A través de la exégesis del Corán, la teología y la mística musulmana justifican y ensalzan el derramamiento de sangre para alcanzar el Paraíso.
La influencia musulmana en la más alta poesía castellana está bien documentada en Jorge Manrique [V. España, Benedicto XVI, Ibn Hazm, teología y guerra revolucionaria]. No soy especialista en el análisis filológico de la retórica de ETA. Pero en su último Mensaje hay una frase que pone de manifiesto la misma influencia: los directores de conciencia etarras también están convencidos, como los ayatolás iraníes y los dirigentes del Partido de Dios (Hizbolá), que el derramamiento de sangre, propia o ajena, permitirá alcanzar el Paraíso mesiánico de la Patria Prometida: “¡Tenemos la sangre preparada para darla por ella! ¡Lo conseguiremos!”.