Algunos editores modestos pero honrados, que no tienen grandes periódicos para promocionar sus productos, ni cuentan con unidades de elite de pretorianos al servicio de sus intereses filantrópicos, como es el caso de Héloïse d’Ormesson (hija de Jean d’Ormesson), recurren al Bookcrossing con el piadoso empeño de encontrar un público que transmita de boca en boca la buena nueva: dejan sus libros en algunos bancos públicos, a la espera de encontrar lectores.
Empresa (la del Bookcrossing) de un candor angelical admirable: reposa en la esperanza mesiánica de que hay gente presta a leer libros y hacer pasar el mensaje de la palabra escrita, con la esperanza de transmitir y compartir una emoción, una ilusión, desprendiéndose de un objeto querido (un libro) para compartirlo con un desconocido, un creyente en la misma fe.
No sé si Caína está para esos juegos, que reposan en una piedad profunda.
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Biografía NO autorizada de CJC. La mariposa erótica.
Hola a todos:
Quiño en alguna ocasion se ha hecho este tipo de actividades, incluida una campaña patrocinada por Tele 5 y Mercedes Mila. Desconozco si ha tenido algun exito estas iniciativas. Por otro lado, creo que hay muchos que si nos encontramos un libro por la calle, lo leemos y nos gusta, no se si luego seriamos capaces de volverlo a dejar en otro banco.
Saludos a todos.
Hola, Wally,
Por supuesto..
Si no recuerdo mal,incluso una experiencia más o menos institucional, en Mallorca. Me la contó un eminente poeta local. Mi simpatía hacia ese tipo de iniciativas se estrella contra mi pesimismo.
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Hace siglos, cuando se protestaba contra no quiero recordar qué guerra, algunos cantantes negros pusieron de moda una canción que decía, más o menos: «Venceremos, venceremos. Se que venceremos, algún día..«.
Ese «algún día» es bello pero melancólico.
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Dicho esto: «Un gentleman solo defiende causas perdidas«, no sé si decía Kipling o Sinatra. Tanto da,
Q.-
«We shall overcome… some day…»
.. ¡qué tiempos aquellos, Joaquín…!!!..
Q.-