Ortega pensaba que Julio Camba era “la más pura y elegante inteligencia española..” Inteligencia y elegancia que no lo salvaron del purgatorio donde continúa perdido, en verdad, a pesar de las apariencias, para la alta cultura española.
Leo y releo los artículos de Haciendo de República (Luca de Tena Ediciones), que Catalina Luca de Tena me envía, muy amable, buscando el misterio Camba. Sin duda, Camba fue anarquista (subversivo, en su juventud; conservador en su madurez, instalado en una buhardilla del Palace madrileño) periodista, humorista, gastrónomo, viajero, poeta, cronista, testigo de cargo de una historia atroz (la nuestra). Ninguna de tales ocupaciones lo define definitivamente.
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Babel. Francia: fútbol y desintegración moral.
César González Ruano y Goñi quizá lo retrataron con mayor precisión. Entre la fauna cainita, donde la algarabía de las opiniones oculta el vacío insondable de la ausencia de ideas (HJames), Camba no solo tenía muchas, finas y peligrosas ideas (que debía camuflar, para hacer pasar sus artículos, no siempre publicados, como demuestra la edición de Catalina Luca de Tena de Haciendo de República). Tenía un estilo, tras el que se oculta el dandy, el flaneur, el paseante, el aristócrata libertario que contempla con insondable melancolía la rústica maldad zafia de sus contemporáneos.
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Camba también era un moralista de la más alta escuela. Una cita de su artículo Casas Viejas, no publicado (¿censurado por quién?), ahora rescatado, tras sesenta o setenta años de infame purgatorio:
“.. los sucesos de Casas Viejas me ponen los dedos de punta. Todo lo ocurrido en el pequeño pueblo andaluz me parece una vergüenza, un horror y una abominación. Ya puede la República mandar sus vestiduras al tinte. La sangre de Casas Viejas las empapó de tal modo, que no hay procedimiento químico ni político capaz de darles una apariencia decente”.
La crítica de ese texto, con palabras como “pequeño pueblo”, “decente”, “abominación”, “sangre”, “empapó”, “apariencia”, pudiera decir mucho más sobre nuestra historia que millares de páginas de polución ideológica, ocultando la realidad pura y atroz que Camba contempla con espanto y piedad para las víctimas.
JMR says
Yo no tengo la sensación -aunque quizá esté equivocado- de que Camba continúe «en el purgatorio para la alta cultura española». De diez o quince años a esta parte ha habido una especie de «resurrección» de Camba perceptible no sólo en reediciones sino también en declaraciones de elogio por parte de infinidad de escritores. Es extraño, porque, cuando hace un cuarto de siglo unos pocos hacíamos alabanzas de Camba, casi nadie lo conocía. Y entonces ya estaban en activo algunos de los que ahora se deshacen en loas al escritor gallego. Bueno, está bien. Lo justo siempre está bien.
JMR says
Se me olvidaba lo más importante: felicidades por tan buen comentario. Un cordial saludo
JP Quiñonero says
Hola, JM,
Te explico mi visión del posible purgatorio de Camba: siempre ha tenido muchos lectores.. pero se le sigue tratando con mucha «condescencia».. «humorista», «periodista», etc. Cuando, para mi sensibilidad, ese tipo de elogios ocultan lo esencial: su obra tiene una Envergadura que va bastante más allá de tales géneros. Su comentario sobre Casas Viejas, por ejemplo, habla de un Camba inédito y censurado (¡¡!!) cuya finura de análisis no es la del «cronista», el «periodista», etc., si no la del Moralista, cuyos colegas franceses de los siglos XVI y XVII si figuran (en Francia, NO en España) en los manuales de alta cultura, que suelen tratar a Camba con lamentable desdén.
Corto, que me pierdo.
Gracias,
Q.
PS. Hay «mihuras» y «miuras» (¡¡!!), en efecto.