La correspondencia entre Ernst Jünger y Gottfriend Benn quizá sea un monumento de imprescindible consulta para quienes se interesen por las relaciones entre drogas y poesía. Por no hablar del infierno, el purgatorio y los paraísos artificiales que ambos maestros frecuentaron, no siempre voluntariamente, paseándose por los campos de ruinas de la vieja Europa con la desesperación del soldado presto a morir por una causa en la que no cree y la elegancia del dandy que coquetea con la muerte, mientras redacta un proyecto de Paz europea que pudo servir de documento de trabajo diplomático, si los conjurados que terminaron en la horca o el suicidio hubiesen conseguido asesinar al Tirano y ganar una incierta guerra civil de alcance planetario.
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PS. Sería muy largo matizar la biografía jüngeriana de Wikipedia (española), que tiene considerables «lagunas». Quizá si sea imprescindible subrayar que buena parte de su obra ha sido traducida al castellano por mi viejo amigo Andrés Sánchez Pascual, traductor emérito de Nietzsche, igualmente, entre otras obras de largo alcance.
bufalino says
Dos grandes nietzscheanos… Seguiremos la pista de esas cartas. Gracias.