¿Québec? ¿Nación? ¿Cuántas?
Stephen Harper, primer ministro canadiense, líder del Partido Conservador, propone considerar Québec como una nación. Propuesta que pudiera interpretarse como “un reconocimiento de la nación quebequesa”, como “un nuevo modelo federal”, o un simple “giro audaz”.
Debate que no sé si afecta de cerca o de lejos al secular debate carpetovetónico que se remonta cuando menos a Gracián y Cervantes, tan mal leídos ayer como hoy. Hélas.
Juan Pedro, ¿qué es esto de ponernos la miel en los labios?? Por un momento he creido que ese atractivo libro estaría disponible ‘by the face’ para los lectores de su estupendo blog, pero se ve que he pecado de ingenuo. No es por criticar, pero esto de enseñar un poco el muslamen para luego taparse….
Saludos y perdón por este pequeño tirón de orejas, no me pude reprimir.
Náufrago,
De la inexistencia de España es un libro que puede comprarse en todas las buenas librerias.. ¡y lo presentó Cela en la Biblioteca Naciona!!
Q.-
PS. Publicar en forma de blog un libro de 485 páginas sospecho que es un poco duro, digo yo.
Hombre, Quiñonero: en Cervantes (aún tengo poco leído a Gracián), el término «nación» se usa en el sentido «nacido en, de o entre» (así, de nación ovetense, hispalense, judía, o jayana…), y está desprovisto de significado político alguno.
Me has recordado a los que interpretan el «zoon politicon» de Aristóteles, definiendo al hombre, como que «todo es política para el hombre»; cuando Aristóteles quiere decir que el hombre vive en sociedad, en la «polis», es animal social (luego aclara que para vivir solo ha de ser menos que hombre: animal; o más: un dios.)
No nos des estas decepciones a tus lectores…, please
No hayh que olvidar que, junto a muchos otros elementos, detrás de estos independentismos hay claro afán de poder, de pasar a la historia como padrecitos, luchadores… de la nueva patria, más pequeñita y por lo tanto más controlable (y menos fiscalizada). En fin…
Ya, ya, sólo me extrañó ver un índice en formato PDF. Un saludo.
No puedo evitar sonreir (despectivamente) ante los intentos de la Cataluña maragalliana-carodiana, o los de sus equivalentes quebequeses, de que el estado (o la potencia ocupante, segun se mire) les reconozca que son nacion. Eso solo revela su imposibilidad de vivir sin el «ocupante», que solo se situan en el mundo gracias o a traves de el.
Yo creo que una nacion, en el sentido de comunidad cultural y de solidaridad, si lo es de verdad, no debiera necesitar que nadie le reconozca que lo es. Y en cuanto al Estado o la potencia ocupante, segun gustos, pues deberia desear que les ignoraran o que se largaran, no que les amaran y respetaran.
Sigo admirando a los judios, no tanto a los israelies sino a los de la diaspora, porque nunca necesitaron que nadie les reconociera que eran una nacion. Sencillamente tenian claro que lo eran.
Antonio,
Sobre Cervantes: Sin ánimo político de ningún tipo: la utilización de nación en el capítulo del morisco paisano de Sancho es totalmente política. Rodriguez Marín y Vicente Llorens ya subrayaron hace mucho la dimensión política del Toboso (ciudad morisca según atestiguan las legendarias Relaciones topográficas de Felipe II) de doña Dulcinea.
Sobre Gracian: Él hace una utilización plenamente política del concepto de nación y habla de Madrid como de Babilonia de naciones mal ajuntadas.. cito de memoria una cita que he utilizado con precisión en infinidad de ocasiones.
Q.-
Cabe recordar que cuando Gracián vivía el «ajuntamiento» entre Aragón y Castilla no era ni mucho menos perfecto. Y ambas conservaban leyes, regímenes fiscales e incluso fronteras y aduanas entre sí para según que cosas. Por algo sería. Qué cosas, descubrir que España no desciende del mono sino que pasaron siglos y siglos y siglos de historia sin que España existiera…y oye, tan ricamente.
Por ejemplo, Antonio Pérez corrió a refugiarse en Aragón porque allí el acogerse al Fuero le protegía de los designios del monarca. Una sola institución en la península era de política ejecutiva general: la Inquisición. Cuando felipe intentó que ella actuara sucedieron los hechos aragoneses, el manifiesto del Contrafuero y la invasión del reyno por parte de las tropas de Felipe II con la ejecución del Justicia Mayor.
Estados diferentes bajo un señorío común es lo que eran Castilla, Aragón con su confederación, etc., etc.
Lo que no ligo con ninguna realidad actual. Pero es evidente para mi, que siempre existió una visión globalizadora desde Castilla y una periférica, manteniendo las distancias, desde parte de la periferia.
Luis, Jorge,
OK.
Todavía me atrevería a recordar otro dato básico, que tantas cosas debiera explicar. La palabra «español» es una palabra de origen gascón, que se introdujo en España hacia el siglo X u XI.. y se utilizaba para nombrar a todos los habitantes de la península ibérica, de la más distinta raza, religión, lengua y cultura. Al respecto, hay un ensayo canónico de Américo Castro: «Español, palabra extranjera«,
Q.-
¿Cuántas? ¿Y si la respuestas fiera: cero?. ¿Que en realidad
no hay naciones ni naciones de naciones?
Quería decir «fuera», no «fiera», pero el sistema no me ha dejado corregir y me ha llamado cow-boy 🙂
Toño,
Cada cual pone en la palabra nación un montón de cosas, siempe contradictorias, de fronteras muy aleatorias..
Q.-