El inconveniente de la diplomacia institucional europea es que cubre la realidad más trágica con impiadosas mentiras y el manto de armiño de un cinismo fofo.
¿Las familias palestinas se matan entre ellas, a tiros? La UE finge ignorar esa ensangrentada semilla de guerra civil, desenterrando el cadáver frío de una “conferencia internacional” en la que nadie cree.
La UE arrastra durante una década el ataúd vacío de su parálisis institucional. Madrid y Luxemburgo se ponen al frente de un proyecto de “relanzamiento”, fingiendo olvidar que Francia no secunda tales iniciativas, Inglaterra las da por muertas y Alemania tiene proyectos propios.
La UE no considera oportuno denunciar con energía el negacionismo de Estado iraní, no tiene una política común creíble contra el chantaje energético de Moscú, ha cerrado los ojos ante los genocidios africanos, está dividida en materia de inmigración, ¿podrá una Alemania gobernada en coalición de intereses no siempre compatibles salvar tales abismos de sonambulismo diplomático? ¿Puede funcionar ninguna iniciativa de fondo antes de conocer el rumbo de tome Francia tras las elecciones presidenciales de la próxima primavera?
El realismo aconseja prudencia y paciencia, cuando el oportunismo audiovisual reclama imágenes, declaraciones, publicidad. Imposible solventar ningún problema de fondo (perdida de competitividad europea en la escena mundial, crisis institucional, negociación con Turquía, armamento nuclear iraní, superposición de guerras civiles en Oriente Medio, rearme de Hizbolá, etc.) el Consejo finge divertirse con sus castillos de fuegos artificiales.
Desgraciadamente, no es posible ocultar la brutalidad de lo real e inmediato. La Agenda de Lisboa que debía convertir Europa en la economía más poderosa del mundo sigue sin cumplirse: y el declive de la competitividad confirma el retroceso relativo de Europa en la nueva geografía de la influencia mundial.
Ramon says
El gran problema de la UE, una organizacion que, no lo olvidemos, nacio como algo estrictamente economico (Organizacion Europea del Carbon y del Acero se llamaba) es que, tras la caida del Muro y la fundacion de la OMC/WTO, perdio su principal razon de ser, la constitucion de un area europea de libre comercio, algo que ya no tiene sentido cuando el libre comercio tiende a ser mundial. Nadie necesita ser miembro de la UE para vender en,´por ejemplo, Alemania o España. Basta con ser miembro de la OMC, que ademas permite vender en todo el mundo.
Muerto su principal «leit motif», la UE intento convertirse en un ente politico, pero eso nunca ha pasado de ser un proyecto de una burocracia que trata de eternizarse autootorgandose una nueva funcion. Pero a la hora de la verdad, cada estado miembro se atiene a sus intereses y estos no son los de la burocracia bruselense. Asi Alemania no tiene ningun inconveniente en «bypassar» Polonia con su oleoducto submarino, en busca de una relacion directa con Rusia, que es el sueño eterno de todas las Alemanias, mientras VW se concentra en la checa Skoda, como en los viejos tiempos, y se olvida de SEAT, que ya no aparece en la prensa (ver el FT de esta semana) ni como marca de Volkswagen. Por la misma falta de intereses y, aun mas, de referentes comunes, cada quien tiro por su lado cuando lo de Irak, y la UE se dividio en «vieja» y «nueva».
En estas condiciones no es extraño que, a pesar de los esfuerzos de Solana, no sea posible una politica exterior comun. Ni una politica de defensa comun, ni … practicamente nada en comun mas alla de las cosas de comer (la economia) y poco mas. Lo cual es solo una realidad, pero no tiene porque ser una tragedia, pues la union ortopedica no es necesariamente un bien absoluto.
Paradogicamente, la economia no anda tan mal como el articulo sugiere. El pasado año 2005, la UE, no los USA o China, fue, segun el FT, la «region» del mundo que recibio mas inversion extranjera, y Alemania es el primer exportador mundial, por encima de los USA. Parece que, una vez mas, los rumores sobre la muerte de Europa son notablemente infundados, al menos si hablamos de economia. De otras cosas mejor no hablar, aunque solo sea porque hay poco que decir.