Le jour à peine écrit apareció por los mismos días de la muerte de su autor, Claude Esteban. Obra antológica, de madurez definitiva. Las mejores librerías la presentan con orgullo como un libro raro, olímpico, misterioso, cuya presencia es urgente comunicar de boca en boca, pasando la noticia y la palabra entre conjurados, proscritos, creyentes y apóstoles de la palabra, tan amenazada por las industrias de la incomunicación. [Entrevista e imágenes de CD]. [Se venden los despojos y la marginalia de los cadáveres: pero no interesa la obra de los difuntos].
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