La Unesco celebra con cierta pompa burocrática el Día mundial de la filosofía, en París y Rabat, sustancialmente, con programas de trabajo muy densos y un número de participantes excepcional, que no me impiden pensar en un cierto estado de miseria.
¿Cómo dudar de la importancia del diálogo filosófico Asia – África?
¿Cómo dudar de la importancia del puesto de Levinas y Blanchot en la historia de la reflexión filosófica?
¿Cómo dudar de la crisis del Estado nación y de la oportunidad de celebrar un coloquio filosófico en Rabat?
Entre las 56 páginas de participantes en los coloquios de París figuran no pocos españoles: Félix García Morrión, Rayda Guzmán González, Manuel Jesús Lopez Baroni, Juan Mendez Camarasa, Jesún Rincón Navarro, Anna Sarsanedas Darnés, Angélica Satiro, Juan Carlos Vila. En los coloquios de Rabat figurará el profesor José Barrientos Rastrojo.
A pesar de todo, con todos los respetos, para ellos, y para el resto de los ilustres participantes, el conjunto me inspira una penosa sensación de montaje diplomático, con un desprecio profundo para los pueblos, para el pensamiento, para la filosofía, incluso para los filósofos.
¿Qué pensarían o dirían Wittgenstein, Heiddeger u Ortega de inventos de este tipo? ¿Hay algo que pensar?
Wittgenstein no iría por miedo a tenerse que explicar.
Heidegger iría desfilando -como al famoso congreso de París- con uniforme patrio, siempre y cuando encontrase una victima sobre la que lucir su estoque filosófico. Y Levinas (como en Davos) le reiría las gracias.
Ortega irá, claro está, y daría una conferencia en un teatro, que se llenaría hasta los topes de señoras ilustradas y lustrosas.
Hay que desconfíar siempre que se oye la expresión «diálogo filosófico». El filósofo de verdad no dialoga más que consigo mismo, y para llevarse la contraria. Platón lo dejó bien claro: O sinceridad o diálogo. No hay término medio.
Gregorio,
Que análisis tan fino, ajustado e irónico, el tuyo. Por mi parte, temo que no los hubiesen invitado. Entre los invitados, son mayoría quienes incluso tienen empresas (¡si!) que cobran por dar «consejos filosóficos» ¡a empresarios e individuos dispuestos a tirar el dinero de esa manera!!..
Q.-
La utilidad, aplicada a la filosofía, pervierte el sentido de la utilidad.
Con razón oí decir hace un par de semanas, a una persona muy calificada, la opinión de que la filosofía ha quedado hoy reducida a crítica de la cultura. Vamos, reducida a temario de la agenda multiétnica de la Unesco. Malos tiempos en los que hay que defender la Verdad, universal, común, única.
Gregorio,
Pones la barra muy alta.. los tales personajes solo aspiran a conseguir dinero y subvenciones con las que pagar la hipoteca.. cuestiones de un empirismo utilitario nada épico.. las cuestiones filosóficas ya les parecerían sospechosas, sospecho..
Q.-
Joaquín,
Te leo tras responder a Gregorio.. en su Café de Ocata, él habla de cosas de filosofía y de pensamiento.. yo creo que si hay gente que hace filosofía.. pero, en Spain llaman filósofo y filosofía a cualquiera y cualquier cosa.. y lo de «crítica de la cultura» se queda reducido a las charletas de cafe sobre el proceso (no el de Kafka, si no el otro). María Zamabrano era otra cosa. Ignacio Gómez de Liaño, también. Y así..
Q.-
Sin duda El Café de Ocata es de los más estimulantes cafés filosóficos que pueden encontrarse en la blogosfera hispánica. Claro que hay filósofos, y sobresalientes; pero la tendencia dominante parece que sea repudiar o distinguirse de las verdades de las que vive la gente corriente. Lanzo la idea de que tal vez no se sepa cuál es la misión de la filosofía y de los filósofos en nuestros días. ¿Consultores sociales de las agencias públicas, terapeutas de las neuras de la clase media, estrellas mediáticas, opinadores de corte…?
Joaquín,
Doctores tiene la Iglesia, digo la Filosfía, para responder a la cuestión del filosofar filosóficamente. Por el contrario, creo que tu defines a la perfección el «paño» que más abunda y mejor representado está en la Unesco: «consultores sociales de agencias públicas», «terapeutas de las neuras de la clase media», «opinadores de corte».. casi todo está dicho, fino estilo sevillano,
Q.-
PS. Por otra parte, es el estilo que yo envidio: entrar a saco contra este/esto o aquel/aquello no encajan con mi estoicismo personal.
Juan Pedro, se me ocurre contestarte con el «dictum» wittgensteiniano: de lo que no se puede hablar, mejor es callar…
Un pensador, no se si un filósofo, pero un pensador original no iría a este tipo de reunión si tuviera una idea concreta de lo que es pensamiento y original. Por razones de masificación.
¿Que es un filósofo? ¿Que es un pensnador? ¿Q»ue es un consultor? De esto último algo se, por experiencia propia. Se trata de una persona que tiene el más envidiable de los puestos en el organigrame de la agencia, empresa u organización: responde a una duda con un consejo y los resultados objetivos de su aplicación no le conciernen en absoluto. Suele cobrar antes del desastre.
¿Quien determina que el consultor es apropiado? La libre voluntad del ejecutivo al mando o del comité asesor.
Yo siempre he querido ser «consultor de cosas lejanas» de la misma manera que me ofrecía para la «Dirección General de Vocaciones Tardías». No hubo suerte, por eso acudo al cafe de Ocata siempre puedo.
Joaquín, Luis,
Hombre… lo de saber cobrar antes que se precipite el desastre no es poco, quizá no alejado en demasía de las sabidurías prácticas de algunos sofistas… cuyas sabidurías prácticas aconsejan cualquier cosa menos el luminoso silencio wittgensteiniano: si se confiesa que no se tiene nada que decir… ¿como pasar una factura por tales servicios..?
Q.-
Joaquín,
Estoy de acuerdo con tu idea lanzada al aire; tal vez no se sepa cuál es la misión de la filosofía y de los filósofos en nuestros días. Pero tal vez no se sepa porqué la filosofía podría, miratupordonde, no tener una misión. Algo que seguramente resultaría inconcebible en nuestros días.
Ferrancab, otra misión posible de la filosofía: dar de qué hablar…
Blanchot no hubiera ido, porque ése no es su espacio
Descartes no hubiera ido, porque no sabría cómo llegar
Tampoco Kant, porque él no suele salir de su pueblo
Nietzsche hubiera estado loco si fuera
El primer Wittgenstein no se puso de acuerdo con el tercero; porque el segundo ya lo había descubierto todo: darle a leer a los filósofos el tractaus, es como darles flores a los marranos… sic
Yo hubiera ido con una cámara, para enseguida colgar el video en youtube:
¿motivo?: quién hablando escupe más lejos
La filosofía no ha tenido NUNCA misión alguna. Eso es cosa de misioneros, intelectuales, profesionales del marqueting y secretarios de organización de los partidos políticos. La filosofía es la inutilidad absoluta; la construcción de lo eterno en el aire o, dicho de otra manera, el intento -inevitablemente fracasado- de sustentar la realidad en lo que ella no es: la idea. Porque en el fondo de todo filósofo está huroneando la sospecha de que la realidad no está bien asentada, que por algún lugar hay una fractura y que las vigas están comidas por la carcoma. Nunca jamás alguien reconciliado con la realidad se dedicó a filosofar. Los reconciliados con realidad ya tienen bastante con ser felices, es decir, con su escasa inteligencia y su exceso de trabajo.
Gregorio,
Por una vez, me atreveré a disentir, más por la forma que por el principio. La filosofía, en efecto, es posible qué quizá no tenga misión alguna… si no es la articulación de algo que pudiéramos llamar ideas, en efecto, siguiendo la tradición platónica… pero esa articulación ya comporta una tarea si no misión “arquitectónica”: la dialéctica socrática pasa por tal principio.
Pero no era esa mi intención. Aceptado que la filosofía quizá no tenga misión, quizá no pudiera decirse lo mismo de algunos filósofos. De los sofistas, que te voy a contar: eran unos comerciantes de primera. Del mismo Platon pudiera pensarse que se daba por misión articular algo parecido a un cuerpo de doctrina. Incluso el Sócrates platónico quizá se tome por misión algo parecido a la construcción de una teoría de las ideas.
No pocos filósofos, por otra parte, se consideran llamados a cumplir misiones de diversa índole. Averroes y Spinoza se daban por ¿misión? ¿tarea? acabar con algunos oscurantismos perniciosos para su razón. No diré nada de los marxistas europeos o los empiristas anglosajones. Los positivistas lógicos aspiran a enterrar para siempre la brumosa terminología de la metafísica heideggeriana. Incluso Nietzsche / Zaratustra tiene algo de misionario, presto a salir al paso de todas las mentiras imaginarias o por imaginar: la misión misma de la denuncia de la irrisoria música de…
Cuando bajas el listón, la lista de filósofos profesores dando lecciones magistrales, con misión pedagógica, se me antoja muy nutrida.
Para mí que el trabajo inmaterial de la producción de ideas es una de las más altas misiones del hombre: esa arquitectura espiritual es el cimiento más sólido y perdurable de la vida moral de los pueblos, dándoles unas razones para vivir y morir que no siempre se encuentran en las meras relaciones materiales, ni siquiera carnales.
Q.-
PS. El concepto de arquitectura espiritual es de JRJ. Pero yo llevo años utilizando en beneficio propio.
Entiendo tu objeción y, de hecho, describe perfectamente la filosofía profesional. Ahora bien:
1. Si la filosofía tiene una misión, entonces es un instrumento al servicio de algo exterior a ella y este algo es más elevado que la propia filosofía.
2. Eso algo más elevado ha de tener, en consecuencia, autoridad sobre la filosofía misionera.
3. Pero la filosofía es, por definición, búsqueda, y no posesión (del saber, claro) y no puede determinar qué es aquello que busca. O dicho de otra manera, aquello que busca no está determinado (¿aún?).
4. La única misión del filósofo es afirmarse a sí mismo como buscador (determiante) de una verdad (¿aún?) indeterminada.
5. La diferencia entre el intelectual y el filósofo es que el intelectual sabe que sabe; mientras que el filósofo sabe que busca y, por lo tanto, siempre se encuentra en tierra de nadie.
6. El filósofo sabe que busca algo porque lo echa de menos, no porque lo tenga e n sus manos. Por ello mismo, no puede aceptar, por principio que haya nada superior a la filosofía.
7. Precisamente por que el filósofo está siempre en fuera de juego es un «atopos», un desubicado y un peligro portencial para cualquier causa.
Ergo, filósofos hay poquísimos, uno o dos por siglo, si hay suerte.
Gregorio,
Bueno…
1.- La misión no comporta un fin preciso e instrumental: pero esa tarea sin objeto crea un tejido de relaciones, traza un camino. La misión es la búsqueda no el fin. “Caminante, no hay camino.. etc.”. Quizá no exista el tesoro: pero es apasionante salir en su búsqueda, en la Hispaniola.
2.- La búsqueda no comporta ninguna autoridad. Requiere una disciplina y un arte para navegar por el océano de las ideas conocidas y por descubrir.
3.- Esa búsqueda no comporta posesión: crea rutas que otros podrán transitar, incluso para desconfiar de ellas. La búsqueda tampoco comporta forzosamente descubrimiento de nada. Ni mucho menos.
4.- La tarea, misión, trabajo del filósofo es buscar, en efecto. Sin saber si en verdad descubre algo que puede ser una ilusión de su imaginación.
5.- Hubo intelectuales filósofos: San Agustín. En el siglo XX, los tales intelectuales descarrilaron mucho. Los filósofos también.
6.- Quizá la búsqueda filosófica corresponda a diversas eróticas del pensamiento: Platón se me antoja más predispuesto a creer que su propio Sócrates, cuya ironía (en el texto de Platón) no deja de ser fina sofística.
7.- Hay filósofos más fuera de juego que otros. Sócrates está fuera de juego. Platón, no. Spinoza o Wittgenstein están fuera de juego. Hegel incluso cree ver el espíritu de la historia.
..
Last but not least: ese tejido de relaciones, “in” y “out” crean la arquitectura espiritual que llamamos “filosofía” de nuestra civilización… un edificio gigantesco, cuyo olvido nos arrastraría hacia la barbarie; si no caminamos ya en esa dirección…
Q.-
PS. Dicho todo esto: creo que estamos totalmente de acuerdo en lo esencial.. pero nos encanta la sofística y la dialéctica.
Yo aventuro una hipótesis: que nunca hubo filósofo que no entendiese que la búsqueda y posesión del saber alcanzado no estuviese al servicio de otro fin: o el gobierno de la comunidad, o la investigación científica, o cuando menos la recreación y perfeccionamiento del propio espíritu contemplativo…
Joaquín,
Por mi parte, creo que lo resumes todo con límpida sabiduría estoico andaluza. Amén,
Q.-
PS. Felices sueños…
A veces hay que estar presente.. ¡Alivia ver los toros desde la barrera! Siento profundamente que no nos conozcamos y que se caiga de nuevo en el prejuicio que la sociedad tiene en contra de la filosofía: hablar de algo de lo que no se sabe con la ‘propiedad’ del que sabe. Saludos.
Rayda,
¿¿.. ???…
Q.-
DAdo que soy una de las personas citadas en la información, aunque mi nombre aparezca mal, no me siento en absoluto aludido por los comentarios de alguien que no estuvo y que parece no tener mucha idea sobre las cerca de 300 personas que estuvimos reunidas dos días, trabajando intensamente y discutiendo filosóficamente también, en la sede de la Unesco de París. Como tampoco tengo el menor interés de ir expidiendo certificados de filosofia a las personas, no entro en la disquisición de si los que estábamos éramos o no éramos, o sobre lo que hubieran hecho prestigiosos difuntos. Nos juntamos en París, intercambiamos ideas sobre como hacer presente la filosofía en diversos ámbitos sociales y educativos, y eso es todo.
En definitiva, el comentario de JP Quiñonero me parece la típica ocurrencia del que no sabe y tampoco sabe que no sabe.
Como la filosofia es algo que nos ayuda a dar vueltas a las ideas, yo invito a los interesados a leer una cronica que he escrito sobre el evento (al cual asisti) en la sed de la UNESCO en Paris: http://www.rincondeleducadornoria.blogspot.com Puede ser que con mas informaciones se pueda seguir el dialogo de otra manera. Un saludo a todos aquellos que sigan con ganas de dar vueltas a las ideas antes de emitir opiniones demasiado rigidas.
Angélica Sátiro