Letras Libres, fundada y animada originalmente por Octavio Paz, considera definitivas e irreparables las acusaciones contra Elena Garro (primera esposa de Paz), que habría trabajado como espía para un gobierno mexicano y llegado a escribir artículos irreparables…
Quizá porque he seguido la historia muy de lejos, la figura de Elena Garro me parece un poco más compleja y muchísimo más atractiva, incluso en su descenso al infierno de las más bajas faenas políticas. Confieso que una mujer joven, inteligente y atractiva, capaz de seducir a Octavio Paz y Adolfo Bioy Casares me merece un respeto.
Dicho esto, las Memorias de Helena Paz Garro (ignoro porqué la madre es Elena y la hija Helena) ya descubrieron en su día otro rostro atroz de esas relaciones triangulares: su hija describe un comportamiento feroz de Octavio Paz ante las relaciones de su esposa con Bioy, cuando este estaba casado Silvina Ocampo.
No sé si queda muy lejos la legendaria pelea a primera sangre política entre Paz y Carlos Fuentes, cuando la Garro salió en defensa escrita de su esposo, que se consideraba difamado por una novela de Fuentes, La región más transparente.
Pasiones estéticas y carnales de una violencia inaudita, que en nada nos son ajenas: hablan de una realidad mexicana bien honda y oscura; que Caína prefiere ignorar, para no entorpecer los negocios culturales más prometedores, evitando el pronunciamiento sobre la miseria política mexicana, animada en buena parte por la intelectualidad más influyente y cosmopolita.
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