Geografía cafés madrileños primer tercio del siglo XX.
Le Monde comienza con el Florian veneciano una larga serie veraniega consagrada a los grandes cafés europeos que, a juicio de George Steiner, forman parte indisociable de nuestra civilización.
Citaría de memoria memorables cafés de París, Milán, Viena, donde he leído la prensa europea, a la manera del flâneur steineriano. Y recuerdo con infinita melancolía la triste suerte del más célebre de los cafés madrileños, Pombo, indisociable de la más alta historia de nuestra Edad de Planta.
Café con melancólico final. El turista que recaiga por el número 4 de la madrileña calle de Carretas podrá contemplar con horror que fue de aquel espacio de leyenda. Los estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense, curso 1997-98, escribieron una excelente historia de la vida en los cafés madrileños, durante le primer tercio del siglo XX, de donde proviene el mapa que ilustra esta entrada.
El Florian veneciano funciona desde 1720. Y su memoria es indisociable de Stendhal, de Chateaubriand, de Thomas Mann, de Ramón Gaya, etc., etc., etc. ¿Qué fue de los genios de la tierra madrileña condenados al destierro con la muerte de sus cafés..?
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Biografía NO autorizada de CJC.
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Fransmestier says
Hace un par de años, coincidiendo con mi instalación en Madrid, con una ingeniudad que hoy me enternece, me lancé a la búsqueda de algunos de aquellos cafés que imaginariamente había empezado a frecuentar en mis lecturas de Cansinos, Gómez de La Serna o Valle-Inclán. Es triste y desastroso ver el desprecio que ésta ciudad siente por sí misma y la forma en que se ha autodestruido una y otra vez. En Madrid no queda apenas ningún vestigio de aquella época dorada de la bohemia de la Restauración: Granja de Henar, Colonial, Levante, La montaña…todos cerrados, olvidados. El caso de Pombo es especialmente sangrante, por cuanto fue durante años un solar y después levantaron encima un horror de hormigón. Y así vamos pasando en este país cateto y odioso.
JP Quiñonero says
.. como me reconozco en esa furia purificadora..
Saludos,
Q.-