Picasso, 1970. Museo de Málaga.
Picasso. Minotauro, devorador de formas, estilos y mujeres.
En Viena, el Museo Albertina ha decidido explorar el rostro más fúnebre del genio: el Picasso declinante que contempla la inminencia dramática del fin. El cuerpo, finalmente alicaído. La sexualidad, un melancólico recuerdo que hace más triste la vejez. El arte: rostro mortuorio de la decadencia propia, dejando pavorosos autorretratos.