A nadie le sorprende la corrupción de partidos políticos y empresarios. Sobre ellos pesa, al menos, la sombra negra de la justicia y el oprobio público. Sin embargo, periodistas y escritores se abandonan a las mismas debilidades infames, cubriéndose con el manto de armiño de una dudosa respetabilidad mafiosa.
En el último número de periodistas [fape], José Antonio Marina declara con mucha piedad a Nativel Preciado que “el peor enemigo de la prensa es la propia prensa”: eufemismo que a nadie engaña, a la luz de la corrupción que se cierne sobre quienes medran con lucro a través del comercio con la mentira y el odio, cuando la profesión periodística es víctima de una crisis económica grave, acosada por quienes aspiran a controlarla, si no a manipularla.
Por su parte, poetas, novelistas, dramaturgos, conocen bien la marcha fúnebre de una cultura confiscada y manipulada por las mafias: pero es tan modesta la condición del escritor en España que nadie se atreve a alzar la voz y denunciar el comportamiento de quienes tienen la estaca y el cazo en sus manos.
luis says
som una cuerda de mamguevos toditos