Nuestra fe en los sondeos de opinión coincide con otras formas de politeísmo.
Los adoradores de Zeus, en Grecia, han visto reconocido su derecho a creer y celebrar algunas ceremonias en sus templos. Como los druidas ingleses, que ya celebran sus ceremonias en Stonehenge y los creyentes daneses en Thor: estos últimos incluso tienen derecho a oficiar bodas, bautizos y funerales.
En un ataque de corporatismo, la Asociación griega de clérigos ortodoxos denuncia a “un puñado de miserables resucitadores de una degenerada religión muerta”.
Recuerdo a San Pablo en su primera visita a Atenas. Sin embargo, el Logos alejandrino tenía un encanto que no termino de encontrar ni en los sondeos ni en el bingo. Ni siquiera en Zeus, filmado o no en Cinecittà o Hollywood.
- BBC, 21 enero 2007. Zeus adorado nuevamente en Atenas.
«A man who won¹t believe in God will believe in anything», ‘el hombre que no crea en dios creerá en cualquier cosa’ (G.K. Chesterton)
http://www.chesterton.org/qmeister2/any-everything.htm
Uauuuuuuuuuuuuuuu, Joaquín,
Que cosa tan finaaaaaaaaaa…
Q.-
Mi fe en los sondeos es poca, mi fe en sus intérpretes es la misma que tengo en Zeus, ninguna. No obstante, bingo y sondeos comparten un núcleo fundamental, el azar. Y el intento de domesticarlo con la sola fuerza del logos es una historia en la que encuentro bastante encanto.
Hummmmmmm, Eduardo,
Sin entrar en el debate teológico, yo tendría tendencia a considerar el Logos como una materia espiritual (MAsín Palacios dixit) que une todas las cosas visibles e invisibles, creadas y por crear… manera de ver que algo debe a Filón de Alejandría, claro,
Q.-
PS. La intervención en los sondeos y el bingo la tengo ya como cosa del Demonio: el que siempre niega y miente. En ocasiones, los periodistas escriben con mano endemoniada.
El gran Antonio Mairena definía el flamenco como «la razón incorpórea». Ahora, qué sea eso de la ‘razón incorpórea’ es asunto muy debatido y aún no esclarecido. Podemos organizar un congreso mundial sobre el tema.
Pero bajo el nombre de Dios, el hombre ha puesto su fe en cada cosa… No me parece tan alejada la estadística de la religión, en lo que tienen de esfuerzo por dar cuenta de lo inconmensurable.
Pero, lo inconmensurable, ¿es una propiedad de la naturaleza o una manifestación del deficiente desarrollo de la ciencia?
Joaquín, Gregorio,
1.- Según MAPalacios, el concepto de materia espiritual llegó a Almería hacia el 800/900 llegado de Alejandría.
2.- Yo me quedo con los budistas y Spinoza que consideran sagrada Toda la creación, visible, invisible, creada y por crear.
Q.-
Fijaros qué bien insinuada la deriva teológica en la evidencia de esta cita de Borges:
«La democracia, ese curioso abuso de la estadística».
Lola
Lola,
Qué maravilla de precisión, teología ¿negativa? ¿budista?, e ironía…
Q.
Vayamos por partes:
Tal vez la religión, que es cosa que me queda bien lejos, sí pretenda dar cuenta de lo inconmensurable. La estadística, por el contrario, da cuenta de lo mensurable. No hay estadística sobre lo que no se puede medir (bueno, en realidad sí la hay, como esos estudios sociológicos que miden la «satisfacción en el trabajo» y cosas parecidas).
Suele decirse que la estadístíca se ha vuelto hoy en día religión, pero no acabo de ver yo prueba alguna de ello. A la vista de lo asentado que está su descrédito y lo que se aplaude descreer de ella en público y con orgullo más bien me parece lo contrario.
Me asombra, de todos modos, que tales desprecios, profundamente arraigados en una ignorancia que cabe calificar, como decía Bioy (aquel playboy, o mejor playbioy), de enciclopédica provengan a veces de quienes lamentan la burricie y falta de discernimiento ajenos. Aunque nunca la crítica llega al extremo de dudar de los ensayos clínicos que sustentan el uso de los medicamentos que tomamos, o de los ensayos sobre resistencia de materiales que ofrecen garantías de que no se partiran las alas de los aviones en que volamos (ambos estudios pero que muy estadísticos).
Haber descubierto que el azar está sometido a leyes es una de las grandes hazañas del hombre que no suele valorarse en lo que merece. La relación entre ello y la idea de razón es cosa que excede un modesto comentario bloqueril.
Cierto es que la medición de las cosas humanas es harto problemática. Jesús Ibáñez solía decir que la primera medida es la palabra. El simple acto de ponerle nombre a las cosas no es inocente. Tampoco lo es sumar opiniones, que sí son, por definción, inconmensurables amén de volubles (el mayor grado de «satisfacción en el trabajo» detectado en francia tuvo lugar en los meses previos a mayo de 1968).
Más que de los sondeos descreo de sus exégetas, que les piden lo que no pueden dar, que leen en ellos lo que sus intereses les dictan. Ayuda mucho tener los pies en el suelo para manejarse con estas cosas. Descreo de quienes los encargan en busca de resultados concretos (algo habitual cuando tienen contenido político). Descreo de quienes los diseñan a la medida del cliente. Descreo de quienes creen que sustituyen a la realidad (y aquí cabe contar a cualquier político). Por descreer descreo de quienes los venden (y yo fui uno de ellos).
Casi todos están mal hechos, pero de todos se puede extraer información útil si se dispone de dos dedos de frente.
Y sobre la boutade de Borges poco hay que decir. Ni siquera que es una estupidez, porque es cosa al alcance de cualquiera. En deferencia a Lola y al maestro anfitrión de estas páginas señalaré, de todas formas, que creo evidente que Borges ignoraba qué es la estadística y despreciaba el fundamento formal del concepto de democracia. No sé lo que quiso decir, más allá de una gracieta provocadora entre tantas. Pero estoy convencido de que es mucho más apropiadamente borgiano o borgesiano hablar de abuso de la democracia que de abuso de la estadística.
P.S. Que el bingo es un invento del maligno es algo acreditado por los más prestigiosos teoólogos y está fuera de toda discusión.
Eduardo,
Sospecho que merezco / merecemos tu severa corrección. En este y otros casos, el uso y abuso de la palabreja (estadística / estadísticas) pudiera reposar (en mi caso) en una ignorancia profunda. Lo que comporta, hélas, una penosa imprecisión, no solo poética y metafórica. Sorry. Nobody is perfect,
Q.
Nada más lejos de mi intención que aparentar severidad. Vaya esta antigualla aquí con la sana intención de rebajar mi «tono».
http://eduardoallende.blogspot.com/2005/07/nueve-de-cada-diez-dentistas-son.html
Eduardo: no sé què pretendía Borges. A mi, me parece efectivamente una boutade graciosa. Déjame ser frívola: Mi reino por una ironía.
Qué curioso, mi marido se dedica a tu ejemplo de «análisis de materiales», y seguro que te daría la razón, porque, de hecho, la debes tener.
Lola