Pensaba alejarme de las tribulaciones políticas en curso, enterradas en el fragor de la nadería desalmada de la actualidad. Pero en un Infierno donde se defendió, desde sus fuentes bautismales, la existencia de países catalanes, murcianos, vascos, extremeños, etc., no podía dejar pasar un matiz esquizofrénico capital, que Paraules resume con melancólica precisión:
Deia que és terrible per a un país (de fet, és inimaginable, la qual cosa posa en dubte que Catalunya tingui estructura de país) un President inculte per impermeabilitat. No em refereixo a més o menys il.lustrat. Vull dir alienat culturalment, sense saber parlar la llengua del país que representa.
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Diccionario de la Lengua de la RAE: Alienación. (Del lat. alienatĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de alienar. 2. f. Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición. 3. f. Resultado de ese proceso. 4. f. Med. Trastorno intelectual, tanto temporal o accidental como permanente. 5. f. Psicol. Estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad.
Hace un tiempo, y tal vez tenga que ver con esta entrada, caí en la cuenta de que cuando escuchábamos a Raimón, compartiendo con entusiasmo aquello de «qui perd els origens perd l’identitad», estábamos realmente estableciendo una terrible alienación con los que sin querer perder el origen mantenían su identidad de procedencia o construían una identidad-fusión , formada a partir de hechos diferenciales de procedencia y destino que acababan amoldando un espacio propio de cultura, confortable. Hablé de esto en mi blog y coincidimos en ello con Gregorio Luri y algunas personas más. Yo, personalmente, 50% murciano, 25% gallego, 25% aragonés, por parte de abuelos, y catalán por parte de padre y madre, vine a caer en un mIsticismo catalán producto del tiempo y de sus exigencias convencido de que no debíamos perder nuestros orígenes catalanes, cuando en mi identidad-fusión, lo catalán era el subproducto de la estancia y el aclimatamiento al ambiente en épocas de franquismo, lo que por cierto, no podía sino complicar las cosas.
En términos culturales, Catalunya ha hecho suyas a personalidades más o menos asimiladas con profundo fervor: Guimerá, por ejemplo. Pero fervor correspondido también místicamente.
Luis,
Qué te voy a contar…
Los individuos y no digamos los pueblos, somos frutos transitorios de incontables mestizajes. Las lenguas y las culturas también sufren milenarias metamorfosis: a veces llegan a fundar la arquitectura espiritual de un pueblo (Francia); a veces no (España); a veces van más allá de las fronteras de los Estados (lengua y cultura germánicas; lengua española), a veces están dispersas entre varios Estados (bereberes, kurdos, etc.).
La defensa de presumidas purezas étnicas, lingüísticas, culturales, etc., causan milenarias catástrofes: véase la historia de España, justamente. A través del diálogo cultural, Todo me parece Posible. Por la fuerza o la imposición, prolongamos la semilla dantesca de Caín.
Q.-
Totalmente de acuerdo: Toda pureza tiende a exagerar una mística. El desarrollo de un nacionalismo cultural que ahonda en formas de expresión lleva añadido, no se si ocasional o generalmente, el crecimiento de una mística que suele proyectarse políticamente. Las naciones que están condenadas a sus límites (y escribo condenados en sentido figurado y nada peyorativo) acaban en el reduccionismo. El problema de las que tienden a universalizar es que lo hacen generalmente mediante la violencia y/o el imperio. Pero cultura es cultura y es el caldo de cultiuvo que habitamos, antes que el pollítico.
La salvaguarda de la cultura propia dificulta la aceptación del foraneo. Ser o no ser de los nuestros solo puede saberse por dos elementos perceptibles con facilidad: el color de la piel o la pureza estandar del idioma hablado. Una excepción es admisible y se aplaude (Guillem d’Efak, por ejemplo), pero muchas pueden generar preocupación porque amenazan la esencia del grupo.
Al final de todo está ese brote esquizofrénico que necesita encontrar, como bien apuntas, un elemento perturbador en la impermeabilidad cultural del sujeto.
Trae más cola el «háguem» del President Montilla que la frase tremenda de Carod definiendo a Catalunya como «comunidad de destino» en el mismo acto, o su garantía de «respeto para la lengua que libremente hablen los ciudadanos en su casa», frase que por cierto ha desaparecido del párrafo en la web del partido y que no veo reflejada en la prensa.
@N@ Nauscopio MITO DE LA RAZA -> MITO DE LA CULTURA => NACIONALISMO 19 de julio 2005
El mito de la cultura, Editorial Prensa Ibérica, 1996. Gustavo Bueno.
@N@ Nauscopio (RE)LECTURAS PARA ESTE VERANO 10 de julio 2005
«Yo, personalmente, 50% murciano, 25% gallego, 25% aragonés, por parte de abuelos, y catalán por parte de padre y madre»
A lo que añado: «Yo, maty, 100% de ascendencia en los «Países Catalanes«
Maty, pues muy bien a tu 100%, es estupendo.
Mira, yo tengo la impresión cuando te leo, y te pido que me disculpes por la franqueza, que gritas siempre en tus comentarios. Apareces como aquel famoso «pitufo cabreado» y es dificil tener contigo, para mi, desde luego, un diálogo. Impones tu lección. Si lees lo que he escrito te darás cuenta de que no hablo de tu ascendencia pura (es un decir o un escribir) sino del hecho cultural de establecer identidades y orígenes diversos según se entienda, desde ópticas diversas, cultura, tierra, pais. Hago incapié en cultura porque, además de interesarme, es el terreno en que Q ha puesto el post. Conozco al profesor Bueno, y conozco a mucho escrito sobre cultura (Hauser, Sartre, que se yo… maty) y nada me parece definitivo. En el momento en que me hablas de derechos inalienables, que para nada menciono, me sacas del propio debate, porque por ahí no voy a seguir. Llegué a este blog atraido por el nombre del titular y por haber leído dos libros de él, de los cuales uno «de la inexistencia de España» me gustó muchísimo y por el tipo de debate que en él se trata. No es el griterío la mejor manera de mantenerme en él.
Te agradezco que me muestres los caminos, pero, por favor, relájate
En ningún momento recurro al griterío. Hace cinco años que utilizo habitualmente la edición enriquecida. Cuanto en los comentarios no hay posibilidad de ello fácilmente, recurro al uso de la negrita, cursiva, citas… Por tanto no confundas el esfuerzo realizado por mí por facilitar la lectura de mis escritos con griterío alguno (si todo estuviese en negrita o mayúsculas, sí).
No impongo mi lección. Al comentarse en este hilo sobre cultura, he reproducido lo escrito en su día por mí, amén de poner los enlaces, así que creo que es pertinente.
A mí lo del 100% me es indiferente, pero tal vez les interese a algunos que consideran que somos inadaptados, venidos de otras tierras españolas, de otras culturas. Si no hubieras sacado tus porcentajes, tampoco yo los míos.
Si vuelvo a sacar a relucir los derechos (humanos) inalienables, es para diferenciarme de aquellos que anteponen el lugar de nacimiento, de la lengua,… al de los derechos intrínsecos a cualquier ciudadano, que priman sobre esos meros accidentes de nacimiento, importantes, pero que no hay que sublimar.
Al reproducir textos de Gustavo Bueno, lo hago porque creo que son pertinentes para la discusión. No afirmo que tenga la verdada absoluta y que coincida 100% con él (yo nunca he defendido tesis marxistas algunas, como él décadas antes).
Estoy relajado. Confundes fuertes convicciones, y su defensa debidamente argumentada, razonada y documentada con que yo quiera imponer mi verdad. Yo siempre intento objetivar al máximo, dentro de lo posible, aportando datos, hechos y demás, y no sólo opiniones, con mayor o menor base.
Espero que esta anotación, en texto plano, te resulte de tu mayor agrado. Ahora bien, me pregunto para qué está el pequeño editor para los comentarios.
Joan Pedro
Mil gracias por la cita y por la amable introducción. No he tenido tiempo de leer los comentarios de los contertulios. Ya volveré a entrar más tarde.
Sólo decir que es una cuestión importantísima. Me quedé muy sorprendida cuando supe que Montilla (no por ser andaluz, queda claro) iba para presidente. Me acordé de unos apuntes que un emérito profesor de filosofía,catalanísmo y emparentado con uno de los grandes escritores catalanes, repartía a sus alumnos (tengo un amigo entre ellos) hace pocos años, cuando la universidad ya se había catalinazado. Estaban en catalán… es un decir, ¡menudo catalán, lleno de faltas de todo tipo!. ¿Os imaginais que eso pueda pasar en cualquier otra universidad del mundo mundial? Eso avala el argumento de los intelectuales de Ciutadans sobre la imposición artificial de la lengua.
Para mucha gente, como para ese profesor, ciertamente la lengua -pero, ojo, sólo la catalana- es tratada como un simple instrumento de comunicación. Pero lo singular del caso, la extrañeza que produce, incluso el desasosiego, ya ilumina lo contrario: la lengua no sólo es un instrumento de comunicación. Da cuenta de la estructura profunda y real de una cultura. Y en Catalunya estamos en horas bajas.
Lola
Lola,
Sin entrar en el debate: tengo amigos escritores catalanes (de cierta envergadura) que sufren muchísimo cuando los correctores gramaticales de las más y menos selectas editoriales catalanas les corrigen sus novelas catalanas, en un catalán literariamente bello, ortográfica y gramaticalmente penoso..
Q.-
PS.- Los nuevos catalanes que me cruzo dos o tres veces por trimestre, en los vuelos low cost París / Barna tienen un catalán macarrónico que hubiese horrorizado a Riba y no digamos a Carner o los hermanos Ferrater.
La «koiné» catalana es una corrección política. Seamos catalanes -nos decimos todos- hablando «algo» que suene a catalán. Y lo hemos conseguido plenamente. A eso lo llamamos «normalización». Todos nos entendemos en ese «algo» que suena a catalán normalizado. Lo que sería letal -intelectualmente letal- es que algún día llegáramos a pensar colectivamente con las categorías de este «algo» fast food sin calorías, pero perfectamente normalizado. Y oyendo a hablar a mis alumnos no lo veo, en absoluto, como algo imposible.
Gregorio,
Ese quizá sea el problema de los problemas,
Q.-