Felices vacaciones, 10
Agradabilísima tarde de vagabundeo, en Barcelona. Como colofón, los paisajes parisinos de Ramón Gaya, al pastel, bien presentes en la exposición de La Pedrera, poseen el melancólico fulgor de las acuarelas de Turner.
El homenaje a Velázquez del que he hablado en tantas ocasiones me sigue pareciendo una obra maestra absoluta, esencial. Mido mis palabras. Como acuarelista, Gaya solo es comparable con los más grandes, de Turner a Picasso. Carmen descubre el retrato de Cernuda en una playa de Almería. Los óleos de pequeño formato de Cárdesse pintan la revelación de la luz como Balthus intentó pintarla, sin su pureza, que viene del Cántico espiritual.
Tras la emoción, ya en la autopista, me asalta una punzada de honda amargura. El silencioso desdén de la crítica de arte catalana, ante esa exposición, quizá ilustre con su zafia grosería una mezquina rapacidad pueblerina: si Gaya hubiese nacido en Los Ángeles, San Petesburgo o Vilanova i la Gelgrú… pero, un murciano… por favor.
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Joaquín says
El Arte, la Literatura, la Poesía son rigurosamente locales (lo hacen individuos localizados en el tiempo y en el espacio), pero como manifestaciones del ‘espíritu’ son patrimonio común de la humanidad (yo no sé que haya una humanidad «andaluza» o «catalana» et&.). No me cabe en la cabeza, como relatas, que la política de campanario también se haya infiltrado en la crítica de arte.
JP Quiñonero says
Sería largo, complicado y nada correcto entrar en el detalle de ese y otros problemas. Muy groseramente, hay varios problemas superpuestos:
1.- Los pintores NO catalanes venden mal en Cataluña: problema tradicional, que viene de lejos.
2.- La crítica de arte está controlada por pequeñas mafias de pequeños policías.
3.- La «vida cultural» ella misma (lo que de ese cadaver ambulante aparece en los periódicos, cuando aparece) también está controlada por minúsculas sectas de las más peregrina obediencia.
4.- Un muerto vanguardista californiano se vende bien entre esas sectas sectarias. Pero lo murciano es poco exótico. Para colmo, Gaya siempre tuvo nula prensa, vivo y muerto.
Enfin..
Q.-
Gregorio Luri says
Un pintor simplemente malo, pero que ha tenido la fortuna de contar con buenos padrinos de casa ha sido Joan Ponç. No recuerdo exposición más lamentabe que la que le dedicó en su día La Caixa en el antiguo espacio del Paseo de San Juan.
JP Quiñonero says
Hombre.. Ponç era un artista, yo no diría que malo, pero bueno. En cualquier caso, de otra dimensión. Con padrinos muy poderosos, sin duda.
Saludos,
Q.-
Gregorio Luri says
Me reafirmo, por supuesto, en mi aprecación de Joan Ponç. Podemos considerar relevante (o muy relevante, si se quiere) el movimiento al que perteneció, Dau al Set, pero cuanto más grande hagamos al grupo más se nos jibarizan alguno de sus miembros. Te reto a que señales una obra, sólo una, ya no te digo de arte, sino meramente buena, de Joan Ponç y a que la expongas en tu blog sin ruborizarte. Y me refiero a su calidad intrínseca, exclusivamente.
JP Quiñonero says
Hombre, Gregorio, tampoco es eso..
En otras circunstancias, igual me «obstinaba» en defender a Ponç: en Caldetes, con 40 grados a la sombra, me siento sin fuerzas para entrar en ese debate, que me parece interesante y significativo. Recuerdo con simpatía cosas de Ponç.. Esta tarde volví a la Pedrera, y regresé encantado a casa.
Si dices esas cosas en público, en Barna, corres riesgos físicos, oye.
Saludos. Y dejo en suspenso tu apuesta.
Q.-
Gregorio Luri says
Ahora ya no me atrevo a esbozarte mi teoría sobre la relevancia de Miró en la evolución del diseño gráfico, gracias a la cual pasará a la historia del arte (decorativo).
JP Quiñonero says
Gregorio… La verdad es que yo no tengo una visión tan radical sobre Miró.. hay no pocos mirós… algunos pueden rozar la insignificancia, en efecto; pero hay otros, sobre todos los primeros, que me parecen francamente potables.
Adelante..
Q.-
Gregorio Luri says
Tienes razón. Me imagino que te refieres a cuando Miró apuntaba a lo que después no quiso ser. Con todo esto no pretendo -de una manera un poco hiperbólica, si quieres- más que darte la razón sobre el mundo de la crítica «a casa nostra». Que a mi manera de ver es especialmente maniático: ¿Por qué no considera al Joaquim Mir -por ejemplo- como uno de los grandes?
No hace mucho un altísima responsable de una institución que dedica cuantiosos recursos a organizar exposiciones me reconocía que no había estado en el Prado más que una vez, porque sólo le interesa el arte contemporáneo.
Wallenstein77 says
Hola a todos:
Otro ejemplo del reduccionismo mental y academico de nuestra «inteligencia». Eso que dices es tan estupido como decir que un Modernista no se puede interesar en otras epocas o parcelas de la Historia. Hace años, un profesor de la carrera nos dijo que el peor historiador era aquel que no salia de su esfera de conocimiento. ¿Como se puede entender a Picasso si no se tiene en cuenta todo el estudio que hizo de la Historia del Arte o a los Impresionistas y su admiracion por Velazquez y Goya? Asi de buena es la «inteligencia» patria, llena de burrocratas y cultitontos (dicese de los tontos que pretenden ser culto alabando lo que supuestamente es intelectual?
Saludos a todos.
JP Quiñonero says
Buenas..
Lo del jerarca desinteresado por el Prado me parece algo pavoroso, que me permitiré retomar un día de estos.
Sobre el resto.. palabras mayores..
Hay un momento relativamente fácil de fechar, en el que todos los caminos por venir todavía se encontraban en imprevisibles encrucijadas. Por ejemplo:
-El retrato de Miró y su hija realizado por Balthus habla de una amistad y relación íntima que también es indisociable de las dudas íntimas en materia de creación artística.
-El diálogo Picasso – Julio González – Pablo Gargallo… fue decisivo para González, que “se dejó llevar” por la amistosa presión de Picasso, a la que no fue nada sensible Gargallo. Fueron González y Gargallo quienes iniciaron a Picasso en la escultura en hierro. En ese terreno concreto, el discípulo de genio quizá nunca llegó a superar a sus maestros..
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Terrenos por explorar.
Q.-