Comida ligerísima y aérea en Vagenende con C*, que cubre, como otros años, los desfiles de la alta costura.
A la hora del café, me pregunta: “¿No crees que, finalmente, la obra de Yves-Saint-Laurent será más perdurable que la de Jean-Paul Sartre…?”. La sigo por esa pendiente, y llegamos a esta conclusión: Karl Lagerfeld -sin entrar en el legado de otros grandes modistos, de Armani a Galliano, de Balenciaga a Dior- es un creador mucho más fino, hondo, inteligente y perdurable que la inmensa mayoría de los pretenciosos ridículos que pontifican en nombre del “ensayo” y la “filosofía”. Caína incluida: la insignificancia del “pensamiento” no exime el mal gusto de los trepadores.