La casa que María Casares se compró en 1960, con el dinero de uno de sus grandes triunfos, Cher menteur, de Jerome Kilty, junto a Pierre Brasseur, ha sido definitivamente consagrada como Maison du comédien. Y el minúsculo pueblo de Alloue (Charente) cuenta con un respetable Festival de teatro. ¿Alguien se acuerda de María Casares en España..?
En Galicia, su tierra, se acordaron de ella el año de su muerte. Años atrás, hizo un brevísimo retorno a la escena madrileña: retorno truncado; nunca volvieron a llamarla, a ella, que Véronique Charrier considera “la más grande de las actrices del siglo XX”. En Caína no se utiliza ese lenguaje ni siquiera con los muertos. Ella donó su casa a Francia, “para agradecerle haber sido una tierra de asilo”.
Hija de Casares Quiroga, fue una Gran Señora del teatro francés de su tiempo. Sus relaciones con Albert Camus –un proscrito para una cierta izquierda autoritaria– la convirtieron por un tiempo en un personaje incómodo. Jorge Lavelli quizá fue el director de teatro que mejor la conoció. No recuerdo a ningún director español que se acordase nunca de ella. Ni viva ni muerta. “Españoles de tres mundos”, decía Juan Ramón.
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