Por una vez, citaré a Jean Daniel, que conoce a sus palestinos y sus judíos. Con motivo de la película de Spielberg (Múnich), recuerda una frase de Golda Meir: “Reprocho a los palestinos que asesinen a nuestros hijos. Pero les reprocho mucho más que nos obliguen a matar a los suyos”.
JD reinstala esa frase en la historia el pensamiento: se pierde el alma cuando se imitan los métodos de los bárbaros. Doble actualidad de Dostoievski, en torno al Terror (Los Endemoniados) y la ética de la Venganza y el Odio (Los Hermanos Karamazov).
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Nadie ha deseado evocar el puesto de los GAL en la ya larga historia de la desertización moral de Caína. Y los escritores Menos que Nadie. ¿Qué temían perder?
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Archives for enero 27, 2006
Septiembre Negro en Madrid
Entre las incontables simpleces que se escriben con motivo de Munich, la película de Steven Spielberg, no sé si me sorprende el silencio sepulcral que pesa sobre los amigos y compañeros de viaje madrileños de Septiembre Negro, que incluso participaron en un grotesco secuestro en la embajada de los Emiratos. Hazaña sobre la que luego se jactaban en la barra del Café Gijón.
Goya, una revelación pavorosa
Óleo/tabla, 31×45 cm. Circa 1808-1814
Todos hemos silenciado, inquietos, la revelación más atroz de la todavía reciente y magna exposición Melancolía: uno de los dos óleos sobre tabla de Goya, fechados hacia 1808-14, propiedad del Musée des Beaux-Arts de Bensançon (Francia), titulados respectivamente “Escena de canibalismo o Caníbales contemplando restos humanos” y “Escena de canibalismo o Caníbales preparando a sus víctimas”.
Se trata de dos obras que inspiran un sagrado pavor. Contemporáneas, quizá, de los Desastres de la guerra, ¿qué acontecimiento o pesadilla atroz inspiró a Goya tan inquietantes alucinaciones, en el destierro?, ¿de quienes habla esa sombría maldición bíblica?
En nuestro tiempo, la obscenidad atroz de un cierto lenguaje “popular”, profanando de palabra al adversario, crucificado en el desierto audiovisual, atizando las más bajas pasiones, quizá ilumine la oscura senda que conduce a tan pavoroso Averno. Quevedo hablando de los judíos cruza el puente por el que se comunican lengua y política, siguiendo el curso de la historia.
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Európolis. Mónica Bellucci: “Nunca he sido un objeto profanado”