso que no salga de la sombra y no hay nada oscuro que no se oponga a la luz. No tenemos un sistema en el que los elementos de bondad y maldad, belleza y fealdad, razón y emoción sean independientes. Si lo tuviéramos nos ahorraríamos problemas, pero también desaparecería el interés. ¿Quién cree que los santos disfrutan sólo de la presencia de Dios? ¿podrán dejar de pensar en lo bien que se está en el cielo en comparación con las miserias del infierno?