Felices Vacaciones, 15
Le Monde me da el día titulando a seis columnas: “Los españoles construyen en detrimento del medio ambiente” [10 agosto 2006]. En verdad, la crónica de ese titular solo está consagrada a los desastres urbanísticos, presuntos, reales, o camino de perpetrarse entre Cartagena, el Puerto de Mazarrón, Águilas, Vera, Lorca, Totana, Alhama y Murcia… tierras que conozco muy bien: allí nací y reposa la memoria de todos mis muertos, mi heimat.
¿Cometen los murcianos más atentados urbanísticos que los gallegos, los catalanes o los alicantinos? Por una vez, no sacaré amargura y dolor ese pozo negro de miserias, odios, rapacidad, egoísmos, hipocresías. El azar de mis libros abandonados en distintos domicilios me permite ojear los Escritos de V.N. (1977), donde en verdad, la destrucción de Murcia queda descrita de elíptica manera. El hermano del narrador vuelve a la vieja casa familiar, al fin vendida y transformada en hotel o apartamentos de alquiler:
“Esta casa nuestra, no es nuestra. Amantes de paso recordarán otras paredes, pero son otras paredes. Yo las recuerdo, pero han sido tapiadas, y todos los rastros de nuestra familia han sido revocados: la dirección del hotel ha imaginado su propia decoración. Y los ojos de quienes murieron en estas habitaciones guardan, como espectros que han perdido su rumbo, imágenes que no encuentran su cuerpo en estos corredores y pasillos, que son los mismos de entonces, pero son otros. Apenas ha cambiado el papel de flores chillonas pegado en las paredes, la moqueta de los cuartos, pero yo sé cuanto ha cambiado. Una mujer se llevará de esta habitación el recuerdo imborrable de una despedida, la ácida humedad de unas lágrimas inútilmente derramadas al decir adiós; creerá que esta luz, estos muebles usados, encarnan el cuerpo o la memoria de aquella noche pasada, pero yo sé cómo he perdido cuanto amé y aquí vivía. Miro, y no veo cuanto vine a buscar. Otros viajeros vendrán y, si no vuelven nunca, podrán creer que fue suyo este lugar donde amaron. Sala de espera, habitación ocasional donde sólo habita el olvido…”
Etc.
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