Deambulando por nuestro barrio, nos dejamos caer por la galería de Martine Gossieaux, que presenta los Portraits de mes amis de Philippe Caubet, ilustrados por Sempé. Y descubro encantado en esa exposición el original cuya copia yo tengo en mi colección de portadas del New Yorker, de fecha 30 de septiembre de 1993. Una pequeña maravilla:
¿Me atreveré a decir que, para mí, Sempé es uno de los más grandes artistas franceses vivos?
El suyo, es un talento indisociable de la gracia, en la versión laica de la acepción décimo tercera del dico. de la RAE: “favor [concedido] al hombre para ponerlo en el camino de la salvación”. Sempé todo lo toca y lo salva con su gracia. Y nos habla de seres humanos perdidos en la gran ciudad, iluminada con las lucecitas de sus corazones y almas solitarias, en pena:
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