Conozco a Jean-François Daguzan (1) desde hace muchos años, y lo considero uno de los mejores especialistas europeos en seguridad, defensa y amenazas terroristas. Sin entrar en el debate cultural de fondo, hablo con él de tales amenazas.
● «El ejercicio pleno de las libertades cívicas en el País Vasco exige el fin incondicional de la amenaza terrorista«.
● «Es imprescindible que todas las familias nacionalistas vascas exijan el desarme incondicional de ETA«.
El último atentado de ETA ha vuelto a recordar la vigencia de la amenaza terrorista, en España. A escala europea, ¿cuál es el alcance exacto de las distintas amenazas terroristas?
La amenaza de ETA es palmaria, espectacular. Forma parte de un arco iris de amenazas paralelas. Y países como España, Francia, Italia o Inglaterra están en primera línea. A escala continental, es una evidencia la amenaza islamista islámica. Al Qaida es una realidad global. Y sus amenazas sobre Europa son bien reales, aunque no han crecido ni han disminuido. Están ahí. No olvidemos los grandes atentados de Madrid y Londres, todavía recientes, en definitiva. Hace unos días, el desmantelamiento de grupos islamistas radicales en Alemania e Italia recordaba a quien pudiera olvidarlo la evidencia de la amenaza.
AMENAZAS EN EL MAGREB
También se han producido detenciones en Tetuán. ¿Cuál es la importancia de la amenaza terrorista en el norte de África y el Mediterráneo occidental?
El gobierno militar argelino ha combatido con energía el antiguo Grupo islámico argelino (GIA) y el más reciente Grupo salafista para la prédica y el combate (GSPC). Pero sabemos con bastante precisión que el GSPC ha traslado su amenaza a Europa, desde hace un año o año y medio. Según los especialistas argelinos en estas cuestiones, las relaciones entre Ben Laden, Al Qaida y los terrorismos islámicos norte africanos datan cuando menos de 1998, aproximadamente. Hace aproximadamente un año se hizo pública la nueva relación estratégica entre Al Qaida y el GSPC. Se trata de una amenaza altamente significativa para toda Europa, evidentemente.
¿Cuáles son los riesgos reales de desestabilización política en el Norte de África?
Los gobiernos actuales, en todo el Magreb, controlan sus países digamos que con una mano vigorosa y autoritaria. En Argelia, el problema terrorista interno quizá ha disminuido, tras diez años de guerra civil, atroz. Por el contrario, en países como Marruecos y Argelia, el terrorismo interno, con riesgos desestabilizantes, está a la orden del día. En Marruecos, una parte del islamismo político parece haber entrado en el juego político democrático. Sin embargo, a través de los atentados de Casablanca, y el desmantelamiento de células islamistas que se habían incrustado en la policía y el ejército, sabemos que el radicalismo se encuentra en una fase de progresión constante, con riesgos evidentes para los países vecinos, como Argelia y España, por supuesto. En cuanto a Túnez, que se suele presentar como el país más seguro, más autoritario, también, los últimos enfrentamientos armados, de hace unos días, ponen de manifiesto una inquietante escalada del islamismo radical. A nadie se le oculta que el GSPC es muy posible que esté detrás de tales enfrentamientos. El mismo GSPC está bien implantado en Europa.
CONSTRUCCIÓN DE EUSKALERRÍA
Si lo entiendo bien, España, Francia e Italia están en primera línea de amenaza del islamismo revolucionario. La seguridad euro mediterránea es indisociable de la inseguridad norte africana.
Por supuesto. Pero puede usted añadir el Reino Unido, donde también hay muchos argelinos. Se trata de una amenaza bien real, anterior y posterior a la guerra de Irak. El hecho de participar o no participar, ser favorable o estar contra la intervención americana en Irak no ha modificado en absoluto la realidad bien evidente de la amenaza. Las advertencias y amenazas de GSPC contra Francia son bien elocuentes, a ese respecto. La participación o no participación en la gran coalición americana no modificó nunca la realidad de la amenaza. Todo el mundo está amenazado de la misma manera. El riesgo es el mismo para todo el mundo.
En ese marco de amenazas globales, ¿cuáles son las características particulares del terrorismo de ETA?
De entrada, hay que recordar que ETA nace en el seno de la familia nacionalista vasca, cuyo patriarca fundacional, Sabino Arana Goiri, fue un vasco conservador de un racismo obsesivo, que echó los fundamentos de unos estatutos partidistas absolutamente racistas. Para algunos ultra nacionalistas vascos, la llegada de la democracia en España no fue nada bueno, porque quitó un pretexto para su lucha. De hecho, cuanto más evolucionaron los estatutos de autonomía hacia una situación casi federal, ETA continuó radicalizándose.
La construcción de Euskalerría pasa por la ruptura de las fronteras de dos Estados soberanos, Francia y España.
Efectivamente. No olvide usted que ETA nació a la sombra de los movimientos revolucionarios de los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuya primera aspiración era la liberación y la independencia, a través de la lucha armada. Se trataba de un proyecto digamos que clásico, desde hace un siglo, o más. Con unas señas de identidad más o menos comunes, por todas partes: defensa de proyectos culturales, a través de la fuerza armada, con el objetivo último de imponer los criterios propios a través de la violencia revolucionaria. En el caso del IRA irlandés aquel conflicto entró en una fase que todavía será larga y compleja, pero que ha evolucionado hacia la paz, con algunas derivas mafiosas. Algunas de las organizaciones que han sustituido el antiguo IRA han tomado formas mafiosas. Comenzamos a comprobar que los supervivientes del IRA son grupúsculos con características mafiosas, que no vacilan en el recurso en el atraco a mano armada o el tráfico de drogas, con el fin de sobrevivir y prolongar su lucha, sin fin.
DERIVA ESQUIZOFRÉNICA
¿Le parece posible una deriva mafiosa de ETA?
Es una cuestión que hay que estudiar en detalle, que me parece muy probable. Negándose a aceptar la vida democrática, en España y el País vasco francés, ETA se radicaliza, al mismo tiempo que se margina ella sola de la vida política. Michel Wievorka fue uno de los primeros en subrayar la paradoja cada día más evidente: ETA se radicaliza de manera ciega, atroz, asesina, al ritmo de las transferencias de competencias, al mismo ritmo que decrece la importancia del movimiento obrero. Más y mejor funciona la democracia y las instituciones, y más exige ETA con acciones criminales llamadas a preservar intactos sus mitos fundacionales. Más y más se han consolidado las libertades, las transferencias y los poderes autonómicos, y más se radicaliza ETA, a la punta de un terrorismo nacionalista revolucionario.
¿A dónde conduce tal movimiento?
Hacia la esquizofrenia, hacia las derivas mafiosas. ETA no tiene ninguna razón para seguir su lucha. Pero sus dirigentes han entrado en una lógica de soledad, aislamiento, locura. A mi modo de ver, ese camino hacia ninguna parte debiera aislar a ETA de su antigua base social. La sociedad vasca no puede desentenderse indefinidamente de esa deriva esquizofrénica. Ni siquiera los nacionalistas más o menos moderados. Caminan hacia la marginación. Y la violencia por la violencia, el crimen por el crimen, corre el riesgo de ser la única justificación última de su existencia.
Esa deriva esquizofrénica, ¿no pudiera enmascararse tras la retórica de una parte significativa cuando menos del nacionalismo radical y menos radical, que comparte en buena medida algunos de los objetivos últimos del ideario teórico de ETA?
Sin duda. Pero, la gran mayoría de las familias del nacionalismo vasco tomaron en su día la vía de la legalidad, la vía democrática de expresión y defensa de sus ideas. Aunque sea cierto que los partidos legales y legalistas tienen dificultades para abandonar el tronco común del que nacieron todos. El núcleo central que asumió la herencia de Sabino Arana, que tenía una visión muy racial, étnica, si no abiertamente racista del País Vasco. En ese terreno, los vascos nacionalistas y demócratas todavía tienen que hacer un gran esfuerzo: aceptar que es imprescindible abandonar lo que ellos llaman la “lucha armada”, para integrarse definitivamente en la vida democrática, de manera plena e incondicional, respetuosa de las diferencias que pueden haber entre vascos de distintas convicciones no nacionalistas. Algunas organizaciones y personalidades del País Vasco no han integrado todavía tales presupuestos indispensables en su lógica política, hipotecada a la violencia terrorista.
FIN INCONDICIONAL DE LA VIOLENCIA
Al mismo tiempo, tal análisis comporta algo trágico. Los moderados defienden la legalidad democrática. Y los radicales apoyan la violencia. Pero, de alguna manera, inconfesablemente, algunos moderados esperan o han podido esperar beneficiarse del avance de su causa, cuando los radicales “pesan” o “presionan” a través de la violencia y el crimen. Se trata de un “modelo” que, con matices, ha “funcionado” a lo largo de las últimas décadas.
Como dudarlo… en verdad, tal juego táctico continúa pesando de manera inquietante. Para muchos nacionalistas, la amenaza bien real de la violencia es un argumento de discusión política. Es ahí donde la vía democrática continúa inconclusa en el País Vasco: el ejercicio pleno de las libertades cívicas exige el fin incondicional de la amenaza terrorista; no se puede ser libre, cuando alguien te pone en la sien la amenaza de una pistola. Es imprescindible que todas las familias nacionalistas vascas exijan el desarme incondicional de ETA. Es capital que PNV y EA reclamen de manera solemne el desarme y el fin incondicional de ETA. La democracia debe ser la misma para todos, nacionalistas y no nacionalistas, por supuesto. En Francia, en Córcega, a otro nivel, se plantea siempre el mismo problema: las organizaciones nacionalistas no denuncian de manera definitiva el comportamiento de los grupúsculos violentos.
¿Qué hacer?
Yo creo en la virtud de la libertad, la democracia y los procesos democráticos. Indisociables del Estado de derecho. Ya se vio en tiempos del GAL lo que podía dar de sí una guerra sucia. En Francia, durante la guerra de Argelia, el estado de excepción tampoco dio mejor resultado. Las armas del Estado son las tradicionales: el derecho, la justicia, la policía, el respeto de las libertades. No se puede ceder en el terreno del derecho. Ni es posible hacer concesiones en el terreno de la justicia y las libertades. Si el gobierno Zapatero ha intentado negociar con ETA, ETA le ha demostrado, a través del absurdo, la esquizofrenia y la tragedia, que no es posible negociar con ETA. Es posible que Zapatero haya actuado de buena fe. La realidad más brutal le recuerda y nos recuerda que hay una parte que desea negociar y otra parte que no desea negociar y se refugia en la mentira, la locura, el crimen. ETA siempre está presta a coger sus pistolas y sus bombas, para seguir hacia delante hacia ninguna parte. El Estado debe defender y reafirmar sus principios. El Estado español lleva treinta años demostrando que su camino, el camino de la libertad, el derecho, la justicia, es el buen camino. Debe seguir por esa senda, la suya. Son los asesinos quienes deben rendir sus armas, las armas que manchan de sangre sus manos.
(1) JFD. Profesor de la Universidad de París, investigador en la Fondation pour la Recherche Stratégique (FRS), ha trabajado en Oxford y como consejero de sucesivos ministros de la defensa, en el Institut des Hautes Etudes de la Défense Nationale (IHEDN). Autor de una veintena de ensayos de referencia, acaba de publicar un libro de indispensable, Terrorisme (s) (Ed. del Centro National des Recherches Scientifiques, CNRS).
Este análisis, que parece lúcido, sin duda, pone en entredicho la intención de una parte del electorado, que prefiere votar por razones personales y sentimentales a un partido que aboga por el diálogo. ¿Qué hacer entonces?
Luis,
Recuerdo Aron, hablando de Giscard: «No ha comprendido que la historia es una tragedia. Y siempre acaba mal».
Q.