Tirando papeles, me tropiezo con dos reflexiones de Marc Bloch (“MB ou l’esprit de curiosité”, Le Monde des Livres, 20.1.05, www.lemonde.fr., online de pago) que me ayudan a comprender mi trabajo. Cuando afirma “a fuerza de juzgar se termina fatalmente por perder el gusto de explicar”. OK. Pero ¿qué hacer cuando se superponen los juicios en distintas lenguas sobre problemas que en una sola ya están sujetos a controversia cainita, desde hace siglos?
Por el contrario, me parece más o menos ‘claro’ que las crisis española y francesa sobre Cataluña, Euskadi, Franco, la guerra civil y la colonización quizá hablen de crisis y fracturas mucho más hondas de las que ya azotan la actualidad de manera tan inclemente. Bloch lo dice de este modo: “Cada vez que nuestras tristes sociedades, en perpetua crisis de crecimiento, se ponen a dudar de sí mismas, podemos preguntarnos si llevan razón interrogando su pasado; o si éste ha sido bien interrogado. ¿Hay que creer que la historia nos engaña..?”
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Európolis. ¿Qué decir cuando, desde Viena -donde algo se sabe de desmoronamiento de imperios-, se compara la situación de España con el desmoronamiento de Yugoslavia, mientras que La Vanguardia estima que acaba de escribirse una nueva página en la historia de España y Cataluña? ¿A quien culpar de tal perspectiva? ¿Quién se equivoca de historia? ¿Hay una sola historia? Raymond Aron decía de Giscard: “Su problema es que no ha comprendido que la historia es una tragedia, que siempre acaba mal”.
Passy says
Estimado Juan Pedro:
Creeme. Venía pensando precisamente en esto. ¿Por qué a veces en los comentario de JPQ parece faltar una pieza intermedia?. No creo que sea «a fuerza de juzgar», sino «de informar», pero es verdad que a veces, como lector, me da la sensacíón de haberme perdido algo por el camino. ¿Se trata tal vez de la deformación profesional? ¿ de no querer ir más allá?
En las cuatro primeras líneas de esta entrada parecen estar condensadas todas las dudas del escritor, del informador y del blogueador. Dudas que- por lo que veo- nunca le bandona a uno.
Juan Pedro Quiñonero says
Estimado Miguel,
Recuerdo a Pirandello, Uno Ninguno Cien Mil. Sobre los temas de fondo he escrito un libro de 485 páginas, pronunciado una conferencia en el Ateneu de Barcelona y escrito un prólogo para una nueva edición. A lo largo de un año, he vuelto en ¿cuantas ocasiones? sobre el mismo tema. Casi me avergüenzo de volver una y otra vez sobre unas cuestiones que, en verdad, nadie como yo -perdón por la inmodestia- ha planteado desde hace Muchos Años, con la misma limpieza. Por el contrario, descender al lenguaje navajero para comentar tal o cual acontecimiento en curso NO entra ni en mis propósitos ni en mi vocación. Es cierto -sin embargo- que me divierte tirar piedras contra muy diversos tejados: con el fin de amontonar puntos de vista en cuatro o cinco lenguas de trabajo. Los murcianos no tenemos remedio. En ocasiones, algunos anónimos corresponsales de este blog también me han tachado de murciano: de ahí mi decisión de enarbolar sistemáticamente tal bandera (espero que inexistente). Nobody is perfect. (BW).-
PS: Tampoco de ocultaré que incluso hay en mis malévolos acopios de punto de vista un cierto coqueteo estilístico, que sospecho puede precipitar dudas que NO son las mías, ni mucho menos.
Passy says
Estimado Juan Pedro:
Me refería más a la cuestión de la forma que a la del fondo. «Pas de questions» acerca de lo que se dice. Nadie -creo- está pidiendo lenguajes navajeros. Me refería más a esto que tu defines como tirar piedras contra tejados diversos. Creo que ahí está la respuesta a mi pregunta.