Cuarenta años después, Raimon ha vuelto al Olympia.
Él, un gran artista, ha dejado que sus promotores parisinos lo presenten con la bandera del “antifranquismo”. Herror catastrófico, para mi sensibilidad…
… los temas expresamente políticos, en su recital y en su carrera, finalmente, son muy minoritarios, comparados con lo más hondo de su obra, consagrada a los patriarcas de las literaturas catalanas, Llull, Ausiàs March, Salvador Espriu, Jordi de Sant Jordi, Jaume Roig, etc.
En mi memoria, Raimon está asociado al recuerdo de su padre, que fue un joven militante de la CNT / FAI; a mi paso por los cuarteles de Paterna; a mis viejos amigos Eladio Ramos y Emili Panach (¿dónde estáis, que no os veo y os tengo tan presentes?); a mi primera visita a Joan Fuster, en Sueca; a mi última visita a su pueblo, Xàtiva, hasta donde llevé a mis hijos, JF y PJ, para descubrirles el pueblo donde Ibn Hazm escribió El collar de la paloma, cuya huella neoplatónica tanto influyó en mi formación. Y cuyo rastro era invisible en la nueva Xàtiva de ayer mismo, a la que Raimon rinde homenaje una y otra vez, desde su adolescencia. “Al vent..”
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